En el arte del siglo XVIII
convivieron dos mundos que se enfrentaron en diferentes ámbitos a
lo largo de toda la centuria. Frente al Rococó, aristocrático,
estético y algo superficial, se terminó por imponer el
Neoclásicismo, un estilo más racional y equilibrado, que venía a
celebrar el triunfo de las revoluciones burguesas. El Barroco se
termina transformando en Rococó, que será sustituido por una nueva
vuelta al Clasicismo de la Antigüedad grecorromana.
Los mundos desaparecidos de Maël Ollivier-Henry
Hace 6 horas
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