jueves, 12 de marzo de 2020

SALAR DE LOS CANO II.



Después de una larga y agotadora jornada laboral, nada mejor para recuperar el ánimo, que acercarse a la Naturaleza. El Salar de los Canos, en el municipio de Vera (Almería) es un humedal que concentra un importante número de especies de aves. 





Ánade Real o Ánade Azulón (Anas platyrhynchos) nada con elegancia. 





Es el pico peculiar el que da nombre al Pato Cuchara (Anas clypeata) de brillantes colores.



Una malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala) hembra luce un discreto plumaje. 






En época nupcial el macho de Malvasía Cabeciblanca presume de un precioso pico azul. 


El gallo azul, Calamón Común (Porphyrio porphyrio) de poderosas patas y llamativo escudete rojo se mueve con sigilo por el cañaveral. 



Me admira la belleza de este escenario iluminado por el sol de media tarde. 




Un serín verdecillo (Serinus serinus) especie no amenazada. 



La focha común (Fulica atra) nunca falta de estas aguas. 



El Porrón Común (Ayhtya ferina) consigue su alimento buceando.







El Aguilucho Lagunero Occidental (Circus aeruginosus) es un cazador alado perfectamente adaptado a los humedales. 


Si a las aves les otorgamos cualidades humanas, la Lavandera Blanca (Motacilla alba) sería de las más simpáticas. 


Es frecuente observar al Mirlo Común (Turdus merula) entre la vegetación y en el suelo. 


Es sorprendente la capacidad adaptativa de algunos árboles. 




La Focha Moruna o Focha Cornuda (Fulica cristata) es una especie en grave peligro de extinción, por eso siempre supone una gran alegría poder encontrar algún ejemplar, como este que intenta tímidamente escapar de los focos. 



El Pato Colorado (Netta rufina) es una anátida propia de Eurasia y Norte de África. 


El vuelo de la Garza Real. 




En el último mes se ha ido reuniendo una colonia de Garza Real  (Ardea cinerea) de más de veinte integrantes. 


La garzas reales se reparten los islotes con las garcetas comunes. Al fondo dos Garcetas Grandes (Ardea alba)



El Cormorán Grande (Phalacrocorax carbo) es otro de los habituales en el Salar de los Canos. 


Huele a cieno, a vegetación, a materia orgánica en descomposición, el olor de la vida. 



Arenales bajos, inundables. 



Rastros de las correrías nocturnas de los jabalíes (Sus scrofa)



Huellas de ¿perro?, ¿gato?, ¿zorro? . . . 


Una Cerceta Común (Anas crecca) en el territorio Cigüeñuela. 



Un bombardier del ejército del aire destinado a la extinción de incendios forestales. Esta tarde ardió Lubrin. 



Del agua surge la vida. Y se diversifica. 


Al fondo, contrastando con el blanco de las cigüeñuelas, el Morito Común (Plegadis falcinellus)



Después de pasar el Invierno en el Norte de África, los Moritos Comunes comienzan a llegar al Salar. 








En esta última semana se ha producido la llegada masiva de Cigüeñuelas (Himantopus himantopus).



Liviana y elegante, la cigüeñuela es mi limícola preferida.




El anillo amarillo que rodea el ojo sirve para identificar al Chorlitejo Chico (Charadrius dubius) 




Un Archibebe Común (Tringa totanus), pico anaranjado, y un Andarríos Grande (Tringa ochropus). El segundo no lo tengo muy claro. 




Tarro Blanco (Tadorna tadorna)  macho y hembra. 


Egretta egretta (Garceta común).


La cubierta vegetal es hogar de varias especies de pequeños mamíferos como el conejo o el tejón. 



Un colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) sobre el espino. 


Se acerca el Crepúsculo, el mejor momento del día. Se respira paz, y todo es tranquilidad y sosiego a mi alrededor. 



Un cimarrón despierta poco antes del Ocaso. 


El pequeño príncipe, una rapaz en miniatura. 



Un paraíso para las limícolas. 


. . . unos despiden el día volando . . . 


. . . otros caminando en silencio hacia el Crepúsculo . . . 





Miércoles 
11 de Marzo
de 2020.

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