miércoles, 13 de marzo de 2013

ROMA


Muy breve historia del origen, desarrollo y caída del Imperio Romano, o ¿cómo una pequeña aldea del centro de la península italiana fue capaz de  crear un vasto imperio y una floreciente civilización que consiguió impregnar todas las tierras mediterráneas?.

1. Las Siete Colinas.
El 21 de Abril del 753 a.C., es la fecha tradicional de la fundación de Roma, vinculada a los episodios épicos y legendarios de Eneas, Rómulo y Remo.


En una de las orillas del Tíber, los latinos levantaron diversas aldeas en la zona conocida como las Siete Colinas; Quirinal, Viminal, Esquilino, Celio, Aventino, Capitolio y Palatino. De la unión y organización de estos núcleos poblacionales surgió la Ciudad de Roma. 

2. La Monarquía (753 - 509 a.C.)
   Durante los primeros siglos de vida, Roma era gobernada por un rey, que solía proceder de las familias más importantes de la ciudad. La lista de los reyes romanos la inicia Rómulo, y es continuada por Numa Pompilio, Tulio Hostilio y Anco Marcio.

A partir del siglo VI a.C., los vecinos etruscos, extenderán su dominio sobre Roma y situarán reyes en su trono, siendo el primero Tarquinio Prisco, que fue sucedido por Servio Tulio. No obstante, los romanos nunca aceptaron de buen grado el gobierno etrusco, y en el año 509 a.C. estalló una rebelión que derribó la monarquía e instauró una República. La mano de Lucio Junio Bruto, pasará a la historia por ser la que empuñó el arma regicida, que puso fin a la vida del tercer y último rey etrusco, Tarquinio el Soberbio.

3. La República (509 - 27 a.C.)
     Tras la muerte de Tarquinio el Soberbio, no se volvió a elegir a ningún rey, sino que se estableció un nuevo sistema político, la República. Para intentar evitar la concentración del poder, se crearon tres instituciones para gobernar la ciudad; el Senado, las Asambleas y las Magistraturas. 




A. El Senado. Formado de forma vitalicia por 300 miembros, vinculados a las más antiguas y poderosas familias de Roma. Establecía las leyes, dirigía la política exterior y sus decisiones se actaban sin discusión.

B. Asambleas. El Pueblo de Roma se reunía en distintas asambleas para celebrar comicios, mediante los cuales elegían a los magistrados.

C. Magistraturas. Se trata de los diferentes cargos del gobierno. Eran elegidos para desempeñar su función durante un año - excepto la censura que duraba cinco - y existía un itinerario fijo, que obligaba a seguir un orden de acceso a las diferentes magistraturas, es lo que se conoce como Cursus Honorum. 

Las magistraturas más importantes, clasificadas crecientemente son: Cuestura, Edilidad, Pretura y Consulado. Después de desempeñarlas todas, se podía acceder a la Censura. Además existía una magistratura extraordinaria que sólo se ejercía en tiempos complicados, nos referimos a la Dictadura.


El cuestor era el encargado del Tesoro Público y las arcas del ejército. El edil tenía funciones urbanas, como mantener el orden y distribuir alimentos. El pretor administraba justicia y además contaba con mando militar y podía gobernar en provincias menores o que ya estaban pacificadas. El cónsul era la magistratura más imporante. Se elegían dos cónsules anuales, que tenían derecho a veto. Eran los que dirigían el gobierno, presidían las reuniones del Senado y comandaban a las legiones en campaña. 




Cónsules y pretores se hacían acompañar de lictores, doce y seis respectivamente, que portaban las fasces, símbolos del poder e imperium. 

El censor se elegía cada cinco años y sólo podían acceder a él, aquellos políticos que hubiesen pasado por las magistraturas anteriores. Se encagaban de realizar el censo y revisar las listas de los ciudadanos y los senadores.

El Dictador sólo se nombraba en casos de extrema necesidad, tiempos de crisis, disturbios internos o de peligrosa amenaza extranjera. Durante seis meses uno de los cónsules acumulaba todos los poderes para intentar reestablecer el orden, pasados los cuales debía abandonar el cargo. 

3.1. Patricios y Plebeyos. 
La sociedad romana estaba conformada por patricios y plebeyos. Los patricios eran la élite, ricos, privilegiados y poderosos, miembros de las más importantes familias, que decían descender de los fundadores de la ciudad. Los plebeyos eran el resto de la poblacion, carentes de privilegios y participación política.

3.2. ¿La primera huelga de la Historia?
La situación de los plebeyos, alejados de cualquier tipo de participación en los órganos de gobierno de la ciudad, les llevó a protagonizar una serie de luchas y protestas. 

En una ocasión, estando la ciudad asediada por los ecuos y volscos, los plebeyos se retiraron al Monte Sacro, negándose a seguir trabajando y a formar parte del ejército. Ante la acuciante necesidad de hombres en el campo de batalla, los patricios cedieron ante las exigencias de los amotinados y se les empezó a conceder "ciertos privilegios". Algunos estudiosos han querido ver en este episodio, la primera huelga de la historia. Lo cierto es que, este acontecimiento marca el inicio de una serie de logros políticos, legales y sociales de los grupos menos favorecidos.

A partir del siglo V a.C., los plebeyos pudieron contar con un representante que defendiera sus intereses ante el Senado; el Tribuno de la plebe. Con el correr del tiempo, las diferencias entre patricios y plebeyos fueron cada vez menores, y ya en el siglo IV a.C., los plebeyos podían desempeñar magistraturas y pertenecer al Senado.

3.3. La Ley de las Doce Tablas 
Pero a pesar de estas importantes conquistas, la justicia seguía siendo administrada por los pontífices, basándose en la tradición y fórmulas que tan sólo ellos conocían, y sin que existiese ningún corpus de leyes escritas. Otra vez la plebe comenzó su lucha, exigiendo la redacción por escrito de un código para poder conocer sus derechos, y no ser engañados.

Los tribunos de la plebe consiguieron que el Senado encargara a una comisión formada por diez varones, los llamados decenviros, la fijación por escrito de un código de leyes; la famosa Ley de las XII Tablas.

La Ley de las XII Tablas significó la sustitución de un derecho sagrado y consuetudinario, por un derecho humano, que hacía más complicado el veredicto abusivo y arbitrario.



Durante el período republicano, Roma llevó a cabo sus más importantes conquistas territoriales, configurando, casi en su totalidad, su Imperio Mediterráneo. Estas conquistas se hicieron de forma paulatina a lo largo de cinco siglos.

4. Supremacía sobre el Lacio y sometimiento de los vecinos (509 - 350 a.C.) 
Estas primeras conquistas están salpicadas y adornadas con episodios legendarios. La mayoría con una base real, una interpretación mítica, literaria si se quiere, de acontecimientos ciertos.  

4.1. Guerra Latina (496 a.C.)
Roma era la cabeza de una liga formada por otras ciudades latinas. Los latinos quisieron acabar con este liderazgo y lanzaron una masivo ataque contra Roma. Cástor y Pólux, los dioscuros, combatieron junto a los romanos y obtuvieron una decisiva victoria en la batalla del lago Regilo.
 
4.2. Guerra contra los volscos (458 a.C.)
Coriolano, huído de Roma, se pasó al bando de los volscos, y al frente de un gran ejército puso sitio a su ciudad natal. Las súplicas de su madre y las lágrimas de su amada esposa, conmovieron a Coriolano que aceptó levantar el asedio y retirarse.
 
4.3. Guerra contra los ecuos.
Cincinato estaba tranquilamente arando sus tierras cuando fue requerido por el Senado. Una vez ante el Consejo, Cincinato acepta el nombramiento como Dictador y se dispone a derrotar a los amenazadores ecuos. Una vez cumplida su misión, abandona la política, se aleja de la ciudad y regresa a la quietud bucólica del campo.  

5. La Conquista de Italia.
     Durante los primeros siglos de vida de la República, Roma se dedicó a conquistar todos los territorios circundantes. Poco a poco consiguió dominar y organizar todo el territorio de la península italiana, a costa de someter a todos los pueblos que la habitaban; etruscos, volscos, ecuos, samnitas, griegos del sur. . .

5.1. Italia Central. Las guerras samnitas (343 - 290 a.C.) 




          Los samnitas eran un belicoso pueblo de Italia Central, que puso en más de un apuro a los romanos. En estos conflictos aún encontramos episodios legendarios, como la humillación de las Horcas Caudinas. Después de tres guerras contra ellos, Roma se anexionó Campania y Lucania, e iniciaba su avance hacia el sur y la costa adriática. 

5.2. Italia Meridional. El enfrentamiento con Pirro (282 - 272 a.C.) 
         La ciudad griega de Tarento, en larga enemistad con Roma, solicitó ayuda a Pirro, rey del Epiro. Pirro acudió presto a Italia con la decidida intención de expulsar a los romanos de la Magna Grecia. Aburrido y cansado tras varias victorias inútiles "o pírricas", el rey del Epiro pactó con Roma, abandonó Italia y dejó a Tarento a su suerte.



En poco tiempo Roma se apoderó de todas las ciudades griegas del sur de Italia, pero a partir de este momento, la potencia militar, la conquistadora Roma, sería conquistada por la Cultura de los Griegos. 

6. Las Guerras Púnicas y la Conquista del Mediterráneo Occidental.
    La rápida expansión de Roma, le llevó a chocar con la gran potencia del momento en el Mediterráneo Occidental, Cartago. Roma y Cartago se enfrentaron en un largo conflicto de más de cien años, buscando cada una la aniquilación total de su enemigo.

Primera Guerra Púnica. En este primer enfrentamiento, Roma dominaba las batallas terrestres y Cartago el mar. La situación cambió cuando Roma consiguió una flota más potente, lo que le otrogó la victoria y la imposición a Cartago de fuertes indemnizaciones de guerra.


Segunda Guerra Púnica. Fue quizás la más importante y estuvo protagonizada por el clan de los Barca; Amílcar, Asdrubal y Aníbal. Aníbal Barca invadió Italia, y fue derrotando a ejército tras ejército hasta llegar a las puertas de la misma Roma, pero una controvertida decisión, le llevó a seguir de largo hacia el sur y regalar a Roma la posibilidad de victoria. Publio Cornelio Escipión no desaprovechó la cortesía de Aníbal y varios años después le derrotó definitivamente en la batalla de Zama (Norte de África). Tras la victoria, Roma extendió su dominio y control del Mediterráneo, a costa de las colonias de Cartago.

Tercera Guerra Púnica. Realmente no existió tal guerra, únicamente un largo asedio por parte del ejército romano, que terminó con la destrucción de la otrora poderosa ciudad de Cartago.

Tras su victoria sobre Cartago, Roma quedó como única potencia en el Mediterráneo Occidental, ejerciendo su dominio efectivo en Córcega, Cerdeña, las dos Hispanias, Marsella, Mauritania y Numidia, y el posterior sometimiento de los galos de la costa (y la creación de la provincia Galia Narbonense.)

7. Conquista del Mediterráneo Oriental.
El Reino de Macedonia en Grecia Continental y Mitrídates VI, rey del Ponto, fueron los principales rivales que tuvo que superar Roma en su conquista del Mediterráneo Oriental. Egipto fue el único estado que resistió algunos años más (hasta la época de Octavio.)


7.1. Guerras contra Macedonia y sumisión de Grecia.
Las ciudades de Rodas y Pérgamo, enfrentadas a Macedonia pidieron auxilio a Roma. En la batalla de Cinoscéfalos Macedonia fue derrotada y tuvo que ceder a Roma su protectorado sobre Grecia. Años más tarde, Perseo intentó recuperar la gloria macedónica y volver a imponer su hegemonia sobre todos los griegos. Perseo fue derrotado en Pidna y el reino de Macedonia desapareció con él. 

Los romanos destruyeron Corinto, acabando con la resistencia griega y crearon la provincia de Macedonia-Acaya. 

7.2. Intervención en Siria
Roma puso pie en Asia por vez primera para ayudar a Rodas y Pérgamo en su guerra contra Siria. Con la ayuda romana, Rodas y Pérgamo aumentaron sus territorios a costa de Siria, y aunque Roma no se anexionó ningún territorio, ejerció su poder de forma efectiva sobre toda Anatolia. 

Atalo III, rey de Pérgamo, a su muerte, dejó como heredero al pueblo romano. En 133 a.C., el Senado lo convirtió en la provincia de Asia. 

7.3 Mitrídates VI del Ponto 
Mitrídates VI rey del Ponto, se sublevó contra Roma, presentándose como el auténtico defensor de la libertada griega. Después de tres guerras, a lo largo de veinte años, Pompeyo el Grande pudo derrotar, al fin, a Mitrídates, que se había convertido en un hueso muy duro de roer. Tras este sometimiento, el territorio entre la costa y el Éufrates quedó convertido en la provincia de Siria. 

8. Las Águila del Lazio.



El ejército de Roma, sus famosas legiones, fueron el principal instrumento de la expansión territorial durante la república y el más importante vehículo de transmisión de la cultura latina por todo el Orbe Mediterráneo. Fue el general Mario, el encargado de reformar la legión y convertirla en un auténtico ejército profesional. 

La clave del éxito de las legiones fue su organización y disciplina. Una legión estaba formada por unos 6.000 hombres, divididos en 60 centurias de 100 legionarios. Dos centurias formaban un manípulo y tres manípulos una cohorte. De este modo se creaban formaciones de combate muy flexibles y adaptables a las necesidades del momento. 


Al mando de cada legión estaba un legado, auxiliado por seis tribunos militares. La columna vertebral de la legión la formaban los sesenta centuriones, que mandaban cada una de las centurias. El ejército se completaba con las de caballería de 300 jinetes y cuerpos auxiliares de pueblos aliados, que solían luchar con su propias armas. 

Además de combatir el legionario romano era un eficiente albañil que construía vías, puentes y especialmente campamentos, que siempre seguía el mismo esquema. Algunos de estos campamentos se fueron estabilizando y se convirtieron en el germen de nuevas ciudades, como el caso de León. 




El problema de la tierra, el conflicto entre optimates y populares, y las Guerras Civiles socavaron la estabilidad de la República, y abrieron el camino para una nueva forma de poder unipersonal; el Imperio. 
 
9. El problema de la Tierra y los hermanos Graco. 
Tras la apurada victoria contra Cartago, surgió en Roma un nuevo tipo de desigualdad; la económica. La base de esta desigualdad económica estaba en el injusto reparto de las tierras conquistadas, el "ager publicus". El poderoso terrateniente pudo seguir comprando tierras y esclavos, mientras que el pobre labriego del Lazio, no pudiendo competir con los latifundistas, no tenía más remedio que vender sus pequeñas propiedades, aumentando de esta manera el insalvable abismo entre ricos y pobres. 

Roma, incapaz de resolver estos problemas, se convirtió en el escenario ideal para las disputas entre optimates y populares, que con el tiempo desembocaron en cruentas guerras civiles. 



Los optimates, latifundistas y esclavistas, pertenecían a la alta nobleza y llevaban una vida ociosa. Los populares, menos poderosos, pretendían una reforma agraria y militar, y buscaron el apoyo de las clases populares a través de los Tribunos de la Plebe. 

Dos magistrados, Tribunos de la Plebe, los hermanos Tiberio Sempronio Graco y Cayo Sempronio Graco, entre los años 133 y 123 a.C., pusieron en marcha una serie de reformas con la finalidad de atenuar la injusticia social. 



"Las fieras que merodean por Italia tienen un cubil propio; los que luchan y mueren por Italia solo tienen la luz y el aire que respiran. . . Los llaman amos del mundo y no son dueños ni de un palmo de tierra."
Tiberio Sempronio Graco

Por supuesto, la aristocracia se opuso a estas medidas y a los propios Graco, Tiberio fue asesinado, prefiriendo Cayo el suicidio.

10. Las Guerras Civiles y la crisis final de la República. 
En el siglo I a.C. comenzó una etapa de crisis y luchas intestinas, que pondrían punto y final al sistema republicano y alumbraría el nacimiento de un poder unipersonal, el Imperio.

"Una nueva generación se consume en luchas fratricidas y Roma, por sí sola, se derrumba bajo sus propias fuerzas; Roma, a la que no pudieron destruir ni sus vecinos marsos ni las etruscas huestes de Porsena, ni el poderío rival de Capua, ni el fiero Espartaco, ni los infieles Alóbroges con la revolución; Roma, a la que no domeñaron la fiera Germania con su juventud de ojos azules, ni Aníbal, odiado por nuestros padres. Nosotros, generación de sangre maldita, sí la perderemos y de nuevo las fieras ocuparán su solar."
Horacio
Épodos XVI, 1-10.

La primera guerra civil enfrentó a Mario, que procedía de una familia humilde, y Sila, que se formó militarmente bajo las órdenes de Mario, y que terminaría siendo el jefe del bando aristocrático. El conflicto finalizó con la muerte de Mario y Sila retirado de la vida política. 

Esta primera guerra civil no pudo estabilizar la situación política en Roma, el abismo, que separaba a populares y optimates, era cada vez más amplio y los militares siguieron aumentando su poder e influencia, y para repartirse las funciones se crearon alianzas entre hombres poderosos, los llamados triunviratos.


El primer triunvirato estaba formado por Pompeyo, Craso y Julio César. Tras una cruenta guerra civil, César se impuso a Pompeyo - Craso había muerto en batalla contra los partos en Oriente - y fue proclamado Dictador Vitalicio asumiendo todos los poderes. 

Algunos senadores contrarios a César, y nostálgicos de la República, encabezados por Casio y Bruto,  asesinaron a Julio César en el año 44 a.C.; los famosos "Idus de Marzo". Un Bruto puso fin a la Monarquía, y varios siglos después, otro Bruto, asestó la última puñalada a quien "pretendía proclamarse rey".

La desaparición de Julio César no trajo ni la paz ni el equilibrio, muy al contrario. Marco Antonio, general favorito de César, y su heredero, Octavio, exterminaron a todos los partícipes en el asesinato. 


Desaparecidos los senadores implicados en la traición, Marco Antonio, Octavio y Lépido, otro general de César, crearon el Segundo Triunvirato, repartiendo las zonas de influencia de cada uno. Como no podía ser de otra manera, estalló una nueva guerra civil, que finalizó con la victoria de Octavio. 

Tras derrotar a Marco Antonio, y su fiel aliada Cleopatra, Octavio regresó a Roma, estableció el control, y en el año 27 a.C., el Senado le concedió el título de Augusto y plenos poderes, de esta forma nacía el Imperio. 


11. El Imperio 

En el año 27 a.C. Octavio recibió el título de Augusto, el elegido de los dioses. Lo primero que hizo fue eliminar a sus enemigos y pacificar la situación lo mejor posible. 

En ese sentido, el emperador acumulaba todos los poderes: presidía el Senado, era comandante supremo de los ejércitos, dictaba las leyes, decidía los tributos y era el Pontífice Máximo, es decir, la más alta dignidad religosa. El Senado siguió existiendo, pero como mera comparsa, se limitaba a ratificar las decisiones del emperador. 

11.1. Dinastía Julio-Claudia (27 a.C. - 68 d.C)
Augusto, una vez en el poder, puso las bases para su sucesión, y de esta manera crear una auténtica dinastía. El elegido fue su hijastro Tiberio, al que seguirían Calígula, Claudio y Nerón, que cada uno con sus personales aportaciones (positivas y negativas) terminaron de configurar la imagen de emperador romano que ha llegado hasta nuestros días. 

11.2. Dinastía Flavia (69 - 96)
Tras la muerte de Nerón se sucedieron tres emperadores en menos de un año, hasta que Vespasiano se alzó por fin con el poder, inaugurando la dinastía Flavia, de la que formaron parte sus dos hijos Tito y Domiciano. 

11.3. Dinastía de los Antoninos (96 - 192) 
Domiciano fue asesinado por una conspiración senatorial, que nuevamente quería volver a los tiempos de la República, aunque finalmente optaron por entronizar a Nerva. El mayor acierto de Nerva fue, sin duda, la elección de su sucesor, el hispano Trajano, con el que Roma consiguió la máxima expansión territorial de su historia. 



Por occidente la frontera era el Océano Atlántico, llegando por Oriente hasta Mesopotamia. El desierto del Sahara marcó el límite por el sur, y el Rhin y el Danubio por el norte. 

A Trajano le sucedieron Adriano, nacido en Itálica cerca de Sevilla, Antonino Pío, Marco Aurelio y Cómodo.

11.4. Dinastía Severa (193 - 235)
Al extinguirse la dinastía de los antoninos, nuevamente hubo un período turbulento, que finalizó con Septimio Severo y la instauración de la dinastía que lleva su nombre. Su hijo, Caracalla, concedió la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del imperio. 

11.5 Anarquía militar y los emperadores ilirios.
Encuadrada en la crisis del siglo III, se produce una período de anarquía militar, en las que los emperadores apenas duran unos pocos meses en el cargo, y la mayoría mueren de forma violenta. Los emperadores ilirios, como Aureliano o Diocleciano, pues esta era su procedencia, con el imprescindible apoyo de las legiones, devolvieron cierta estabilidad a Roma en el último tercio del siglo III. 

12. Una sociedad desigual
     La población del imperio romano se dividía en dos grandes grupos; ciudadanos y no ciudadanos.

Los ciudadanos tenían la posibilidad de hacer carrera política, dedicarse al sacerdocio, contraer matrimonio y poseer propiedades. Los ciudadanos se diferenciaban según su riqueza.

Los no ciudadanos carecían de todos estos derechos, pero también había diferencias entre ellos. Podían ser libres o esclavos. Los esclavos eran propiedad de otra persona, y podían obtener la libertad su si amo lo consideraba oportuno. En este caso pasaban a ser libertos, un estatuto intermedio.  

La condición de ciudadano se fue extendiendo paulatinamente a lo largo y ancho del imperio, hasta que en el siglo III el emperador Caracalla promulgó un edicto concediendo la ciudadanía a todos los varones libres del imperio. 

12.1. La mujer romana.
    Las mujeres de Roma, independientemente de su riqueza u origen, nunca fueron consideradas ciudadanas, por lo que carecían de la mayoría de los derechos. Siempre estaban situadas bajo la autoridad de un varón, primero su padre, y más tarde su esposo. Si el padre fallecía pasaba a depender de un hermano o cualquier otro familiar varón. 

Tradicionalmente se reservaba a la mujer el papel de madre, no obstante podían tener propiedades, regentas negocios y participar en fiestas y espectáculos. 

13. La Economía.
Las actividades del sector primario eran la base de la economía romana. No obstante, el pragmatismo romano ayudó al desarrollo de la minería, la artesanía y el comercio.

Los frutos de la tierra eran fundamentales para la alimentación del pueblo, por ello, la agricultura era una actividad básica. En el campo romano podemos encontrar pequeñas propiedades, de campesinos libres, y grandes latifundios, fuente de riqueza de la aristocracia senatorial, trabajadas por esclavos y campesinos libres. Los productos de la famosa "triada mediterránea" - vid, olivo y trigo - eran los principales cultivos. 



Los artesanos realizaban su labor en las ciudades, en pequeños talleres, que contaban también con una pequeña tienda, en la que vendían sus productos.

Los eficientes ingenieros romanos consiguieron poner en explotación minas de oro, plata, hierro, cobre, estaño y mercurio en la mayor parte de las tierras conquistadas.

La existencia de una misma moneda en todo el ámbito imperial, y una extensa red de calzadas, carreteras y puertos, facilitaron el desarrollo del comerio. Las principales rutas comerciales conectaban los diferentes puntos del Imperio y además se extendía más allá de las tierras conocidas. 

14. Las Ciudades.



    El Imperio Romano era un mundo urbano, la mayor parte de la población o bien vivía en la ciudad, o estaba muy vinculada a ella, la ciudad era el núcleo que articulaba el territorio, y en ellas se desarrollaba la vida del Imperio. En época romana se fundaron muchas ciudades y otras muchas que ya existían, experimentaron un gran crecimiento en todos los sentidos. 

Roma era la capital del Imperio, la Ciudad Eterna, en la que confluyen todos los caminos. En el momento de mayor esplendor, llegó a contar con una población de un millón de habitantes. El resto de ciudades, a pesar de ser más pequeña, intentaban imitar tanto la estructura, como las formas de vida de la capital. 

Todas las ciudades, especialmente las de nueva planta, seguían casi siempre el mismo modelo. Tenían planta rectangular, con calles paralelas, en forma de tablero de ajedrez, el llamado trazado hipodámico.Todas las calles se organizaban alrededor de dos ejes principales, el cardo, que atravesaba la ciudad de Norte a Sur, y el decumanus, que iba de Este a Oeste. En el cruce entre ambos, o muy cerca, se situaba el Foro; el espacio en que tenía lugar la vida política, social y cultural. El Foro estaba porticado y adornado con estatuas de emperadores y otros romanos destacados e ilustres. 

Por otra parte, las ciudades romanas estaban bien equipadas con todo tipo de servicios; cloacas, acueductos, fuentes, teatros, termas, anfiteatros, circos, bares, tiendas, lupanares. . . . Cuantos más edificios de este tipo se construían, mayor era la entidad de la urbe.

15. La Arquitectura. Grandes ingenieros y nuevas técnicas de construcción.

Los romanos buscando el pragmatismo en todo, llegaron a convertirse en excelentes constructores. Sus arquitectos levantaron edificios que han llegado hasta nuestros días, gracias a que inventaron nuevas técnicas, como el cemento y el hormigón, y nuevos elementos constructivos como el arco y la bóveda. 

Las grandes obras de la arquitectura romana buscaban la monumentalidad y tenían siempre un sentido práctico, ya que buscaban satisfacer las necesidades de una creciente población. 

Las tipologías de los edificios romanos se basan en su funcionalidad:

  • Edificios religiosos, como templos o altares de sacrificios, dedicados a las divinidades, eran los lugares donde los sacerdotes realizaban los cultos religiosos.
  • Edificios políticos y económicos, situados en el centro neurálgico de la ciudad, destaba la curia, en la que se celebraban las reuniones del Senado, y la basílica, donde se impartía justicia y se realizaban los intercambios comerciales.
  • Edificios para el ocio, de gran magnitud para acoger a gran número de personas y diversos, para posibilitar la celebración de diferentes eventos. En los teatros se representaban comedias y tragedias, en el anfiteatro tenían lugar los sangrientos combates de gladiadores y en el circo se celebraban trepidantes carreras de cuádrigas.
  • Edificios para el cuidado del cuerpo; gimnasios y termas, donde se ejercitaba el cuerpo, se descansaba, pero también se cerraban negocios y se urdían complots.
  • Monumentos conmemorativos servían para rememorar y recordar hazañas importantes y grandes victorias militares, como los arcos del triunfo o las columnas. 
  • Obras públicas; gracias a las calzadas, puentes y acueductos la civilización romana se extendió por todo el orbe mediterráneo, y aún más allá. 
16. Las formas de vida.
     La vida cotidiana se desarrollaba en las ciudades, que concentraban a la mayor parte de la población y ofrecían múltiples posibilidades para la vida pública, la vida doméstica y el ocio. 



La mayoría de los romanos tenían una dieta muy sencilla, en la que normalmente no faltaba el pan, las verduras, la fruta y el pescado. Únicamente los más poderosos podían permitirse comer carne con frecuencia. Utilizaban aceite de oliva y su bebida favorita, y que los diferenciaba de los bárbaros, era el vino. 

También la vestimenta era muy sencilla, constaba básicamente de una túnica de manga corta hasta la rodilla, que se ajustaba utilizando un cinturón de cuero o cáñamo. Únicamente los ciudadanos romanos podían utilizar la toga, que se ponían sobre la túnica y se mantenía sin necesidad de broches.

Las mujeres utilizaban una especie de túnica más larga, que les llegaba hasta los pies, que se llamaba stola. 

Los romanos, además de conquistar otros territorios, vender todo lo vendible y discutir sobre política también nos legaron el gusto por la buena vida y los hábitos saludables, por eso, uno de los lugares más frecuentados por los ciudadanos fueron las termas y los gimnasios, y si la ocasión lo requerían asistían a obras de teatros y juegos de circo. 



17. Viviendas.
     En las urbes romanas podemos encontrar dos tipos de vivienda básicamente.



Las familias ricas residían en casas unifamiliares que llamanos domus, generalmente de una sola planta. Todas las habitaciones de la domus se organizaban alrededor de un patio central, a través del cual recibían la luz. Las habitaciones más importantes solían estar decoradas con mosaicos o pinturas.



La mayor parte de la población vivía en edificios de varios pisos, llamados ínsula, formados por pequeñas habitaciones casi sin ventanas. Normalmente el propietario alquilaba esas habitaciones a gente humilde. Los materiales de construcción, como la madera y el ladrillo, eran de mala calidad y frecuentemente eran pasto de las llamas. 

En el campo, alejado del mundanal ruido y la vertiginosa vida urbana, se edificaron las villas. Se trataba de grandes explotaciones agrícolas (como los cortijos de Andalucía), que pertenecían a ricos terratenientes. En la villa normalmente había una gran mansión, que servía de residencia al Patricio y su familia, y todas las dependencias necesarias para la explotación de la tierra; almacenes, establos, pozos, molinos, prensas, bodegas..... A partir de la crisis del siglo III, muchos grandeshombres, abandonaron las decadentes ciudades y se refugiaron en sus villas rurales.  

18. Manifestaciones artísticas: escultura, pintura y mosaico.

No sólo de arquitectura vivían los romanos, también es muy importante su legado en obras de artes plásticas. 

18.1. Escultura.
La mayoría de las esculturas se realizaban en bronce o sobre mármol y servína para adornar las plazas, los edificios destacados y las casas de las personas adineradas. 

Los romanos se dedicaron a copiar las esculturas realizadas siglos atrás por los griegos, por ese motivo, hoy conocemos, y podemos disfrutar de las obras griegas gracias a los plagios romanos. 

En el campo de la escultura, la novedad más importante que introdujeron los romanos fue el retrato. Bustos, rostros, cuerpos enteros, estatuas ecuestres, de gran realismo, que incluso reflejaban los defectos físicos de los retratados.

18.2. Pintura.
La función de la pintura era la de embellecer, con escenas religiosas o de la vida cotidiana, las paredes de los edificios.

18.3 Mosaicos.
Los romanos tomaron de los griegos la técnica del mosaico, y la desarrollaron y la mejoraron hasta conseguir convertirla en auténtica obra de arte. 



Infinidad de pequeñas piezas de colores llamadas teselas se disponían en paredes y suelos, para dar forma a hermosas escenas. Las teselas se incrustaban en una capa compuesta de varios materiales, como por ejemplo del cemento. 

La temática era muy variada; dibujos geométricos, vegetales, escenas de la vida cotidiana, temas mitológicos, animales, luchas 

19. La Religión Romana. 
Como en la mayor parte del mundo antiguo, la Religión ocupaba un lugar destacado en la vida cotidiana del romano, tanto del ciudadano de a pie, como de las altas esferas de poder.

Júpiter, Juno y Minerva, formaban la Triada Capitolina, y podemos considerarmos como las más importantes deidades del panteón romano. 



Otros dioses, asimilados del panteón helénico, como Marte, Apolo, Venus, Baco o Mercurio también desempeñaron un papel importante en las creencias romanas. El Templo fue el lugar elegido para realizar los ritos religiosos vinculados a estos dioses.

Además de los dioses "oficiales del estado", existían otras deidades a las que se veneraba en el propio hogar; los lares eran protectores del hogar, los penates aseguraban el abastecimiento de la casa y los manes eran los espíritus de los antepasados.

A medida que Roma se fue extendiendo por el Mediterráneo, también se fue apropiando de los dioses de los pueblos conquistados, como Isis, Mitra o Cibeles, que acabaron asimilados junto al resto de divinidades a las que se rendía culto  en Roma. 


20. La Crisis del siglo III
El siglo III trajo numerosos cambios, en todos los sentidos, el Imperio Romano entró en un período de crisis, de la que nunca más se recuperaría. Fue el inicio de una serie de transformaciones que darían lugar a un mundo diferente.

Se fueron produciendo, en distintos lugares del Imperio, revueltas sociales, tanto de militares como de campesinos, cundiendo la anarquía en algunas regiones.

Comienza un proceso de decadencia de la ciudad, muchas fueraon saqueadas y la población huyó masivamente al campo. Se colapsa el comercio y la base económica bascula de la ciudad al campo - a partir de ahora las villas centralizarán la actividad productiva totalmente. 

La otrora figura poderosa del emperador se va debilitando, algunos gobernaron unas pocas semanas, otros fueron asesinados y los que tuvieron más suerte, murieron valientemente en combate.

De esta debilidad, se aprovecharon los "bárbaros" que fueron traspasando el limes, unas veces en rápidas expediciones de rapiña, y otras veces de forma pacífica, asentándose en tierras imperiales con el beneplácito de Roma.   

21. La división del Imperio.



El emperador Diocleciano, fue el primero en tener clara la necesidad de dividir el Imperio en varias zonas de influencia, para llevar a cabo su plan, ideó la Tetrarquía. Este sistema de poder dividía el poder entre dos Augustos (uno en Oriente y otro en Occidente), que también compartían (y dividían) su por y territorios con dos césares. El sistema únicamente funcionó con Diocleciano, a su muerte, dejó de ser efectivo. 

Posteriormente Constantino trasladó definitivamente la capital a Constantinopla, y tras la muerte de Teodosio (395) el imperio quedó dividido entre sus dos hijos, Arcadio y Honorio, en Oriente y Occidente. 

22. La caída del Imperio Romano de Occidente.



La situación en occidente, hacia finales del siglo V era insostenible, Odoacro, un caudillo del pueblo germano de los hérulos depuso en 476 al emperador niño Rómulo Augusto, firmando de esta manera, el acta de defunción del Imperio Romano. 


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