El castillo de Santa Bárbara
sobre el monte Benacantil lleva siglos protegiendo la ciudad de
Alicante. Desde la prehistoria y pasando por las épocas iberas y
romanas ha estado habitado este lugar. Sin embargo la fortaleza no se
construye hasta época islámica, probablemente después de la firma
del tratado de Tudmir entre visigodos y musulmanes.
La fortificación mantiene la
estructura de alcazaba árabe durante gran parte de su vida,
incluidos los primeros tiempos de dominación cristiana.
En el año 1296 la ciudad
castellana fue conquistada por los ejércitos aragoneses de Jaime II.
El castillo fue el último reducto que resistió y su alcaide Nicolás
Peris defendió la plaza hasta el último suspiro. Cuenta la leyenda
que murió con las llaves del castillo en una mano y la espada en la
otra.
En el siglo XIV se amplia con
nuevas dependencias. Dos siglos más tarde, en el XVI, el temor a la
pirateria berberisca se traduce a una intensa fortificación, a cargo
de dos de los más destacados arquitectos de su tiempo, Juan Bautista
Antonelli y Jorge Palearo “el Fratín”.
Es durante la Guerra de Sucesión
Española cuando el castillo de Santa Bárbara se transforma en una
fortaleza moderna adquiriendo su fisonomía actual.
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