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jueves, 5 de diciembre de 2019

OTÓN DE FREISING.



Monje del Císter y obispo de Freising (en Baviera), fue tío de Federico I Barbarroja, y se convirtió en historiador (mejor dicho cronista) de las gestas del emperador. Retomando la concepción de las dos ciudades de San Agustín, escribe lo que sigue: A partir del momento en que no sólo todos los hombres, sino también hasta los emperadores, con alguna excepción, fueron católicos, me parece que escribió la historia no de dos ciudades, sino, por así decirlo, de una sola ciudad, que yo llamo la iglesia.

viernes, 5 de abril de 2019

LA REVOLUCIÓN E INDEPENDENCIA DE ESTADOS UNIDOS.





Dos notas caracterizan las revoluciones políticas de fines del siglo XVIII en las sociedades occidentales, a las que se llega, como se ha indicado ya, en virtud de un proceso combinado de cambios históricos y a partir de unas circunstancias determinadas: la revolución económica, unida a la revolución social y a la revolución intelectual, desembocan en la revolución política. Estas dos notas son: en primer lugar, tanto la revolución americana como la revolución francesa no pueden ser consideradas como hechos aislados, sino formando parte de la totalidad de los movimientos revolucionaarios que afectan al mundo occidental-atlántico en esa época, y entre las cuales tales revoluciones son las más destacadas y representativas, pero no las únicas; y en segundo lugar, aunque circunstancias concretas explican el desencadenamiento de la revolución en cada país, los movimientos revolucionarios americano y francés, en general, tienen unas causas comunes, que residen en la estructura de la sociedad con el crecimiento de la burguesía, en la evolución de la economía con el desarrollo industrial, en la evolución de la economía con el desarrollo industrial, en la crítica ideológica con la formulación del liberalismo, y en la coyuntura política con la crisis del Antiguo Régimen. Este es, en síntesis, el estado actual de la cuestión, y así lo recogen, entre otros muchos, Godechot, Lefebvre, Touchard y A. Kaspi, aunque Vovelle por su parte ha expuesto una revisión de esta interpretación de acuerdo con más recientes tendencias historiográficas.

Sobre la revolución e independencia de Estados Unidos, tanto Godechot como Kaspi han resumido recientemente el planteamiento de las cuestiones, centradas en esta pregunta: ¿guerra de independencia o revolución social?, a la que contestan con tres opiniones, según el estado actual de investigación: para unos, el conflicto americano fue una revolución más radical que la revolución francesa, mientras que para otros se trató sólo de una guerra política de independencia, sin que impliccara profundas transformaciones económicas y sociales, y una tercera postura intermedia, que acabará por predominar, opina que fue al mismo tiempo una guerra política por la independencia por parte de los colonos americanos contra el gobierno inglés, y también una revolución económica y social de carácter democrático, aunque en un sentido más moderado, realizada por unos grupos sociales burgueses y liberales frente a los principios absolutistas, tradicionales y jerárquicos europeos. En todo caso, añade Godechot, la revolución fue decisiva y resultó victoriosa en ambos sentidos, como revolución política por la independencia, y como revolución social y económica por los principios liberales, y no fue seguida, como en Europa, de una contrarrevolución. Su influencia se extendió opr el resto del continente americano y llegó hasta Europa, al constituirse por primera ver recién obtenida la independencia, un Estado de acuerdo con las ideas revolucionarias, liberales y democráticas de la época.
Introducción a la historia contemporánea. 1
La Era de las Revoluciones. José U. Martínez Carreras.



martes, 2 de abril de 2019

PERÍODO DE LAS GRANDES REVOLUCIONES.




Los últimos años del siglo XVIII y los primeros del XIX señalan la transición de la Edad Moderna a la Contemporánea. Caracterizará este nuevo período el extraordinario progreso alcanzado por el desarrollo científico y técnico, cuyos fundamentos son: el racionalismo (toda realidad puede ser científicamente analizada según principios racionales); el empirismo (la experiencia de los hechos produce su conocimiento); el pragmatismo (el grado de verdad de una teoría reside en su valor práctico). Se generalizan la fe en el progreso y el utilitarismo y surgen nuevas condiciones económico-políticas que harán posible la formación de los grandes imperios capitalistas y la europeizacion del mundo (imperialismo). Valores y formas de vida burguesa se consolidan, al tiempo que se acentúa el moderno centralismo administrativo (burocratismo). Al mundo anunciado en el plano teórico por la Ilustración, se llegará gracias a un doble proceso revolucionario:

Las revoluciones políticas, que derribarán el absolutismo y darán lugar a nuevas formas de gobierno basadas en la voluntad de la mayoría, la igualdad ante la ley, la libertad individual y un derecho natural racionalista. A consecuencia de ellas, la sociedad estamental (feudalismo) se transforma en una sociedad de clases burguesa (capitalismo).

Elaborada en Inglaterra (Locke), la la nueva teoría política se realiza parcialmente en Norteamérica y se afirma en Europa con la Revolución Francesa. Frente a la supervivencia de ciertas formas feudales y al imperialismo napoleónico se desarrollará, posteriormente una conciencia nacional.

La revolución industrial que, partiendo de Inglaterra, transformará, gracias al maquinismo, los métodos tradicionales de producción (artesanía, manufacturas, trabajo a domicilio) en formas de producción industrial masiva. En el mercado mundial, la supremacía comercial dará paso progresivamente a la supremacía industrial. En Inglaterra, el capital invertido en la industria procede de las colonias, la deuda pública, el sistema tributario y el proteccionismo. La oposición entre las clases configuradas por la nueva sociedad industrial – empresarios privados (capitalistas) y obreros asalariados (proletarios) -, así como sus contradicciones, serán posteriormente denunciadas por el socialismo.
Atlas Histórico Mundial.
 Herman Kinder/Werener Hilgemann/Manfred Hergt.


sábado, 29 de diciembre de 2018

ANNA COMNENO.



Mujer atípica de su tiempo, pudo mandar (era hija del emperador bizantino Alejo Comneno) pero prefirió indagar el alma humana y escribir sobre ello una obra: Alexida. Conocedora de los resortes del poder político y de las debilidades humanas, describió la época que le tocó vivir (y sus pintorescos personajes): cruzados, emperadores de quita y pon, reyezuelos altivos, grandes hombres y cínicos malvados.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

SIMA QIAN.



“He decidido depositar todas mis esperanzas en mis palabras: he reunido y clasificado todas las antiguas tradiciones”.

Sima Qian es el nombre de un historiador chino, cuya obra significa para China, lo mismo que Herodoto para Occidente. El Shiji, Memorias Históricas, arrancan en tiempos semilegendarios y llegan hasta su propia época, el reinado de Han Wudi.

Esta monumental obra servirá de modelo para las sucesivas crónicas dinásticas. Sima Qian para escribir “el Shiji” se recluyó en la biblioteca y los archivos reales, pero también realizó un largo viaje para conocer las tierras chinas y recoger testimonios de primera mano.


martes, 17 de octubre de 2017

CHINA Y SU HISTORIA.



La Historia de China es un auténtico galimatías (imposible de desenmarañar) para los Occidentales. En el país se refieren, con los poco precisos términos “época antigua” o “edad feudal” a todo el periodo anterior al final del Imperio Chino en 1911 y el establecimiento de la República. Sin solución de continuidad se salta desde el primer emperador, Huang Ti, al doctor Sun Yan Set fundador de la república y a Mao Tse Tung.

Los dos mil y pico años que separan a Huang Ti y Sun Yan Set son terreno abonado para la fabulación, la leyenda, el misterio y la superstición. La cacareada Revolución Cultural pretendió eliminar dos milenios de historia, reduciéndolo a mitos y cuentos. Una etapa que terminó hace apenas cien años. Esta es la sensación que uno tiene cuando visita China y le cuentan su historia. Miramos al futuro, un futuro que empezó con Mao. Cuanto daño pueden hacer los fanatismos.


Tan solo se libró del ostracismo el sabio Confucio.  

viernes, 10 de marzo de 2017

EL LEGADO DE LA EDAD MEDIA.



Ahora sabemos lo bastante acerca de lo que solió llamarse la “edad de la fe” como para descartar la idea de una sociedad obediente, ordenada hasta el extremo de renunciar voluntaria e inexplicablemente a mezclarse en nada referente al gobierno, a la doctrina, al culto y a los intereses artísticos de la iglesia. Ya no creemos en la existencia de una comunidad de fieles que, aunque esencialmente bárbara e ignorante, estaba bien educada y fue siempre tan sumisa respecto de los misterios de la fe cristiana. En la Edad Media el paganismo fue tan endémico, la especulación tan audaz, el lenguaje tan punzante, las variedades de la experiencia religiosa tan numerosas y extravagantes, como en cualquier período de la historia de la humanidad. El sistema estatal de la Europa moderna, su nacionalismo, las tradiciones de política exterior y las ideas, extrañamente mezcladas de derecho, fuerza y utilidad, tienen su origen en la Edad Media.
F.M. Powicke.

lunes, 19 de octubre de 2015

EL CRONISTA MÁS IMPORTANTE DE LA IBERIA MEDIEVAL CRISTIANA: ALFONSO X.



En la segunda mitad del siglo XIII, Alfonso X, hijo de Fernando III el Santo, rey de León y de Castilla, que ha pasado a la historia con el sobrenombre de “el Sabio” por su dedicación a la cultura, la poesía y el conocimiento, patrocinó la elaboración de dos magnas crónicas históricas: una Universal y otra de España. Aunque el rey se reconoce como autor material de sus obras, contó con colaboradores que trabajaron durante más de una década recopilando, ordenando y traduciendo textos del árabe y del latín.

La General Estoria es una historia Universal dividida en seis edades, mientras que la Estoria de España (o Primera Crónica General) consta de dos partes. La primera comienza con el Génesis y termina con don Pelayo, y la segunda abarca la historia de España desde la victoria del caudillo astur hasta el reinado de Fernando III. En esta crónica Alfonso X intenta justificar en todo momento el derecho histórico y legítimo de los reyes de Castilla y de León, a conquistar los territorios islámicos de Al Andalus (como casi siempre ocurre, la historia al servicio de los intereses políticos).

sábado, 10 de octubre de 2015

JENOFONTE.



Caballero ateniense, corresponsal de guerra, soldado en campaña y reportero de viajes. Jenofonte, compañero de los Diez Mil, relató las andanzas, aventuras y desventuras, de un ejército de mercenario griegos en tierras extrañas y hostiles en su maravillosa obra: Anábasis.

jueves, 10 de septiembre de 2015

PRIMERA FASE DE LAS RELACIONES FEUDOVASALLÁTICAS.



El desarrollo pleno de las relaciones feudovasalláticas se va a producir en el Occidente Cristiano a partir del siglo XI. Los elementos están instalados y desarrollados en Occidente. Entre los siglos V y X constatamos una primera fase de estas relaciones feudovasalláticas, en la que se desarrolla plenamente la Encomendación carolingia.

Los elementos básicos que van a entablar estas relaciones son los señores y los campesinos (aún no podemos hablar estrictamente de vasallos). Los más humildes prestaban juramento de fidelidad a los poderosos, en una ceremonia teatralizada con la unión de las manos entre ambos, la “Inmixtio manuum”.

El otro elemento básico, y hasta cierto punto definitorio, es el “beneficium”, que el poderoso otorgaba al campesino. Este “beneficium” consiste en el usufruto de una tierra. En la documentación de la época, el “beneficium” se va equiparando al “foedum”; el feudo. En definitiva nos referimos a la más importante fuente de riqueza: la tierra.


A partir de estas fórmulas de dependencia la sociedad se encuentra totalmente imbricada en los aspectos económicos.  

martes, 8 de septiembre de 2015

LA ENCOMENDACIÓN Y EL ORIGEN DE LAS RELACIONES FEUDOVASALLÁTICAS



El debate sobre el origen del feudalismo en Europa Occidental ha sido durante décadas uno de los más interesantes de la historiografía sobre el Medievo. Algunos investigadores de prestigio han rastreado sus orígenes en la encomendación carolingia. El punto de partida, la existencia de la fragmentación del poder público. Tras la caída del Imperio Romano de Occidente en el 476 desaparece la seguridad que proporcionaba el estado romano, surgiendo en Occidente un sentimiento de inseguridad colectiva. A pesar de los estados germánicos recién formados, no existía un poder regio que garantizase la convivencia. La solución que se halló fue buscar la protección personal, del hombre poderoso hacia el humilde y de baja condición socioeconómica.

La fórmula encontrada es la Encomendación, la primera institución plenamente medieval. Es una institución jurídica a través de la cual un campesino se encomendaba y se ponía bajo la protección directa de una persona poderosa. De alguna manera este campesino débil se convertía en “hombre” del poderoso. El señor le entregaba a ese campesino unas tierras para que las trabajase y viviese de ellas, pero no le entregaba la propiedad de esa tierra, sino que la daba el usufructo de las mismas. Esta institución acentúa la entrada en dependencia o vinculación personal, el débil busca (y encuentra) el apoyo del poderoso, y como contrapartida, el poderoso va constituyendo a su alrededor una clientela fiel y eficaz. Este fenómeno lo podemos situar durante prácticamente toda la Alta Edad Media, en el seno del reino Franco, del reino Visigodo o del propio Imperio Carolingio.


Esta Encomendación no surge de la nada, tuvo sus antecedentes en la Antigüedad Tardía. En el mundo tardorromano se desarrolló el patronato. Este patronato materializaba la existencia de patronos que controlaban a otros individuos más débiles. Por otro lado, dentro de las comunidades germanas existían las clientelas militares, que hacían referencia a las relaciones personales entre jefes y guerreros.  

miércoles, 24 de junio de 2015

EL ROBO DE LA HISTORIA.



El título robo de la historia alude a la apropiación de la historia por parte de Occidente. Es decir, el pasado se conceptualiza y presenta según lo que ocurrió a escala provincial en Europa, casi siempre en la Europa occidental, y que luego se impuso al resto del mundo. El continente europeo presume de haber inventado una serie de instituciones portadoras de valores como la democracia, el capitalismo mercantil, la libertad y el individualismo. Sin embargo, estas instituciones existen también en otras muchas sociedades humanas. Entiendo que lo mismo ocurre con ciertas emociones como el amor (o el amor romántico), cuyo origen se ha situado casi siempre en Europa en el siglo XII y que se han vinculado de modo intrínseco a la modernización de Occidente (la familia urbana, por ejemplo).

Esto resulta evidente en el relato que nos ofrece el distinguido historiador Trevor-Roper en su libro "The rise of Christian Europe". Trevor-Roper subraya los destacados progresos de Europa desde el Renacimiento (aunque algunos historiadores comparativos no reconocen dicha superioridad hasta el siglo xix). Y considera que tales progresos fueron obra exclusiva del continente europeo. La superioridad podr.a ser temporal, pero Trevor-Roper afirma:

"Los nuevos gobernantes del mundo, sean quienes sean, heredaron una situación construida por Europa y sólo por Europa. Son las técnicas europeas, los ejemplos europeos, las ideas europeas las que han arrancado al mundo no europeo de su pasado: de la barbarie en Africa; de una civilización mucho más antigua, lenta y majestuosa en Asia; y la historia del mundo, durante los últimos cinco siglos, ha sido historia europea en todos los aspectos realmente significativos. No creo que tengamos que disculpamos porque nuestro estudio de la historia sea eurocéntrico"

Tras varios años viviendo entre tribus africanas y en un reino de Ghana, comencé a cuestionar una serie de pretensiones de los europeos en las que se arrogaban el invento de formas de gobierno (como la democracia), de formas de parentesco (como la familia nuclear), de formas de intercambio (como el mercado), y de formas de justicia, que al menos en fase embrionaria se encontraban ampliamente representadas en muchos otros lugares. Estas pretensiones se plasman en la historia, tanto en la disciplina académica como en el discurso popular. Evidentemente, se han producido grandes logros en Europa en los últimos tiempos y debemos tenerlos en cuenta. Pero por lo general deben mucho a otras culturas urbanas, como la de China. Por otro lado, la divergencia entre Occidente y Oriente, tanto económica como intelectual, es relativamente reciente y quiza sea transitoria.

Europa no sólo despreció o minimizó la historia del resto del mundo y, en consecuencia, malinterpretó su propia historia, sino que impuso conceptos y periodos históricos que han deteriorado nuestra comprensión de Asia de forma significativa tanto para el futuro como para el pasado.
Jack Goody
"El Robo de la Historia".


jueves, 10 de julio de 2014

PROYECTANDO ANHELOS SOBRE EL TEMPLE.




La Orden del Temple tuvo una vida efímera, pero intensa. En unos doscientos años fue capaz de convertirse en una auténtica multinacional, con encomiendas (leáse sucursales) en la mayoría de los países europeos. Después de su trágica disolución, nunca ha dejado de estar presente en el imaginario colectivo. Océanos de tinta se han vertido sobre millares de libros que se acercan a los templarios desde las más diversas perspectivas.

Cuando estudiamos el pasado, especialmente las épocas más lejanas, lo que realmente hacemos es una construcción (que no reconstrucción) histórica, en la que utilizamos como argamasa nuestra propia realidad. En ese sentido, en la construcción de la Orden del Temple, es sencillo encontrar las claves de la esencia humana, que terminan proyectándose en los Caballeros de la Orden.

Misterios insondables del alma humana que proyectamos hacia el exterior. El conocimiento supremo, al que las mentes clarividentes aspiran, es atribuido a los caballeros, freries y maestres del Temple. También se les supone conocedores, y custodios, de proderosos objetos y secretos. Además, tenían un cometido admirable y honorable, la protección del débil. Todas estas virtudes, cualquier hombre de bien las querría para él.

Pero además, en nuestro intrínseco egocentrismo, todos gustamos de sentirnos incomprendidos. Algo que también les ocurrió a estos Soldados de Cristo. Somos (y nos creemos) maravillosos, rozamos la perfección, entonces ¿por qué nos odian?
Nos envidian porqué somos mejores. Por tanto, intentarán destruirnos. No tienen nada que reprocharnos, ni delito (real) del que acusarnos. Entonces aparecen los bulos, las mentiras y las conspiraciones. ¿Cuántos de nosotros hemos oído chimes sobre nosotros, que sabemos son falsos? Y que alegría nos causa conocerlos. Rumores inventados que pretenden hacernos daños. Y qué importantes nos sentimos en ese momento. Qué hablen de mí, aunque sea mal. Exactamente igual que a los templarios.

Y el culmen. El clímax absoluto. Para los que aspiran a la suprema heroicidad, nada mejor que el martirio. Transformarnos en las víctimas injustas del deplorable sistema. Convertirnos en mártir nos otorgará la razón universal y la gloria eterna. Todos estos sentimientos humanos, y tan humanos, han sido atribuidos, con gran fortuna literaria y cinematográfica, a los desdichados caballeros templarios.


Quizás sea una visión poco ortodoxa de la historia, pero no por ello menos real y verosimil. Y si no, miren hacia atrás en sus propias vidas, y descubrirán las similitudes con la vida (y muerte) de la Orden del Temple.  

miércoles, 25 de junio de 2014

LUCES EN LA OSCURIDAD



Durante el siglo XVI, eruditos autoproclamados humanistas cubrieron con un oscuro mando la realidad histórica que les había precedido. Para aquellas mentes poseídas por el espíritu clásico de Grecia y Roma, el continente europeo había vivido una época nefasta, definida por su atraso tecnológico, la mentalidad supersticiosa y la interrupción de las relaciones comerciales, que se originó con la caída del Imperio Romano de Occidente y que se alargó hasta su propio tiempo. Renacimiento significaba volver a recuperar los valores, la cultura y la luz apagada por obra y gracia de hordas bárbaras surgidas de las entrañas del mismo Averno. Y después de los Humanistas, en los siguientes quinientos años, las nuevas generaciones continuaron retratando la Edad Media como un época oscura.

Desde que tengo uso de razón he visto la Edad Media como una época maravillosa, llena de emociones, aventuras y romanticismo; brujas, dragones, caballeros andantes, juglares y trovadores, frailes y damas enamoradas, moros y cristianos, castillos y catedrales, dieron forma a mi imaginario medieval. Y crecemos. Y estudiamos. Y leemos. Y viajamos por Europa. Y con nuestros ojos visualizamos el legado de un mundo medieval rico, variopinto y lleno de matices. Y entonces descubrimos las luces en la Oscuridad.

En la profundidad de los bosques se materializan brillantes luces urbanas. Roma era uniformidad y globalización, la Edad Media fue todo lo contrario, una eclosión de ideas y nuevas formas de organizar la sociedad, la economía y el estado. Cobijados tras los gruesos muros de piedra de un monasterio rural, afanosos frailes trabajan la tierra, oran a dios y registran por escrito cuentos, leyendas, historias y tradiciones que han podido recopilar. 

Una época oscura que contempló el alumbramiento de la Universidad, de un estilo románico que bebió de múltiples fuentes, múltiples formas de entender el estado, de una profusa literatura y filosofía escolástica que trataba de aunar fe y razón, de inspiradoras novelas de caballería y aventuras legendarias, de la formalización de leyendas atávicas que el siglo XX ha convertido en clásicos inmortales del cine y la literatura. Una incipiente actividad manufacturera de paños que sentó las bases (lejanas) en Flandes de la ulterior y exitosa Revolución Industrial. Maestros de obra que elevaban las torres de sus catedrales góticas hacia los mismos cielos, morada divina. Canteros y albañiles capaces de dar forma a las ideas del magister. Excelsos artistas capaces de dibujar el cielo en una bóveda románica. Ingeniosos trovadores y juglares que hacen llegar al pueblo las historias más fascinantes, como el Ciclo del Grial y las leyendas del Rey Arturo y sus Caballeros de la Mesa Redonda, que han llenado, y seguirán llenado, salas de cine en todo el mundo. Eddad y Cantares de Gesta cuentan las aventuras de antiguos héroes y dioses. Odín usurpó el Olimpo a Zeus y Mahoma compitió con Jesucristo por ver quien acercaba al mismo Dios, el mayor número de fieles creyentes. Mitos celtas que sobrevieron en legajos escritos por monjes en monasterios columbanos, donde la actividad intelectual fue una auténtico razón de ser y existir. Franciscanos que se atrevieron a contradecir a la cúpula eclesiástica y dieron una nueva lectura a los evangelios. Clarividentes mercaderes que organizaron la actividad comercial en cofradías y hansas. Maestros de gremio expertos en monopolizar toda la producción, con una visión empresarial propia, concebida para ajar a la competencia. La capacidad de sobrevivir alimentándose de todo lo que la Madre Naturaleza pudiese ofrecer. La creación de un universo demonológico que implica una gran alarde de imaginación. Repúblicas de notables que jugaban a ser democracias, como ocurre aún en nuestros días. Matemáticas indoarábigas que llegaron a Europa de la mano de matemáticos como Leonardo Pisano, conocido como Fibonacci. Campesinos armados y organizados en lucha por sus más simples derechos, enfrentados a intransigentes señores. Vikingos, varegos o normandos, intrépidos aventureros y viajeros que salvaron obstáculo, recorrieron mares y océanos, remontaron ríos, comerciando y guerreando, y que alcanzaron costas que nadie conocía. Movimientos de peregrinos, un antecedente del turismo, el placer de viajar por viajar. 

En definitiva, la Edad Media supuso el paso del pretendido uniformismo romano impuesto a través del ejército, la administración y la burocracia, a una variopinta multiculturalidad que terminó de dar forma a las diferentes personalidades europeas.

Y yo me pregunto ¿volveremos a vivir una nueva Edad Media cuando se colapse el sistema actual?

miércoles, 15 de mayo de 2013

ESPACIO Y TIEMPO MEDIEVALES



El espacio y el tiempo son las dos constantes ineludibles en cualquier estudio histórico. La Edad Media dura mil años, del siglo V al XV, y se desarrolla en un ámbito geográfico concreto, Europa Occidental.

A lo largo del tiempo se han ido proponiendo diferentes fechas tanto para el inicio, como para el final de la Edad Media. 

Tradicionalmente se sitúa el inicio de la Edad Media en el año 476 con la desaparición del Imperio Romano de Occidente, y su final, con otra caída, en este caso la de Bizancio o Constantinopla a manos de los turcos otomanos en 1453. 

Incluyendo el período intermedio, con entidad propia, de la Antigüedad Tardía, que abarca los siglos III al VII, auténtica fase de transición entre la Antigüedad y el Medioevo, reivindicado tanto por historiadores de la Antigüedad como por los medievalistas, podemos situar el comienzo de la Edad Media en el siglo VII, con la explosiva irrupación de un nuevo protagonista que en pocas décadas transformará totalmente el Mundo Mediterráneo, nos referimos, sin lugar a dudas, el Islam. 



"Convencionalmente se suele situar el inicio de la Edad Media en la caída del Imperio Romano de Occidente en 476 d.C. A decir verdad, las invasiones bárbaras fueron tan sólo la continuación de procesos ya existentes durante la época imperial, y tanto los reinos bárbaros como el Cristianismo se esforzaron por salvar la herencia de Roma. Precisamente por eso, a mi juicio, sería más exacto situar el inicio de la Edad Media en la aparición del Islam, que anilquiló la presencia clásica en Oriente, el norte de África y buena parte de España".
Cambiaron la Historia.
César Vidal.

Y también vamos a retrasar unas décadas su final, concretamente hasta 1492 con el "Descubrimiento de América", y los primeros contactos fluídos de dos mundos diferentes, que hasta ese momento habían evolucionado ignorándose el uno al otro, y que a partir de ese momento comenzarán a influirse mutuamente dando lugar a un mundo completamente diferente al que la Humanidad había conocido. 



Siguiendo al profesor de Historia Medieval de la Universidad de Cádiz, Emilio Martín Gutierrez "tenemos que pensar que la Edad Media finaliza a mediados del siglo XVI, porque será a partir de ese momento cuanto en Europa se empieza a sentir los efectos de la llegada a Europa del oro y la plata americanos. El final de la Edad Media también debe ser analizada como un período de transición entre un mundo y otro". 

En lo relativo al espacio geográfico donde se desarrolla lo que nosotros conocemos como Edad Media, hay que ser concisos y señalar, que la Edad Media se circunscribe al ámbito geográfico de la Europa Occidental. 

Algunos libros, autores, enciclopedias y manuales, aplican el término Edad Media a contextos extraeuropeos, como China, India o Japón, aunque es algo carente de sentido. Y lo es por una razón concreta, esos espacios tuvieron una trayectoria histórica propia y diferenciada, en muchos sentidos, a la realidad europea. 

Dentro de ese concepto de Occidente podemos distinguir difentes áreas o espacios:

* Uno sería el Imperio Germánico. Al que habría que sumar el Norte de Italia que también se suma a la idea imperial.

* Otra zona sería la Europa Escandinava y Septentrional.

* Un tercer espacio lo integran la Europa Occidental propiamente dicha: Francia, Inglaterra, Flandes, Escocia, Borgoña y la Península Ibérica.

* Finalmente podemos incluir las zonas periféricas que estarán en Europa Oriental, y que manternían estrechos contactos con el Imperio y recibían influencias de él.

A todos estos espacios políticos los podemos incluir bajo un mismo rótulo, Cristiandad. Se trata de reinos cristianos que espiritualmente van a depender de Roma.


Mas en la Edad Media podemos incluir otras civilizaciones y religiones. El mundo bizantino que va a tener un espacio y religión determinadas y el Islam, que irá avanzando o retrocediendo, según el momento, en algunos puntos del Occidente. 


martes, 14 de mayo de 2013

EDAD MEDIA

LA FORJA DE UN CONCEPTO.


Edad Media es un concepto que nace durante el Renacimiento, y lo hace con una alta carga de negatividad, al hacer referencia a una etapa oscura de la Historia, una época de guerras, supersticiones y un nulo desarrollo cultural.

Pero ¿quiénes acuñan el término?; los Humanistas. 

Los Humanistas del Renacimiento (siglos XV y XVI) pensaban que el latín que ellos utilizaban en sus escritos era tan perfecto como el Latín Clásico, y por eso entroncan su época con el pasado Clásico de Europa. Entre ambas etapas discurre una, que se sitúa en medio, y a la que ellos van a denominar Edad Media.

El siguiente paso lo da el profesor universitario alemán Cristobal Keller en 1688, quien publica una trilogía, "H. Antigua, H. Medii Aevi e H. Nova", introducciendo la división clásica en Historia Antigua, Media y Moderna. Aquí surge el término definitivo de Edad Media. 

Ya en el siglo XVIII, la Ilustración sigue potenciando los aspectos negativos de la Edad Media, por ser una época en que la vida cotidiana estaba basada, en gran manera, en la religión. Esta concepción se potencia durante la Revolución Francesa (1789) en la que se produce el enfrentamiento de las clases populares y burguesas, contra los poderes de la Nobleza, el Clero y la Monarquia Absoluta. Cuando se busca el origen de tales abusos, siempre se llegaba al mismo momento, la Edad Media. 

Mas en el siglo XIX se rompe este planteamiento negativo. Durante este siglo se desarrollan tres corrientes de pensamiento que van a alterar el concepto que de Edad Media se tenía hasta entonces. Nos estamos refiriendo a Romanticismo, Nacionalismo y Positivismo. 


El Romanticismo busca explicar el mundo, la realidad, a través de los sentimientos y la pasión, dejando en un segundo plano a la ilustrada razón. En ese sentido, los románticos decimonónicos van a reivindicar la Edad Media como un mundo fantástico. Los románticos acuden a la Edad Media en busca de temas e inspiraciones. Sirvan como ejemplo los Carmina Burana o las leyendas medievales en que se inspira Richard Wagner para sus óperas.

En estrecha relación con el Romanticismo surge el Nacionalismo, un fuerte sentimiento de pertenecer a un determinado grupo humano con el que compartimos una serie de elementos comunes. Este siglo XIX va a contemplar además, el nacimiento de importantes estados-nación, como Grecia, Alemania e Italia. 

 
Todos estos estados-nación surgen asentados en pilares sociales, económicos y políticos, pero también culturales. Determinados sectores intelectuales empiezan a buscar el origen de su propia nación. Esos (supuestos) orígenes no se pueden fijar, por ejemplo, en el horizonte cultural del Imperio Romano, ya que éste, era una gran unidad política que abarcaba a más de una nación, y porque además algunas naciones del siglo XIX, no estuvieron completas dentro de los límites del Imperio Romano, como fue el caso de la propia Alemania. Por tanto, van a buscar, y a encontrar, sus orígenes en la Edad Media. Alemania a partir del desarrollo de los Caballeros Teutónicos, Francia en las monarquías merovingias y carolingias, España en la tan traída y llevada Reconquista . . . 

La tercera corriente de pensamiento será el Positivismo Histórico, que va a conceder gran importancia, cultolátrica en ocasiones, al documento escrito. A la preguna ¿dónde buscar la verdadera historia?, ellos responderán sin vacilación; en los documentos. A partir de los estudios de Jean Mabillon (inciciador de la diplomática), muchos documentos que se consideraban falsos, comenzarán a ser tratados en su autenticidad. 

En definitiva, románticos, nacionalistas y positivistas dotarán al concepto de Edad Media de un contenido, un significado, que salvando las distancias, en cuanto al trato e interpretación documental, ha llegada hasta nuestros días. La Edad Media, no como una época de oscurantismo entre dos momentos brillantes, sino como una etapa más de la historia, con sus particularidades, donde es posible encontrar por igual la luz y la sombra. 
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