jueves, 26 de marzo de 2020

ELEMENTOS QUÍMICOS DEL CUERPO HUMANO.




El cuerpo de una persona está formado por 26 elementos químicos distintos. De esos elementos cuatro de ellos suponen el 96% de la masa total del individuo. Somos un 65% Oxígeno, 18,5% Carbono, 9.5% Hidrógeno y 3.2% Nitrógeno. 22 elementos, en pequeñas dosis, completan el organismo.

Los denominados elementos minerales son Calcio (1,5%), Fósforo (1%), Potasio (0.4%), Azufre (0,3%), Sodio y Cloro (0,2% cada uno) y Iodo, Hierro y Magnesio (0.1% cada uno). El resto, que por su reducida proporción en el cuerpo, se denominan oligoelementos, apenas suponen el 0,1% de la masa total, no obstante son imprescindibles para la vida ya que su ausencia puede causar graves alteraciones y desequilibrios al organismo. Estos elementos son Aluminio, Boro, Cromo, Cobalto, Cobre, Estaño, Flúor, Manganeso, Molibdeno, Selenio, Silicio, Vanadio y Zinc. El Calcio es imprescindible en los huesos, el hierro es necesario para el transporte de Oxígeno en la sangre, sin Sodio y Potasio quedarían interrumpidas las transmisiones nerviosas y las contracciones musculares, el flúor es esencial para los dientes, el cobre para el cerebro y el hígado.

Oxígeno. El 65% del cuerpo humano es Oxígeno, en una persona de 70 kilogramos, 50 son de Oxígeno. Está presente en todas las células y en cualquier tipo de alimento, formando parte de glúcidos, lípidos, proteínas, vitaminas y ácidos nucleicos. El Oxígeno es responsable de la combustión de los nutrientes para obtención de energía y el organismo lo incorpora a través de la respiración pulmonar. Sin Oxígeno se paralizan todas las reacciones químicas de las células, por tanto, sobreviene la muerte. La privación parcial de este elemento produce una disminución de la actividad cerebral y de la capacidad de trabajo de los musculos. Sin embargo, el Oxígeno respirado en estado puro tiene efectos nocivos, pudiendo provocar la muerte si es inspirado durante más de 48 horas.

Carbono. El elemento de la vida constituye el 18% de la composición del cuerpo humano, es decir, 13 kilogramos de Carbono en 70 kilogramos de persona. Un elemento esencial para la vida por su facilidad para formar enlaces sencillos y estables con otros átomos, dio origen a una gran variedad de moléculas orgánicas. El Carbono es el eje central de las moléculas de la vida; glúcidos, lípidos, proteinas, vitaminas y ácidos nucleicos.

Hidrógeno. Este elemento representa el 10% del cuerpo humano. En una persona de 70 kilogramos, 10 kilogramos son de Hidrógeno. Es el elemento más sencillo (un protón, un electrón), el más abundante de todo el Universo y un constituyente fundamental de las moléculas orgánicas (glúcidos, lípidos, proteinas, ácidos nucleicos y vitaminas). Además desempeña un papel fundamental en la determinación del grado de acidez de los líquidos internos.

Nitrógeno. El Nitrógeno representa el 3% de la composición elemental del cuerpo humano. En términos absolutos 2 kilogramos en un cuerpo de 70. Junto a los elementos anteriores (O, C e H) es el elemento fundamental sobre el que se sustenta la vida. Forma parte de proteinas, ácidos nucleicos y algunas vitaminas, y lo podemos encontrar en las carnes, los huevos, derivados lácteos, frutos secos y pescados. A nivel del mar el organismo contiene casi 1 litro de Nitrógeno, una mitad disuelta en el agua y la otra mitad en las grasas. El Nitrógeno en exceso puede provocar algunos problemas: la degradación de proteinas y ácidos nucleicos generan, entre otros productos, ácido úrico y urea, el exceso del primero provoca gota, y el del segundo refleja mal funcionamiento del riñón. En los submarinistas el nitrógeno respirado de las bombonas de aire puede causar la conocida borrachera de las profundidades, similares a los efectos que produce el alcohol. Además, si se produce un ascenso rápido, el Nitrógeno disuelto en la sangre forma burbujas y origina el síndrome de descomprensión.

Calcio. En una persona de 70 kilogramos, 1,5 son de Calcio. Este elemento se encuentra en forma de sales de calcio en huesos y dientes, y también interviene en el funcionamiento del Sistema Nervioso, de la contracción muscular, la del músculo cardíaco y para la coagulación sanguinea. La presencia de vitamina D favorece la absorción de Calcio en el intestino. La deficiencia de Calcio debilita huesos y dientes. La carencia de vitamina D o la osteoporosis (descalficación de los huesos) son las causas más frecuentes de este déficit. Además la escasez de calcio puede provocar espasmos musculares. Los niveles altos de Calcio en los líquidos corporales inhiben la actividad del sistema nervioso y disminuye los reflejos, y las sales de calcio puede depositarse en los riñones y formar las dolorosas piedras. La dieta de un adulto debe contener entre 400 y 500 miligramos de Calcio diarios y lo podemos obtener de la leche y sus derivados y en menor proporción en cereales, legumbres, pescados, huevos, nueces y hortalizas. Debemos tener en cuenta, no obstante, que únicamente el 20 o 30% del calcio de los alimentos es absorbido, el resto se elimina con las heces.

Vanadio. El cuerpo humano contiene trazas de Vanadio en cantidades inferiores a 10 miligramos. En 1971 se descubrió su importancia para el organismo. Las investigaciones realizadas indican que es fundamental para el desarrollo del organismo, puesto que está relacionado con la mineralización de los dientes y con la formación de los huesos. Se encuentra en los cereales, mariscos e hígado.

Potasio. En un cuerpo de 70 kilogramos 150 gramos son de Potasio. El Potasio se encuetra disuelto en el interior de las células y junto con el Sodio y el Cloro determina el grado de hidratación del organismo y propociona las condiciones adecuadas para la transmisión de los impulsos nerviosos y la contracción muscular. La presión sanguínea alta y otros problemas cardiovasculares están relacionados con una baja ingesta de potasio asociada a un consumo demasiado alto en Sodio, presente en la Sal Común. Por otro lado, aunque los riñones se ocupan de mantener unos niveles de potasio constante, una enfermedad puede aumentar su concentración en sangre. Un exceso de potasio puede causar arritmias e incluso llegar a parar el corazón. Un adulto necesita 2 gramos de potasio diarios que obtiene del pan, patatas, cereales, frutas, hortalizas y leche.

Sodio. Un cuerpo de 70 kilogramos contiene unos 140 gramos de Sodio y es el principal elemento químico de los líquidos que rodean a las células y del plasma sanguineo. Determina el grado de hidratación del organismo junto al Potasio y el Cloro, y proporciona las condiciones adecuadas para la transmisión de impulsos nerviosos y contracción muscular. La concentración de Sodio en la sangre está regulada por procesos de filtración en el riñón, controlados, a su vez, por hormonas. El sodio se elimina fundamentalmente por la orina, y también por el sudor. En ambientes cálidos las transpiración eleva la pérdida de Sodio. Los niveles altos de sodio en sangre están relacionados con los aumentos de presión arterial o hipertensión, de ahí que se recomiende moderar el consumo de sal a las personas hipertensas. Con solo 500 miligramos se cubren las necesidades diarias de un adulto, sin embargo, las dietas normales aportan alrededor de 10 gramos, y esto es así por que se añade sodio a la mayoría de los alimentos, tanto en forma de sal como de glutamato sódico (para dar más sabor a los alimentos procesados).

Manganeso. Su presencia en el cuerpo humano se reduce a unos 100 miligramos. El Manganeso participa en los procesos de formación de la urea, producto de las descomposición de las proteinas, que se elimina a través de la orina. Está relacionado también con la formación de glóbulos rojos, con el crecimiento, la reproducción y la formación de los huesos. Las personas que trabajan en las minas pueden sufrir intoxicación por Manganeso, que ocasiona síntomas similares a los de la enfermedad de Parkinson, como temblores y pérdida de lucidez. Se encuenta sobre todo en el salvado de trigo y en las nueces.

Hierro. La cantidad de Hierro presente en el cuerpo es muy pequeña, 6 gramos, pero resulta esencial. Forma parte fundamental de la hemoglobina, la proteina encargada del transporte del oxígeno en los glóbulos rojos. También se encuentra en la mioglobina, que suministra oxígeno al músculo y en algunas enzimas encargadas de obtener energía de los nutrientes. La presencia de vitamina C favorece la absorción de hierro en el intestino. La carencia de Hierro provoca anemia: el organismo no puede producir hemoglobina y el cansancio físico se apodera del organismo. El hígado, riñón, carnes rojas, yema de huevo, legumbres y frutos secos son alimentos ricos en hierro.

Fósforo. Un cuerpo tiene aproximadamente 700 gramos de Fósforo y alrededor del 80% se encuentra en los huesos y los dientes, formando sales con el Calcio. Es también un constituyente fundamental de los ácidos nucleicos (como el ADN), de la molécula de ATP (Adenosintrifostato) encargada de almacenar energía y de otras sustancias imprescindibles para el funcionamiento del cerebro. En la sangre representa el sistema más importante de regulación del grado de acidez. Las mejores fuentes de fósforo son la leche, la carne, hígado y yemas de huevos.

Azufre. En una persona de 70 kilogramos, 200 gramos son azufre. El Azufre forma parte de la estructura de algunas proteinas, como las del músculo – influyendo en el proceso de contracción – la queratina del pelo y uñas, la insulina, o el colágeno de los tendones y matriz de los huesos. También en la composición de algunas vitaminas del complejo B. Se encuentra en la carne, huevos, pescados, productos lácteos y legumbres.

Iodo. La cantidad de Iodo en un cuerpo es ínfima, apenas 30 miligramos. De ese Iodo, la mayor parte se encuentra en la glándula tiroides, responsable de la producción de hormonas que intervienen en el crecimiento, mantenimiento de la temperatura corporal y actividad del sistema nervioso. El bocio es un anormal crecimiento de la glándula tiorides situada en el cuello que se produce cuando hay deficiencia de Iodo en la dieta. Los suelos de las zonas montañosas suelen ser pobres en Iodo, por lo que la aparición de bocio es frecuente entre sus habitantes, por ese motivo en Suiza se llegó a fabricar chocolate iodado. Pescados, mariscos y otros productos marinos son ricos en Iodo. Las hortalizas, dependiendo del suelo de cultivo, también contiene cantidades variables de Iodo. Para prevenir la deficiencia de Iodo en algunos lugares se comercializa sal iodada.


1 comentario:

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