El
célebre castillo de Hamlet guardó durante siglos el estrecho canal
que separa Dinamarca y Suecia. Estamos en la orilla danesa y a un
tiro de cañón se encuentra Suecia.
Constantemente
los ferris cruzan el estrecho en uno y otro sentido.
Esta
preciosa fortaleza, famosa por ser el hogar del trágico personaje
shakesperiano, tuvo función recaudatoria, pues aquí se cobraba
peaje a todos los barcos que cruzaban el estrecho.
Con
el tiempo adoptó su estructura para soportar y acoger artilleria,
con baluartes, casamatas y varios anillos de muralla. Paulatinamente
el castillo fue modificando sus formas, convirtiéndose en un
magnífico ejemplo de castillo renacentista similar al de Kalmar o al
Frederiksborg.
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