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jueves, 14 de diciembre de 2017

MATHIEU DE MONTMORENCY.



Condestable de Francia y uno de los guerreros más reputados de su tiempo. Participó en numerosas batallas durante la primera mitad del siglo XIII, incluyendo la conquista de Normandía y la cruzada cátara. En 1214 tuvo una destacada actuación en la batalla de Bouvines en el ejército de Felipe Augusto. Ese día las tropas francesas derrotaron a una coalición formada por el Sacro Imperio, huestes inglesas de Juan Sin Tierra, y los condados de Holanda y de Flandes. Según la leyenda, al final de la batalla, capturó doce estandartes imperiales.  

martes, 29 de noviembre de 2016

LLYWELYN EL GRANDE.



Gracias a una acertada combinación de acciones militares y diplomacia, Llywlyn , príncipe del Reino de Gwynedd, se convirtió en soberano de la mayor parte del territorio galés. Tras convertirse en señor de su reino se casó con Johana, hija ilegítima del rey inglés Juan Sin Tierra. Las relaciones con su suego siempre fueron complicadas y en 1215 se alió con los barones que obligaron al rey Juan a firmar la Carta Magna.  

jueves, 12 de febrero de 2015

SANCHO VII DE NAVARRA "EL FUERTE"



En una jornada inolvidable, en un día propicio para la hazaña, la suya pasó a la Historia y quedó enmarcada en el escudo de su patria. En el fragor de la batalla, el poderoso brazo de Sancho el Fuerte, de un certero mandoble rompió las cadenas que protegían al califa almohade Miramamolín, que contemplaba desde su tienda, como su ejército caía derrotado en las Navas de Tolosa.

Hijo de Sancho VI y de Sancha de Castilla, también Sancho VII tuvo serios problemas con su vecinos, Alfonso VIII de Castilla y Pedro II de Aragón, y con tal de solventarlos buscó el apoyo de los incómodos almohades. Se desplazó a Marruecos donde el inteligente Abu Yusuf Yaqub supo entretenerle y utilizarlo en sus propias guerras en suelo africano. La prensa rosa cuenta que la hija del emir marroquí se enamoró perdidamente del fornido rey navarro. Mientras tanto el rey castellano logró incorporar Álava y Guipuzcoa, sin que el navarro pudiese hacer nada.

Pero los caminos de la política, y más en tiempos convulsos como estos, son inescrutables, y poco después Alfonso y Sancho arreglaron todo con un buen apretón de manos y acordaron unas paces duraderas.


Y tanto confraternizaron el castellano y el navarro, que Sancho VII, conocido como "el Fuerte" por su imponente físico de más de dos metros, su fortaleza y determinación, acudió presto a la convocatoria de Alfonso VIII, para alcanzar merecida gloria en los campos jiennenses durante la trascendental batalla de las Navas de Tolosa (A pesar de lo que cuenta la leyenda, parece que existían cadenas en el escudo de los reyes navarros antes de este día) .

Además de con Alfonso de Castilla, Sancho hizo buenas migas con Juan Sin Tierra (cuñado de su hermana) y con Jaime I el Conquistador. Tanto aprecio y admiración sintió por el paladín aragonés, que no dudó en proponerlo como sucesor, habida cuenta de no engendrar un varón legítimo. Sus deseos no llegaron a cumplirse.



Una dolorosa enfermedad retiró a Sancho de los campos de batalla, buscando refugio y tranquilidad a orillas del Ebro, en la ciudad de Tudela, permaneciendo en ella hasta su muerte. Sin herederos fiables, fue su sobrino Teobaldo de Champaña - Teobaldo I el Trovador - el sucesor del rey fuerte, con él se aposentaba en Navarra una nueva dinastía y vinculaba durante muchos años su destino al de Francia.

Años después de su muerte, su cuerpo fue trasladado a Roncesvalles, un lugar dibujado con tientes legendarios, donde más de uno (y más de dos) han querido buscar (y tal vez hayan encontrado) los orígenes míticos del Reino de Navarra.

domingo, 1 de junio de 2014

WILLIAM THE MARSHAL, EL CABALLERO MÁS GRANDE.



William the Marshal, o Guillermo el Mariscal, fue un caballero anglonormando, considerado, en su época "el más grande caballero que jamás vivió". Sirvió a cuatro monarcas ingleses, Enrique II, Ricardo I Corazón de León, a su hermano Juan Sin Tierra, y a Enrique III. 



Como hijo menor de un noble menor William no tenía donde caerse muerto. Así que ni corto ni perezoso decidió cruzar el canal y pasar a Normandía, con la intención de hacerse un hombre y un nombre. En 1166 fue armado caballero durante una campaña en la Alta Normandía que había sido invadida por Flandes. En otra ocasión fue capturado en una emboscada, pero impresionó de tal manera de Leonor de Aquitania, que decidió liberarlo.

Bajo la protección y admiración de la reina, William se convirtió en el mejor competidor de justas de su época, su auténtica pasión, y descubrió, que bien podía ganarse la vida participando en torneos por toda Francia. Se trataba de duras competencias, mortales en numerosas ocasiones, pero que podía reportar botines, caballos y armaduras, y recompensas por los oponentes capturados. En su lecho de muerte el Mariscal recordaba haber vencido a más de quinientos caballeros durante su exitosa carrera.


Su relación con los monarcas se fue estrechando, se convirtió en un asiduo e íntimo de la corte, y Enrique y Leonor, lo eligieron como maestro de armas del hijo de ambos Enrique el Joven, que moriría prematuramente. William fue capitán de Enrique II, y durante el enfrentamiento entre éste y su hijo Ricardo, en una escaramuza el Mariscal descabalgó a Ricardo, aunque se limitó, simplemente , a matar a su caballo. Se cuenta que Guillermo el Mariscal fue el único hombre capaz de tirar del caballo a Ricardo I Corazón de León. 

A pesar de este lance, tras la muerte de Enrique, Ricardo aceptó a William en su corte, como consejero y alaido, decisión que también tomó su hermano Juan, y un tiempo después, Enrique III.

Por mediación del rey Enrique, William contrajo matrimonio con Isabel de Clare, obteniendo, además de propiedades en Inglaterra, Gales y Normandía, el título de Conde de Pembroke. 

La biografía de este caballero y señor feudal francés, bajo el título "Histoire de Guillaume le Maréchal", promovida por uno de los hijos de William, y cuyo autor, es un desconocido Jean, sirvió al medievalista  francés George Duby para escribir el libro "Guillermo el Mariscal". 

El 14 de mayo de 1219 moría el Gran Mariscal, y cumpliendo el voto realizado durante las Cruzadas, fue Ordenado Caballero en su lecho de muerte. Entre sus últimas disposiciones, entregar comida a los pobres que asistiesen a su cortejo fúnebre. Condes, nobles y pares vistieron sus mejores galas para tributar merecido homenaje al féretro de tan excelso caballero. Cuando estas noticias llegaron a Francia, Guillermo el Mariscal fue proclamado "el primer lugarteniente de Dios en la tierra y el mejor de los Caballeros". 


Las últimas palabras de un guerreo convencido, ante una batalla imposible de ganar fueron: "No puedo defenderme de la Muerte". El cuerpo sin vida de William fue sepultado en la Iglesia del Temple de Londres, donde aún podemos ver la efigie de su sepulcro reposando eternamente junto a uno de sus hijos. 
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