jueves, 19 de marzo de 2020

ARISTARCO DE SAMOS.




Los griegos ya lo sabían es un viejo adagio que en innumerables ocasiones deja de ser un tópico para revelarse como una incuestionable verdad. Mil ochocientos años antes que Copérnico, Aristarco de Samos ya propuso un sistema heliocéntrico para el Sistema Solar. Aristarco, nacido en Samos, fue uno de los últimos representantes de la escuela científica jonia (Asia Menor) y es que en su época, el centro cultural e intelectual del Orbe Mediterráneo, se había desplazado a la celebérrima Biblioteca de Alejandría.

Por lo que sabemos, Aristarco fue la primera persona en afirmar que el Sol es el centro del Sistema Planetario (desplazando de esa posición a la Tierra) y que todos los planetas giran alrededor de él. También dedujo, a partir del tamaño de la sombra de la Tierra proyectada sobre la Luna durante un eclipse lunar, que el Sol tenía que ser mucho mayor que la Tierra y que además debía encontrarse a una distancia muy, muy grande. Al parecer, Aristarco sospechó que las estrellas eran soles lejanos.

Para Carl Sagan El gran legado de Aristarco es éste: ni nosotros ni nuestros planetas disfrutamos de una posición privilegiada en la naturaleza. Desde entonces esta intuición se ha aplicado hacia lo alto, hacia las estrellas y hacia nuestro entorno, hacia muchos subconjuntos de la familia humana, con gran éxito y una oposición invariable. Ha causado grandes avances en astronomía, física, biología, antropología, economía y política. Me pregunto si su extrapolación social es una razón principal que explica los intentos para suprimirla.


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