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miércoles, 30 de enero de 2013

MUGILONES

Los mugilones eran un pueblo germano, del que únicamente he encontrado una reseña de su nombre, en Estrabón. Estos mugilones, junto a otras tribus, como los zumos, los gutones o los lugios, se pusieron bajo las órdenes de Marobodo. 

"Marobodo [...] volvió para hacerse con el poder, ganándose, además de los que he citado, a los lugios, un pueblo importante, y a zumos, gutones, mugilones, sidones y otro importante pueblo suevo, los semnones"
Estrabón VII 1, 3

El no haber encontrado ninguna otra referencia, será debido, a que a partir de este momento, los mugilones serían absorbidos por la gran tribu marcomana, desapareciendo su nombre sin dejar rastro. 

lunes, 14 de enero de 2013

LOS BOIOS, BOLONIA Y BOHEMIA.


Los boios, una de las tribus galoceltas de mayor movilidad, parece ser que dieron nombre tanto a la ciudad italiana de Bolonia, como a la región de centroeuropa conocida como Bohemia.  
Praga duerme tranquila a orillas del Vlatava
Procedentes de la Galia Cisalpina, diferentes grupos de boios comenzaron una diáspora por las tierras adyacentes. Algunos contingentes de boios, acompañados de los senones, atravesaron los Alpes,  penetrando en Italia, se precipitaron hacia el valle del Po y arrebataron a los etruscos las ciudad de Felsina. Felsina se convirtió en capital de los boios y cambió su nombre por el de Bononia, que posteriormente se convertiría en Bolonia. 
el rincón más bonito de Bolonia, la Piazza Maggiore y la Piazza dei Neptuno
Otras bandas de boios siguieron un itenerario diferente alcanzando Centroeuropa. Las tierras en las que se asentaron recibieron el nombre de Bohemia, una de las tres regiones históricas de la  República Checa, que al parecer significa "morada de los boios". Hacia el siglo I d.C. fueron expulsados de Bohemia por los marconamos de Marboduo. 

Espectacular imagen de Praga, la hermosa capital de Bohemia.
Uno de los principales núcleos de poblamiento boio en Bohemia, situado al sur de Praga, fue el oppida de Závist.





miércoles, 31 de octubre de 2012

MARBODUO


Maroboduo (c. 18 a.C. - 37 d.C.), rey de los marcomanos, fue uno de los primeros gobernantes germanos en crear un poderoso, y por momentos estable, estado allende de sus territorios originales.

Nacido en una familia de nobles marcomanos, pasó su juventud en Italia, durante el imperio de Augusto, pero hacia el 9 a.C. regresó a su tierra natal y se puso al frente de su pueblo.

“Ciertamente, había estado allí de joven gozando del favor de Augusto; pero volvió para hacerse con el poder.”
Estrabón. VII. 1,3.

Las legiones romanas amenazaban las cuencas del Rin y el Danubio, su avance parecía imparable, no quedarían pueblos libres por estas tierras. En este contexto de invasión, Druso encontró a los marcomanos y a los hermunduros junto al Main, los derrotó (año 9 a.C.) obligándoles a desplazarse hacia el este.

Marboduo guió a los marcomanos, y contingentes de otras tribus germanas, a unas tierras resguardadas por el Danubio, la Selva Hercinia y los Alpes, nos referimos a la actual Bohemia. Tras expulsar de Bohemia a los boios, que estaban asentados aquí desde el siglo V a.C. y que dieron el nombre a la región, estableció un estado fuerte. Los boios que quedaron en la zona quedaron absorvidos e integrados por los marcomanos invasores.

“En este lugar se encuentra la Selva Hercinia y los pueblos suevos, los cuales habitan en el interior del bosque, como los cuados; y en cuyo territorio se localiza además Boihemo, sede real de Marobodo; un lugar hacia el que dicho rey trasladó a muchas otras gentes y, en particular, a su propio pueblo, los marcomanos”.
Estrabón VII. 1,3.

Augusto planteó destruir el nuevo estado marcomano que estaba convirtiéndose en un serio peligro para los intereses de Roma en el Corazón de Europa, las tropas romanas llegaron hasta el Albia, actual Elba, y de esta forma, Bohemia quedaba rodeada.

En el año 6 d.C. Tiberio tenía todo preparado para asaltar el estado marcomano. Marboduo llevaba años entrenando a sus tropas para el decisivo enfrentamiento, contando con unos 75.000 guerreros. Pero cuando las legiones romanas estaban prestas para acometer la invasión, estalló una rebelión en la retaguardia, en Iliria, Panonia y Dalmacia, dirigidas por el caudillo Batón. Tiberio hubo de detener la ofensiva para sofocar la revuelta. Además firmó una tregua con Marboduo, reconociéndolo como rey y aliado de Roma. Que Roma te reconozca como amigo es preludio casi seguro de traición, tal y como hicieron con el lusitano Viriato.

En otro orden de cosas, el año 9 d.C. tuvo lugar el desastre de Teotoburgo, y el querusco Arminio, con la idea de atraerse para su causa a Marboduo, le envió la cabeza de Varo. El rey marcomano entregó la cabeza a los romanos, y permaneció neutral en la guerra de venganza que siguió.

La rivalidad con Arminio aumentó, pero para Roma, Marboduo seguía siendo un escollo que frenaba su política expansiva. Ante esta tesitura, desde la Ciudad Eterna se promovió la disención interna dentro del reino marcomano. Catualda, al parecer un noble exiliado por Marboduo, regresó y con el apoyo de otros nobles, a los que Marboduo había retirado sus privilegios, derrotaron al rey.

Marboduo huyó a Italia, pidió asilo, y vivió sus últimos días en Rávena, recluido por Tiberio.

“Maroboduo, por todos abandonado, no tuvo más remedio que apelar a la misericordia del César. […] Maroboduo, efectivamente, fue instalado en Rávena”
Tácito. Anales. II, 63.
 

martes, 30 de octubre de 2012

GERMANIA DE TÁCITO (XV)




41  Esta facción de los suevos se extiende hasta la parte más interior de Germania; más cerca de nosotros (sigamos ahora el curso del Danubio, como antes el del Rin) está la tribu de los hermunduros, fiel a los romanos; por esta razón, son los únicos de los germanos que mantienen relaciones comerciales, no sólo en la orilla, sino tierra adentro, en la más espléndida colonia de la provincia de la Recia. Pasan la frontera por doquier y sin guardianes, y, mientras que a los demás pueblos les mostramos sólo las armas y los campamentos, a éstos les abrimos nuestras casas y fincas, porque no las ambicionan. Entre los hermunduros nace el Elba, río otrora famoso y conocido; hoy apenas se le menciona

42    Próximos a los hermunduros viven los naristos, y, a continuación, los marcomanos y cuados. La gloria y el potencial más importante pertenecen a los marcomanos, e incluso su mismo territorio lo conquistaron valientemente tras derrotar en un tiempo a los boyos. No desmerecen la raza los naristos y cuados. Y ésta es, por así decirlo, la fachada de la Germania en la zona que la bordea el Danubio. Los marcomanos han conservado hasta nuestra época reyes de su propia nación, noble linaje de Maroboduo y Tudro (ahora soportan monarcas extranjeros), pero la fuerza y el poder de sus reyes proviene de la autoridad de Roma; raras veces reciben nuestro apoyo militar, más frecuentemente de tipo económico, aunque no por ello son menos poderosos.

43      Hacia atrás, los marsignos, cotinos, osos y buros limitan a los marcomanos y cuados por su parte posterior. De éstos, los marsignos y buros recuerdan a los suevos por su lengua y costumbres; la lengua gala de los cotinos y la canónica de los osos demuestra que no son germanos; también el que estén sometidos a tributos. Los sármatas les imponen parte de tales tributos; parte, los cuados, como si fueran extranjeros; los cotinos, para mayor vergüenza, trabajan incluso minas de hierro. 

Todos estos pueblos se asentaron en algunas llanuras, pero sobre todo en desfiladeros y cimas de montañas. Una cadena de montes separa y divide Suevia, al otro lado de la cual viven muchos pueblos, entre los que el nombre de los ligios es el más extendido y comprende muchas tribus. Bastará nombrar a las más poderosas: harios, helvecones, manimos, helisios, naharvalos. En el territorio de los naharvalos es notorio un bosque perteneciente a una añeja religión. La preside un sacerdote con atavío femenino, pero, según una interpretación romana, recuerdan a los dioses Cástor y Pólux. Tal es la esencia de esta divinidad; su nombre, Alcis; ninguna imagen, ninguna huella de creencia extranjera; sin embargo, se les venera como a dos hermanos, como a dos jóvenes. 

Por lo demás, los harios, aparte de su fuerza, en la que superan a los pueblos citados, siendo feroces como son, favorecen su ferocidad con artimañas y aprovechando las ocasiones: con escudos negros y cuerpos untados, escogen noches muy oscuras para sus combates e infunden terror con el solo miedo que produce su aspecto de ejército espectral, sin que ningún enemigo soporte esa visión inusitada y como de otro mundo, pues en todas las batallas los primeros en ser vencidos son los ojos. 

Tras los ligios están los gotones; con régimen monárquico, con una sujeción algo mayor que la de los restantes pueblos germanos, aunque no tanto como para suprimir su libertad. A continuación, nos encontramos por la parte del Océano a los rugios y lemovios. Típicos de todos estos pueblos son los escudos redondos, las espadas cortas y la sumision a sus reyes.   
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