La
búsqueda de la belleza ideal, la expresión y el movimiento son los
rasgos esenciales de la escultura griega. En este sentido se
producirá una clara evolución a lo largo del tiempo hasta alcanzar
la perfección, pasando de la simplicidad arcaica (de influencia
egipcia), a la perfección clásica (postura del contraposto) y por
último el barroquismo helenístico, ganando en expresividad y
dinamismo.
Las
principales características de la escultura griega son las
siguientes:
- Antropocentrismo,
el ser humano será el centro de la escultura griega, (ya sea por
representar seres humanos, héroes o dioses). El hombre es el
arquetipo de perfección y belleza, plasmando el equilibrio entre la
belleza física (la del cuerpo) y la espiritual (la de la mente).
- El
cuerpo humano desnudo se convierte en eje temático de gran parte de
la estatuaria griega, con el objeto de remarcar la belleza de las
formas humanas.
- Armonía
en las proporciones, interpretación de un canon perfecto (basado en
la cabeza, 7 ú 8), idealización de la anatomía.
- Principio
de diartrosis: acentuar la división entre el tronco y las
extremidades. Las articulaciones son movibles y por tanto las
representaciones abandonan la rigidez y manifiestan flexiones ligeras
en las zonas articulables.
- La
postura del contraposto: todo el peso sobre una pierna y la otra
flexionada ligeramente, lo que aporta un mínimo de movimiento a la
figura.
- Representación
del movimiento; flexibilidad de los miembros, tensión muscular,
agilidad, adaptación al medio arquitectónico, como sucede en los
frontones.
- Naturalismo
idealizado más que realismo. Se trata de crear tipos ideales, no de
reproducir rasgos individuales. Representan la belleza y la realidad,
pero de un modo ideal. Se descubre el poder de la contemplación
estética.
- El
artista griego busca la expresión, entendida como exteriorización
de los sentimientos, pero se trata de una expresividad idealizada,
donde sólo tiene cabida la quietud y la serenidad de ánimo. Será
en la época helenística cuando el artista plasme los sentimientos
humanos de forma realista y menos idealizada.
- El
escultor griego mostrará profunda preocupación por la
representación del volumen, rompiendo muy pronto con la frontalidad
egipcia. La escultura será concebida como una forma que debe ser
contemplada desde todos los ángulos y puntos de vista posibles.
- Materiales:
mármol (del Pentélico o de Paros), bronce y excepcionalmente
técnica crisoelefantina (gruesas láminas de oro y planchas de
marfil, para la estatuas de los dioses).
- Las
escultura estaban policromadas, excepto las obras realizadas en
bronce.
- Se trata
de obras firmadas, apareciendo el artista y su creación.
Temática:
dioses, sacerdotisas, atletas, políticos, figuras públicas y
personas de la vida cotidiana.
Las obras
escultóricas alcanzaron un gran nivel de perfección y acabado, y un
extraordinario desarrollo (por extensión y número de obras). Pero
apenas se han encontrado obras originales. La mayoría de lo que nos
ha llegado son copias romanas. Las copias de obras griegas fueron muy
solicitadas en Roma, por lo que se extendió y floreció una fuerte
industria de reproducciones. Gracias a ello nos han llegado imágenes
de los originales, en muchos casos repetidas. Algunos ejemplos de
obras realizadas en bronce disponemos de originales, procedentes de
rescates submarinos.
Distinguimos
tres etapas en la evolución de la escultura griega:
a. Escultura
arcaica (siglos VII – VI a.C.)
b. Escultura
clásica (siglos V y IV a.C.). En esta etapa diferenciamos entre:
b.1. Siglo
V. Estilo sublime.
b.2.
Siglo IV. Estilo bello.
ESCULTURA ARCAICA. EL KURÓS.
La
escultura de los siglos VIII al V a.C., presenta una clara influencia
oriental, en especial egipcia y mesopotámica. Las estatuas más
antiguas se caracterizan por su rigidez y posición frontal de los
cuerpos, modelado sencillo, y estatismo, ya que únicamente se
desplaza un poco las pierna izquierda para sugerir movimiento al
andar. Otros elementos son los grandes ojos almendrados, la sonrisa
arcaica o eginética, expresión facial forzada y largas cabelleras,
y la policromía. Las dos tipologías, en bulto redondo, que
predominaron esta etapa son el kuró y la koré.
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Kuros de Anavyssos. |
♠ Los
kuroi (kurós en singular) son figuras de jóvenes atletas desnudos,
ya que para el griego la perfección está en la desnudez. Imagen
estática que aparece con un pie adelantado y los puños pegados al
cuerpo, policromado, carente de expresión, y esculpido siguiendo la
ley de la frontalidad como las estatuas egipcias. Sus largas
cabelleras caen sobre la espalda y en un intenton de otorgarle
expresión al kuros, arquean hacia arriba el labio superior, lo que
origina la característica sonrisa arcaica. Destaca el Kourós de
Anavyssos.
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Koré del Peplo. |
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Dama de Auxerre. |
♠ Las
korai (koré en singular) doncellas vestidas con peplos o túnicas,
portan ofrenda en la mano, rígidas, policromadas, con sonrisa
arcaica, su pelo está trenzado y en zigzag. Estaban dedicadas a
distintas divinidades y no eran retratos, sino estatuas votivas y
conmemorativas. Destacan la Dama de Auxerre y la Koré del Peplo.
Además de
estos tipos escultóricos también se realizan estelas funerarias
decoradas con relieves. Los hombres aparecen andando, o en actitud
pensativa, mientras que las mujeres se representan siempre sentadas,
con una paloma u observando sus objetos personales.
ESCULTURA CLÁSICA
Durante
los siglos V y IV a.C., la escultura griega alcanza su punto
culminante, creando en esta época obras que han quedado como modelos
de belleza y de perfección plástica.
El
Hermes de Praxíteles tiene la pose tradicional del desnudo masculino
de la fase clásica, con todo el peso descansando sobre una pierna,
pero en esta nueva interpretación la actitud resulta más ociosa que
relajada. La severa virilidad de los desnudos masculinos de épocas
anteriores es reemplazada por una evidente sensualidad, aspecto que
queda más de relieve con la creciente preferencia por un acabado
pulido y brillante. La aparición como tema de Dionisios, dios del
vino, demuestra cuánto ha cambiado el ideal masculino con respecto a
la Atenas de la guerra. Esta tendencia a exaltar no tanto la fuerza
como la belleza del cuerpo humano influye también en las estatuas
femeninas. La Afrodita de Cnido de Praxíteles exhibe sin pudor las
formas femeninas que los escultores de épocas anteriores habían
intentado ocultar. Las proporciones del cuerpo humano se hacen más
esbeltas. Policleto (c. 450 .a.C.) había afirmado que, para el
hombre, la relación ideal entre cabeza y cuerpo era de uno a ocho.
Para el Apoxiomeno – joven que se lava -, Lisipo prefirió una
relación de uno a diez y alargó los brazos y las piernas,
realizando una imagen que resulta sin duda mucho más agraciada y
menos poderosa.
Mary
Hollingsworth
Historia
Universal del Arte.
LA TRANSICIÓN AL CLASICISMO.
El logro
definitivo del escultor griego, conseguido ya en la última fase del
período arcaico, fue la conquista del movimiento. Las esculturas
abandonan la rigidez para plasma mayor realismo. Se abandona la
sonrisa arcaica para esculpir ahora rostros serios y severos a pesar
de estas realizando actividades de gran esfuerzo físico.
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Auriga de Delfos. |
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Dios del cabo Artemisio. (¿Zeus o Poseidón?). |
Destacan
en este período (finales siglo VI a.C. - principios del siglo V
a.C.) las esculturas de los templos de Egina y Olimpia, así como las
obras en bronce del Auriga de Delfos y Poseidón.
EL SIGLO V a.C. ETAPA CLÁSICA. ESTILO SUBLIME. MIRÓN, POLÍCLETO Y
FIDIAS.
Durante el
siglo V se produce un proceso febril de realizaciones artísticas
para conmemorar la victoria frente a los persas y reconstruir todo lo
arrasado.
El
objetivo estético es plasmar la belleza ideal, aunque se un arte
naturalista se tiende a la idealización, de manera que partiendo de
la realidad se van creando arquetipos. El auténtico protagonista es
el cuerpo masculino desnudo, alcanzando en su realización un dominio
total de la anatomía.
Se
abandona definitivamente el hieratismo de influencia oriental de la
época arcaica, lográndose la movilidad de las figuras, captando
gestos y actitudes. También se supera la frontalidad, las esculturas
se pueden apreciar desde diferentes puntos de vista.
El artista
busca representar el movimiento, la acción y el sentimiento. La
figura refleja emoción en el rostro, ya no presenta la típica
sonrisa arcaica.
Los
relieves reflejan un gran avance en el tratamiento de la perspectiva,
se consigue reflejar la profundidad, lo que da lugar a la
tridimensionalidad.
Temas:
leyendas mitológicas de dioses y héroes, que son tratados con gran
seriedad.
A mediados
del siglo V a.C., se inicia la Etapa Clásica propiamente dicha o
Estilo Sublime.
Mirón,
Polícleto y Fidias son los grandes maestros de esta época.
Mirón.
Mirón
trabaja el bronce, aunque las obras que se conservan son copias
romanas realizadas en mármol. Su obra más conocida es el Discóbolo,
en la que Mirón demuestra ser un maestro del movimiento, capta el
instante, lo fugaz de la acción, el momento previo a lanzar del
disco. Atrapa en un instante el momento de máximo esfuerzo del
atleta.
El
Discóbolo es una composición geométrica extraordinaria, de
equilibrio inestable, donde el cuerpo del atleta describe un arco
ideal. Muestra la admiración de la cultura griega por el ideal de un
cuerpo atlético que alberga una inteligencia humana.
Otra
conocida obra de Mirón es el grupo que representa a la diosa Atenea
y el sátiro Marsias.
Polícleto.
Polícleto
pensaba, como otros muchos artistas (y filósofos) griegos, que el
arte debía estar regido por principios matemáticos.
Esta convicción
y su afán didáctico le llevaron a escribir un tratado, el Kanon, en
el que establecía las relaciones matemáticas entre las partes del
cuerpo y sus proporciones ideales. Por ejemplo, la cabeza respecto al
cuerpo debía tener una relación de 1:7.
Su mayor
interés estuvo centrado en el cuerpo masculino desnudo, al que trató
de representar en sus proporciones perfectas. Para ello partió del
concepto de symetría, que era la relación armónica de las
partes entre sí y con todo el conjunto, cada una de las partes del
cuerpo debía tener unas dimensiones adecuadas para componer un todo
armónico. Plasmó además la postura clásica o contraposto, en la
que todo el peso del cuerpo recae sobre una pierna.
La obra
clave de Polícleto es el Doríforo o el portador de lanza, un
ejemplo en el que recoge todas sus teorías sobre el cuerpo humano.
El Doríforo tiene una altura igual a siete veces u media la de la
cabeza. Representa a un joven desnudo que porta en su mano izquierda
una lanza. La pierna derecha recibe el peso (contraposto) mientras la
izquierda se adelante y parece iniciar un movimiento. Esto hace que
la figura, aunque se encuentre en reposo, presenta un notable
dinamismo.
Otra
conocida obra de Polícleto es el Diadúmeno, posible
representación del dios Apolo ciñéndose la cinta de los campeones
en la cabeza, posee una actitud más dinámica, reforzada por la
curvatura del cuerpo.
Polícleto
realizó otras obras de atletas en bronce, todas ellas perdidas.
Fidias.
Fidias es
el artista que mejor representa el estilo idealista clásico, y unido
a Pericles, participó en la reconstrucción de la Acrópolis de
Atenas, convertido en el escultor de los dioses, el que mejor capta
la esencia de la divinidad. La personalidad de Fidias representa la
plenitud del clasicismo en una época en que Atenas vivía su momento
de mayor esplendor de toda su historia.
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Fidias mostrando los frisos del Partenón a sus amigos. Pintura de Sir Lawrence Alma Tadema (1868). |
Fidias
idealizó los modelos que le ofrecía la naturaleza y creó figuras
de expresiones serenas y actitudes pausadas. Fue el escultor de los
dioses, aunque también haya representado figuras humanas de un
cuidadoso estudio anatómico. Muestra una gran precisión en el
labrado y en el modelado de los pliegues, pegados al cuerpo como
paños mojados y mostrándonos su forma. Además se preocupó de
expresar en su obra el sentimiento religioso y cívico que, a su
juicio, iba ligado a la belleza.
La
religión cristiana adoptó sus esquemas y copió sus actitudes para
representar a Dios, a los ángeles, a Jesús, a la Virgen, a los
santos, etc . . .
Fidias
estuvo al frente de los trabajos del Partenón y se le atribuye toda
su decoración escultórica:
En las 92
metopas del Partenón, se narran cuatro luchas mitológicas:
Centauromaquia, Gigantomaquia, Amazonomaquia y la Guerra de Troya.
El friso
del muro exterior de la cella sirvió para representar la Procesión
de las Panateneas, un acontecimiento festivo y religioso que
congregaba cada año a miles de personas para llevar a la diosa el
peplo sagrado, tejidos por las doncellas de la ciudad.
El frontón
oriental mostraba el Nacimiento de Atenea de la cabeza de
Zeus, ante la mirada de los dioses.
El frontón
occidental narraba la disputa entre Poseidón y Palas Atenea
por el dominio del Ática y el patronazgo de Atenas.
Todas
estas composiciones están perfectamente adaptadas a la arquitectura
del edificio. Estos relieves muestran un gran volumen, llegan a ser
figuras de bulto redondo, que rozan la pared.
Además
del programa escultórico del Partenón Fidias realizó cuatro
estatuas colosales, tres de Atenea y una de Zeus:
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Réplica de Atenea Párthenos en Nashville (Estados Unidos). |
Atenea
Párthenos, de 12 metros, criselefantina (oro y marfil), en la
cella del Partenón. Luce coraza sobre el pecho, una túnica hasta
los pies, el casco sorbe la cabeza y una victoria de tamaño natural
en la mano. Su escudo mostraba la amazonomaquía en relieve en la
parte delantera, y la gigantomaquia pintada por la parte de atrás.
Aunque no se ha conservado, sabemos que causó gran sensación en su
época.
Atenea
Promakhos, 15 metros, erigida en medio de la Acrópolis para
conmemorar la victoria sobre los persas.
Atenea
Lemnia, encargada por los colones de Lemnos y que es representada
con un casco en la mano.
El Zeus
de Olimpia, un coloso de 15 metros que se erigía en la cella de
su templo en Olimpia.
Lamentablemente
ninguna de estas estatuas colosales se conserva.
EL SIGLO IV a.C. ETAPA CLÁSICA. ESTILO BELLO. PRAXÍTELES Y SCOPAS.
LISIPO Y SU CANON.
Atenas,
pesar de la crisis política que sufrió, continuó manteniendo la
supremacía artística en Grecia, gracias a una sociedad elegante y
refinada, aunque en este contexto el artista no trabaja para el
estado, sino para particulares.
En el
siglo IV a.C., se producen algunos cambios con respecto a la centuria
anterior, nos referimos al Estilo Bello (también denominada época
posclásica), iniciándose una búsqueda de la belleza y la
perfección a través de lo diverso y lo expresivo. Dioses y atletas
siguen siendo los principales protagonistas, pero ahora se
representan los dioses más próximos al hombre, no los grandes del
Olimpo, y los atletas aparecen en actitudes menos heroicas, más
cotidiana.
Las
principales características de las esculturas de esta época son:
las
figuras se hacen más libres, menos majestuosas
el
cano estético se estiliza
se
acentúa el naturalismo en gestos y actitudes
la
belleza serena fue sustituida por expresiones de sufrimiento
psicológico (pathos), de los sentimientos y emociones.
inicia
su aparición el desnudo femenino
Todo esto
se materializa en un arte más humanizado, de gran delicadeza, de
rostros con expresiones de suave melancolía, con rasgos emocionales.
Los
grandes maestros del siglo IV a.C., fueron Praxíteles, Scopas y
Lisipo.
Praxíteles.
Praxíteles
es el escultor de la delicadeza, la elegancia y la belleza, de las
superficies suaves o sfumatto praxitélico. Sensual y
lánguido. Acentúa la tradicional postura clásica inclinando aún
más la cadera, la curva praxiteliana. Destaca por su finura
en el tratamiento del mármol.
De la
notable producción de Praxíteles podemos enumerar:
Hermes
y el niño Dionisios. Su obra maestra, hallada en unas
excavaciones en Olimpia. El conjunto muestra el momento en que
Hermes, camino de Nisa para dejar al pequeño Dionisios al cuidado de
las ninfas, hace un alto en el camino y le ofrece un racimo de uvas.
Es una escena llena de gracia, en la que los personajes divinos se
muestran comunicativos y sonrientes.
Apolo
Sauróctono
Afrodita
de Cnido. Con la excusa del baño sagrado, muestra a la diosa en
una espléndida desnudez, con la que se inicia el desnudo femenino. Y
también el canon de belleza femenina. Afrodita, tímida, siente
pudor y se cubre con las manos. Será muy copiada.
Afrodita
de Arlés.
Scopas.
Scopas es
el escultor del pathos, de la pasión, reflejándose en las
figuras el estado del alma (angustia agitada). Atraído por temas
trágicos o patéticos, busca la forma violenta mediante el fruncido
de cejas, la distorsión del cuerpo y la curva dolorosa de los
labios. Su obra se caracteriza por su fuerza expresiva y por la
capacidad de transmitir estados de ánimos atormentados.
Ménade
Herida o danzante, con el cuerpo agitado por movimientos
convulsivos, con el torso retorcido, girando el cuello hacia atrás,
la cabellera desordenada y revuelta. La ménade transmite el frenesí
de los cultos dionisiacos y provoca un efecto emocional que se acerca
al Helenismo (etapa siguiente).
Meleagro.
Destaca la profundidad de sus ojos y el rictus amargo de la boca.
Lisipo.
Escultor
arcaizante, admirador de Polícleto, aunque en su obra, el
naturalismo está más acentuado. Lisipo introduce un nuevo canon de
belleza, más esbelto. Ahora el cuerpo mide ocho cabezas,
disminuyendo el tamaño de ésta, por lo que el cuerpo resulta más
alto en proporción a la anchura.
Cultivará el retrato y representa
atletas en actitudes cotidiana. Lisipo fue el escultor preferido de
Alejandro Magno. Muy interesado en los rasgos individuales, su obra
se acerca al retrato.
Se le
atribuyen muchas obras, unas en bronce, otras en mármol.
Apoxiomeno.
Figura de un atleta con el brazo extendido limpiándose el polvo de
la palestra. Este adelantamiento del brazo supo ampliar el espacio
escultórico e introducir el concepto de profundidad.
El
Apoxiomeno es el ejemplo típico de las innovaciones estilísticas
que señalaron el tránsito de la ciudad-estado al imperio, esta
imagen no exalta la fuerza física como las estatuas del periodo
anterior, enfatizando en cambio la belleza de la forma.
Ares Ludovisi.
Hércules
Farnesio. Una robusta figura del semidios. Lleva una mano detrás,
lo que obliga al espectador a girar para ver lo que porta. Se trata
de una manzana de la inmortalidad que ha cogido del Jardín de las
Hespérides.
Cabezas
de Alejandro Magno.
Se puede
considerar a Lisipo el último representante de la escultura griega
clásica.