Todo drama, cualquier tragicomedia que se precie, necesita un traidor, un personaje que desencadene toda la acción de una novela. El traidor es la antítesis del protagonista (aunque a veces es tan fundamental para la narración como aquel), le da la espalda al héroe, y si tiene la oportunidad, no durará en asestarle una puñalada. En nuestra historia del Guerrero del Águila, el papel del traidor es interpretado por un sobrino de Skanderbeg, Hamza Kastrioti.
Los celos y la ambición, dos pasiones muy humanas, suelen estar en la base de muchas traiciones. Hamza Castrioti, un noble albanés del siglo XV podría hablarnos del tema.
Hamza Kastrioti (o Ameses Castrioti) era sobrino del príncipe albanés Skanderbeg y tras la muerte prematura de su padre fue criado por su tío como a un auténtico hijo. Hamza Kastrioti siguió a Skanderbeg durante los primeros años de la lucha que sostuvo contra los otomanos. Tío y sobrino formaron parte de los ejércitos del sultán hasta la batalla de Nis, cuando ambos desertaron, capturaron la fortaleza de Kruja, en el corazón de Albania y comenzaron una larga guerra contra los invasores turcos.
Durante varios años combatieron juntos y Hamza se convirtió en un destacado lugarteniente de Skanderbeg; el joven muchacho se sentía y se veía en un futuro como sucesor de su tío. Pero todo cambió cuando nació Gjon, el primogénito de Skanderbeg. Hamza perdió toda esperanza de heredar algún día el principado de los Kastrioti.
Los celos, la envidia, la ambición desmedida y ciertas dosis de ingratitud se apoderaron de los sentimientos de Hamza, que abandonó la causa albanesa y marchó a Constantinopla para ponder bajo las órdenes del sultán conquistador Mehmet II.
En 1457 Hamza regresó a Albania, pero lo hizo al frente de un cuerpo de ejército otomano. Tío y sobrino, con sus respectivos ejércitos, se volvieron a ver las caras, esta vez enfrentados en el campo de batalla, en Ujebardha (o Albulena). En el transcurso de esa batalla Hamza fue capturado por las fuerzas de Skanderbeg y enviado como prisionero al Reino de Nápoles (estado aliado de Skanderbeg).
Más tarde fue liberado y volvió a Constantinopla a reunirse con su esposa y sus hijos. Y allí permaneció trabajando como funcionario de alto rango en la corte del sultán. O malviviendo como un pordiosero según otras opiniones.
La traición fue un duro golpe para la resistencia albanesa, una auténtica tragedia, pues Hamza tenía buena reputacion entre la tropa y estaba considerado uno de los generales más capaces. Su deserción mermó el poderío albanés, dejó en el aire la continudidad de la Liga de Lezhë y a Skanderbeg sin uno de sus posibles sucesores.
Pero ¿y si el traidor no fue Hamza?. En la historia, como en la vida, todo es susceptible de ser interpretado. Es posible que Hamza abandonase a su tío convencido de que Skanderbeg se preocupaba más por los asuntos italianos, como vasallo del Rey de Nápoles, que por el principado Kastrioti. En este caso la razón de ser de defender Albania era que los otomanos no pudiesen alcanzar Italia. Para Hamza su tío no era un auténtico patriota, así que marchó a buscar el apoyo del sultán para que lo ayudase a convertirse en el Señor del Principado Kastrioti. Según esta interpretación Skanderbeg sería un simple peón, que defendía los intereses geoestratégicos del Reino de Nápoles. Juzguen ustedes mismos quien traicionó a quien.
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