sábado, 7 de marzo de 2020

PRÍNCIPES Y PRINCESAS.




El Faraón ocupaba la cúspide de la pirámide social Egipto, una posición que compartía con su madre, sus esposas y sus hijos e hijas, los príncipes y las princesas. En el Imperio Antiguo los príncipes ocupaban los altos cargos de la administración, las princesas, hijas del rey, no podían desempeñar altos cargos. No obstante, el término príncipe, no siempre indicaba relación paternofilial.

Desde tiempos inmemoriales se destinaba el producto de ciertas propiedades de la corona al sostenimiento de los innumerables príncipes reales, los cuales empero no permanecían en la ociosidad, sino que debían someterse a duras tareas, ya sea en la administración del estado, en el culto o en el ejército.
Kurt Lange.
Pirámides, esfinges y faraones.

Durante el Imperio Antiguo, y en virtud de las tumbas, no existía gran diferencia entre un príncipa y cualquier otro cortesano, en el Imperio Medio existe algún hijo de rey convertido en gran sacerdote de algún dios, y en el Imperio Nuevo los hijos del rey son excluídos del gobierno, a excepción del herededor de la corona que disfrutaba del título General en Jefe.

El príncipe Jaemuaset, hijo de Ramsés III, desempeñó el cargo de sacerdote del dios Ptah, especializado en ceremonias fúnebres. Enterrado, como tantos otros, en el Valle de las Reinas, Jaemuaset es un ejemplo de lo alejados que podía estar el hijo del rey, de los cargos más relevantes del gobierno, ejército y administración.

Las hijas del rey tenían otra posición y otras funciones diferentes a sus equivalentes masculinos. En el Imperio Antiguo, podían llevar el título de princesa, pero en la práctica eran simplemente damas de alto rango o esposas de los altos cargos. Tenían, sin embargo, un papel decisivo en la cuestión sucesoria. En ese sentido hubo princesas que se casaron con sus padres y hermanos faraones. Estos enlaces matrimoniales se relacionan con la teología, en el sentido de imitar a los dioses, para separar a la pareja real del resto de los mortales.
Muchas princesas y reinas, príncipes y nobles del Reino Nuevo fueron sepultados en el Valle de las Reinas. Junto a ellos se enterraban a personas relacionados con ellos, como mayordomos, nodrizas o educadores, con la idea de que le pudiese seguir sirviendo en el más allá. En vida los príncipes y las princesas eran amamantados por nodrizas reales que solían pertenecer a las familias de la nobleza.

Para la educación de los príncipes y princesas se recurría a tutores como Senmut, que se encargó de Neferure, la hija de Hatshepsut, o Imutes, el visir de Tutmosis I. Posteriormente la educación de los príncipes continuaba en una escuela ubicada en la propia Corte, donde compartían aula y espacios comunes con los hijos de altos dignatarios.


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