Monje del Císter y obispo de Freising (en Baviera), fue tío de Federico I Barbarroja, y se convirtió en historiador (mejor dicho cronista) de las gestas del emperador. Retomando la concepción de las dos ciudades de San Agustín, escribe lo que sigue: A partir del momento en que no sólo todos los hombres, sino también hasta los emperadores, con alguna excepción, fueron católicos, me parece que escribió la historia no de dos ciudades, sino, por así decirlo, de una sola ciudad, que yo llamo la iglesia.
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jueves, 5 de diciembre de 2019
viernes, 5 de abril de 2019
LA REVOLUCIÓN E INDEPENDENCIA DE ESTADOS UNIDOS.
Dos notas caracterizan las
revoluciones políticas de fines del siglo XVIII en las sociedades
occidentales, a las que se llega, como se ha indicado ya, en virtud
de un proceso combinado de cambios históricos y a partir de unas
circunstancias determinadas: la revolución económica, unida a la
revolución social y a la revolución intelectual, desembocan en la
revolución política. Estas dos notas son: en primer lugar, tanto la
revolución americana como la revolución francesa no pueden ser
consideradas como hechos aislados, sino formando parte de la
totalidad de los movimientos revolucionaarios que afectan al mundo
occidental-atlántico en esa época, y entre las cuales tales
revoluciones son las más destacadas y representativas, pero no las
únicas; y en segundo lugar, aunque circunstancias concretas explican
el desencadenamiento de la revolución en cada país, los movimientos
revolucionarios americano y francés, en general, tienen unas causas
comunes, que residen en la estructura de la sociedad con el
crecimiento de la burguesía, en la evolución de la economía con el
desarrollo industrial, en la evolución de la economía con el
desarrollo industrial, en la crítica ideológica con la formulación
del liberalismo, y en la coyuntura política con la crisis del
Antiguo Régimen. Este es, en síntesis, el estado actual de la
cuestión, y así lo recogen, entre otros muchos, Godechot, Lefebvre,
Touchard y A. Kaspi, aunque Vovelle por su parte ha expuesto una
revisión de esta interpretación de acuerdo con más recientes
tendencias historiográficas.
Sobre la revolución e
independencia de Estados Unidos, tanto Godechot como Kaspi han
resumido recientemente el planteamiento de las cuestiones, centradas
en esta pregunta: ¿guerra de independencia o revolución social?, a
la que contestan con tres opiniones, según el estado actual de
investigación: para unos, el conflicto americano fue una revolución
más radical que la revolución francesa, mientras que para otros se
trató sólo de una guerra política de independencia, sin que
impliccara profundas transformaciones económicas y sociales, y una
tercera postura intermedia, que acabará por predominar, opina que
fue al mismo tiempo una guerra política por la independencia por
parte de los colonos americanos contra el gobierno inglés, y también
una revolución económica y social de carácter democrático, aunque
en un sentido más moderado, realizada por unos grupos sociales
burgueses y liberales frente a los principios absolutistas,
tradicionales y jerárquicos europeos. En todo caso, añade Godechot,
la revolución fue decisiva y resultó victoriosa en ambos sentidos,
como revolución política por la independencia, y como revolución
social y económica por los principios liberales, y no fue seguida,
como en Europa, de una contrarrevolución. Su influencia se extendió
opr el resto del continente americano y llegó hasta Europa, al
constituirse por primera ver recién obtenida la independencia, un
Estado de acuerdo con las ideas revolucionarias, liberales y
democráticas de la época.
Introducción a la historia
contemporánea. 1
La Era de las Revoluciones. José U.
Martínez Carreras.
martes, 2 de abril de 2019
PERÍODO DE LAS GRANDES REVOLUCIONES.
Los últimos años del siglo
XVIII y los primeros del XIX señalan la transición de la Edad
Moderna a la Contemporánea. Caracterizará este nuevo período el
extraordinario progreso alcanzado por el desarrollo científico y
técnico, cuyos fundamentos son: el racionalismo (toda realidad puede
ser científicamente analizada según principios racionales); el
empirismo (la experiencia de los hechos produce su conocimiento); el
pragmatismo (el grado de verdad de una teoría reside en su valor
práctico). Se generalizan la fe en el progreso y el utilitarismo y
surgen nuevas condiciones económico-políticas que harán posible la
formación de los grandes imperios capitalistas y la europeizacion del
mundo (imperialismo). Valores y formas de vida burguesa se
consolidan, al tiempo que se acentúa el moderno centralismo
administrativo (burocratismo). Al mundo anunciado en el plano teórico
por la Ilustración, se llegará gracias a un doble proceso
revolucionario:
Las revoluciones políticas, que
derribarán el absolutismo y darán lugar a nuevas formas de gobierno
basadas en la voluntad de la mayoría, la igualdad ante la ley, la
libertad individual y un derecho natural racionalista. A consecuencia
de ellas, la sociedad estamental (feudalismo) se transforma en una
sociedad de clases burguesa (capitalismo).
Elaborada en Inglaterra (Locke),
la la nueva teoría política se realiza parcialmente en Norteamérica
y se afirma en Europa con la Revolución Francesa. Frente a la
supervivencia de ciertas formas feudales y al imperialismo
napoleónico se desarrollará, posteriormente una conciencia
nacional.
La revolución industrial que,
partiendo de Inglaterra, transformará, gracias al maquinismo, los
métodos tradicionales de producción (artesanía, manufacturas,
trabajo a domicilio) en formas de producción industrial masiva. En
el mercado mundial, la supremacía comercial dará paso
progresivamente a la supremacía industrial. En Inglaterra, el
capital invertido en la industria procede de las colonias, la deuda
pública, el sistema tributario y el proteccionismo. La oposición
entre las clases configuradas por la nueva sociedad industrial –
empresarios privados (capitalistas) y obreros asalariados
(proletarios) -, así como sus contradicciones, serán posteriormente
denunciadas por el socialismo.
Atlas Histórico Mundial.
Herman
Kinder/Werener Hilgemann/Manfred Hergt.
sábado, 29 de diciembre de 2018
ANNA COMNENO.
Mujer atípica de su tiempo, pudo mandar (era hija del emperador bizantino Alejo Comneno) pero prefirió indagar el alma humana y escribir sobre ello una obra: Alexida. Conocedora de los resortes del poder político y de las debilidades humanas, describió la época que le tocó vivir (y sus pintorescos personajes): cruzados, emperadores de quita y pon, reyezuelos altivos, grandes hombres y cínicos malvados.
miércoles, 1 de noviembre de 2017
SIMA QIAN.
“He decidido depositar todas mis
esperanzas en mis palabras: he reunido y clasificado todas las
antiguas tradiciones”.
Sima Qian es el nombre de un
historiador chino, cuya obra significa para China, lo mismo que
Herodoto para Occidente. El Shiji, Memorias Históricas, arrancan en
tiempos semilegendarios y llegan hasta su propia época, el reinado
de Han Wudi.
Esta monumental obra servirá de
modelo para las sucesivas crónicas dinásticas. Sima Qian para
escribir “el Shiji” se recluyó en la biblioteca y los archivos
reales, pero también realizó un largo viaje para conocer las
tierras chinas y recoger testimonios de primera mano.
martes, 17 de octubre de 2017
CHINA Y SU HISTORIA.
La Historia de China es un
auténtico galimatías (imposible de desenmarañar) para los
Occidentales. En el país se refieren, con los poco precisos términos
“época antigua” o “edad feudal” a todo el periodo anterior
al final del Imperio Chino en 1911 y el establecimiento de la
República. Sin solución de continuidad se salta desde el primer
emperador, Huang Ti, al doctor Sun Yan Set fundador de la república
y a Mao Tse Tung.
Los dos mil y pico años que
separan a Huang Ti y Sun Yan Set son terreno abonado para la
fabulación, la leyenda, el misterio y la superstición. La cacareada
Revolución Cultural pretendió eliminar dos milenios de historia,
reduciéndolo a mitos y cuentos. Una etapa que terminó hace apenas
cien años. Esta es la sensación que uno tiene cuando visita China y
le cuentan su historia. Miramos al futuro, un futuro que empezó con
Mao. Cuanto daño pueden hacer los fanatismos.
Tan solo se libró del
ostracismo el sabio Confucio.
viernes, 10 de marzo de 2017
EL LEGADO DE LA EDAD MEDIA.
Ahora sabemos lo bastante acerca
de lo que solió llamarse la “edad de la fe” como para descartar
la idea de una sociedad obediente, ordenada hasta el extremo de
renunciar voluntaria e inexplicablemente a mezclarse en nada
referente al gobierno, a la doctrina, al culto y a los intereses
artísticos de la iglesia. Ya no creemos en la existencia de una
comunidad de fieles que, aunque esencialmente bárbara e ignorante,
estaba bien educada y fue siempre tan sumisa respecto de los
misterios de la fe cristiana. En la Edad Media el paganismo fue tan
endémico, la especulación tan audaz, el lenguaje tan punzante, las
variedades de la experiencia religiosa tan numerosas y extravagantes,
como en cualquier período de la historia de la humanidad. El sistema
estatal de la Europa moderna, su nacionalismo, las tradiciones de
política exterior y las ideas, extrañamente mezcladas de derecho,
fuerza y utilidad, tienen su origen en la Edad Media.
F.M. Powicke.
lunes, 19 de octubre de 2015
EL CRONISTA MÁS IMPORTANTE DE LA IBERIA MEDIEVAL CRISTIANA: ALFONSO X.
En la segunda mitad del siglo XIII, Alfonso X, hijo de Fernando III el Santo, rey de León y de Castilla, que ha pasado a la historia con el sobrenombre de “el Sabio” por su dedicación a la cultura, la poesía y el conocimiento, patrocinó la elaboración de dos magnas crónicas históricas: una Universal y otra de España. Aunque el rey se reconoce como autor material de sus obras, contó con colaboradores que trabajaron durante más de una década recopilando, ordenando y traduciendo textos del árabe y del latín.
La General Estoria es una historia Universal dividida en seis edades, mientras que la Estoria de España (o Primera Crónica General) consta de dos partes. La primera comienza con el Génesis y termina con don Pelayo, y la segunda abarca la historia de España desde la victoria del caudillo astur hasta el reinado de Fernando III. En esta crónica Alfonso X intenta justificar en todo momento el derecho histórico y legítimo de los reyes de Castilla y de León, a conquistar los territorios islámicos de Al Andalus (como casi siempre ocurre, la historia al servicio de los intereses políticos).
sábado, 10 de octubre de 2015
JENOFONTE.
Caballero ateniense, corresponsal de guerra, soldado en campaña y reportero de viajes. Jenofonte, compañero de los Diez Mil, relató las andanzas, aventuras y desventuras, de un ejército de mercenario griegos en tierras extrañas y hostiles en su maravillosa obra: Anábasis.
jueves, 10 de septiembre de 2015
PRIMERA FASE DE LAS RELACIONES FEUDOVASALLÁTICAS.
El desarrollo pleno de
las relaciones feudovasalláticas se va a producir en el Occidente
Cristiano a partir del siglo XI. Los elementos están instalados y
desarrollados en Occidente. Entre los siglos V y X constatamos una
primera fase de estas relaciones feudovasalláticas, en la que se
desarrolla plenamente la Encomendación carolingia.
Los elementos básicos
que van a entablar estas relaciones son los señores y los campesinos
(aún no podemos hablar estrictamente de vasallos). Los más humildes
prestaban juramento de fidelidad a los poderosos, en una ceremonia
teatralizada con la unión de las manos entre ambos, la “Inmixtio
manuum”.
El otro elemento básico,
y hasta cierto punto definitorio, es el “beneficium”, que el
poderoso otorgaba al campesino. Este “beneficium” consiste en el
usufruto de una tierra. En la documentación de la época, el
“beneficium” se va equiparando al “foedum”; el feudo. En
definitiva nos referimos a la más importante fuente de riqueza: la
tierra.
A partir de estas
fórmulas de dependencia la sociedad se encuentra totalmente
imbricada en los aspectos económicos.
martes, 8 de septiembre de 2015
LA ENCOMENDACIÓN Y EL ORIGEN DE LAS RELACIONES FEUDOVASALLÁTICAS
El debate sobre el origen
del feudalismo en Europa Occidental ha sido durante décadas uno de
los más interesantes de la historiografía sobre el Medievo. Algunos
investigadores de prestigio han rastreado sus orígenes en la
encomendación carolingia. El punto de partida, la existencia de la
fragmentación del poder público. Tras la caída del Imperio Romano
de Occidente en el 476 desaparece la seguridad que proporcionaba el
estado romano, surgiendo en Occidente un sentimiento de inseguridad
colectiva. A pesar de los estados germánicos recién formados, no
existía un poder regio que garantizase la convivencia. La solución
que se halló fue buscar la protección personal, del hombre poderoso
hacia el humilde y de baja condición socioeconómica.
La fórmula encontrada
es la Encomendación, la primera institución plenamente medieval. Es
una institución jurídica a través de la cual un campesino se
encomendaba y se ponía bajo la protección directa de una persona
poderosa. De alguna manera este campesino débil se convertía en
“hombre” del poderoso. El señor le entregaba a ese campesino
unas tierras para que las trabajase y viviese de ellas, pero no le
entregaba la propiedad de esa tierra, sino que la daba el usufructo
de las mismas. Esta institución acentúa la entrada en dependencia o
vinculación personal, el débil busca (y encuentra) el apoyo del
poderoso, y como contrapartida, el poderoso va constituyendo a su
alrededor una clientela fiel y eficaz. Este fenómeno lo podemos
situar durante prácticamente toda la Alta Edad Media, en el seno del
reino Franco, del reino Visigodo o del propio Imperio Carolingio.
Esta Encomendación no
surge de la nada, tuvo sus antecedentes en la Antigüedad Tardía. En
el mundo tardorromano se desarrolló el patronato. Este patronato
materializaba la existencia de patronos que controlaban a otros
individuos más débiles. Por otro lado, dentro de las comunidades
germanas existían las clientelas militares, que hacían referencia a
las relaciones personales entre jefes y guerreros.
miércoles, 24 de junio de 2015
EL ROBO DE LA HISTORIA.
El título robo de la
historia alude a la apropiación de la historia por parte de
Occidente. Es decir, el pasado se conceptualiza y presenta según lo
que ocurrió a escala provincial en Europa, casi siempre en la Europa
occidental, y que luego se impuso al resto del mundo. El continente
europeo presume de haber inventado una serie de instituciones
portadoras de valores como la democracia, el capitalismo mercantil,
la libertad y el individualismo. Sin embargo, estas instituciones
existen también en otras muchas sociedades humanas. Entiendo que lo
mismo ocurre con ciertas emociones como el amor (o el amor
romántico), cuyo origen se ha situado casi siempre en Europa en el
siglo XII y que se han vinculado de modo intrínseco a la
modernización de Occidente (la familia urbana, por ejemplo).
Esto resulta evidente en
el relato que nos ofrece el distinguido historiador Trevor-Roper en
su libro "The rise of Christian Europe". Trevor-Roper subraya los
destacados progresos de Europa desde el Renacimiento (aunque algunos
historiadores comparativos no reconocen dicha superioridad hasta el
siglo xix). Y considera que tales progresos fueron obra exclusiva del
continente europeo. La superioridad podr.a ser temporal, pero
Trevor-Roper afirma:
"Los
nuevos gobernantes del mundo, sean quienes sean, heredaron una
situación construida por Europa y sólo por Europa. Son las técnicas
europeas, los ejemplos europeos, las ideas europeas las que han
arrancado al mundo no europeo de su pasado: de la barbarie en Africa;
de una civilización mucho más antigua, lenta y majestuosa en Asia;
y la historia del mundo, durante los últimos cinco siglos, ha sido
historia europea en todos los aspectos realmente significativos. No
creo que tengamos que disculpamos porque nuestro estudio de la
historia sea eurocéntrico"
Tras varios años
viviendo entre tribus africanas y en un reino de Ghana, comencé a
cuestionar una serie de pretensiones de los europeos en las que se
arrogaban el invento de formas de gobierno (como la democracia), de
formas de parentesco (como la familia nuclear), de formas de
intercambio (como el mercado), y de formas de justicia, que al menos
en fase embrionaria se encontraban ampliamente representadas en
muchos otros lugares. Estas pretensiones se plasman en la historia,
tanto en la disciplina académica como en el discurso popular.
Evidentemente, se han producido grandes logros en Europa en los
últimos tiempos y debemos tenerlos en cuenta. Pero por lo general
deben mucho a otras culturas urbanas, como la de China. Por otro
lado, la divergencia entre Occidente y Oriente, tanto económica como
intelectual, es relativamente reciente y quiza sea transitoria.
Europa no sólo despreció
o minimizó la historia del resto del mundo y, en consecuencia,
malinterpretó su propia historia, sino que impuso conceptos y
periodos históricos que han deteriorado nuestra comprensión de Asia
de forma significativa tanto para el futuro como para el pasado.
Jack Goody
"El Robo de la
Historia".
jueves, 10 de julio de 2014
PROYECTANDO ANHELOS SOBRE EL TEMPLE.
La Orden del Temple tuvo
una vida efímera, pero intensa. En unos doscientos años fue capaz de
convertirse en una auténtica multinacional, con encomiendas (leáse
sucursales) en la mayoría de los países europeos. Después de su
trágica disolución, nunca ha dejado de estar presente en el
imaginario colectivo. Océanos de tinta se han vertido sobre millares
de libros que se acercan a los templarios desde las más diversas
perspectivas.
Cuando estudiamos el
pasado, especialmente las épocas más lejanas, lo que realmente
hacemos es una construcción (que no reconstrucción) histórica, en
la que utilizamos como argamasa nuestra propia realidad. En ese
sentido, en la construcción de la Orden del Temple, es sencillo
encontrar las claves de la esencia humana, que terminan proyectándose
en los Caballeros de la Orden.
Misterios insondables
del alma humana que proyectamos hacia el exterior. El conocimiento
supremo, al que las mentes clarividentes aspiran, es atribuido a los
caballeros, freries y maestres del Temple. También se les supone
conocedores, y custodios, de proderosos objetos y secretos. Además,
tenían un cometido admirable y honorable, la protección del débil.
Todas estas virtudes, cualquier hombre de bien las querría para él.
Pero además, en nuestro
intrínseco egocentrismo, todos gustamos de sentirnos incomprendidos.
Algo que también les ocurrió a estos Soldados de Cristo. Somos (y
nos creemos) maravillosos, rozamos la perfección, entonces ¿por qué
nos odian?
Nos envidian porqué
somos mejores. Por tanto, intentarán destruirnos. No tienen nada que
reprocharnos, ni delito (real) del que acusarnos. Entonces aparecen
los bulos, las mentiras y las conspiraciones. ¿Cuántos de nosotros
hemos oído chimes sobre nosotros, que sabemos son falsos? Y que
alegría nos causa conocerlos. Rumores inventados que pretenden
hacernos daños. Y qué importantes nos sentimos en ese momento. Qué
hablen de mí, aunque sea mal. Exactamente igual que a los
templarios.
Y el culmen. El clímax
absoluto. Para los que aspiran a la suprema heroicidad, nada mejor
que el martirio. Transformarnos en las víctimas injustas del
deplorable sistema. Convertirnos en mártir nos otorgará la razón
universal y la gloria eterna. Todos estos sentimientos humanos, y tan
humanos, han sido atribuidos, con gran fortuna literaria y
cinematográfica, a los desdichados caballeros templarios.
Quizás sea una visión
poco ortodoxa de la historia, pero no por ello menos real y
verosimil. Y si no, miren hacia atrás en sus propias vidas, y
descubrirán las similitudes con la vida (y muerte) de la Orden del
Temple.
miércoles, 25 de junio de 2014
LUCES EN LA OSCURIDAD
Durante el siglo XVI, eruditos autoproclamados humanistas cubrieron con un oscuro mando la realidad histórica que les había precedido. Para aquellas mentes poseídas por el espíritu clásico de Grecia y Roma, el continente europeo había vivido una época nefasta, definida por su atraso tecnológico, la mentalidad supersticiosa y la interrupción de las relaciones comerciales, que se originó con la caída del Imperio Romano de Occidente y que se alargó hasta su propio tiempo. Renacimiento significaba volver a recuperar los valores, la cultura y la luz apagada por obra y gracia de hordas bárbaras surgidas de las entrañas del mismo Averno. Y después de los Humanistas, en los siguientes quinientos años, las nuevas generaciones continuaron retratando la Edad Media como un época oscura.
Desde que tengo uso de razón he visto la Edad Media como una época maravillosa, llena de emociones, aventuras y romanticismo; brujas, dragones, caballeros andantes, juglares y trovadores, frailes y damas enamoradas, moros y cristianos, castillos y catedrales, dieron forma a mi imaginario medieval. Y crecemos. Y estudiamos. Y leemos. Y viajamos por Europa. Y con nuestros ojos visualizamos el legado de un mundo medieval rico, variopinto y lleno de matices. Y entonces descubrimos las luces en la Oscuridad.
En la profundidad de los bosques se materializan brillantes luces urbanas. Roma era uniformidad y globalización, la Edad Media fue todo lo contrario, una eclosión de ideas y nuevas formas de organizar la sociedad, la economía y el estado. Cobijados tras los gruesos muros de piedra de un monasterio rural, afanosos frailes trabajan la tierra, oran a dios y registran por escrito cuentos, leyendas, historias y tradiciones que han podido recopilar.
Una época oscura que contempló el alumbramiento de la Universidad, de un estilo románico que bebió de múltiples fuentes, múltiples formas de entender el estado, de una profusa literatura y filosofía escolástica que trataba de aunar fe y razón, de inspiradoras novelas de caballería y aventuras legendarias, de la formalización de leyendas atávicas que el siglo XX ha convertido en clásicos inmortales del cine y la literatura. Una incipiente actividad manufacturera de paños que sentó las bases (lejanas) en Flandes de la ulterior y exitosa Revolución Industrial. Maestros de obra que elevaban las torres de sus catedrales góticas hacia los mismos cielos, morada divina. Canteros y albañiles capaces de dar forma a las ideas del magister. Excelsos artistas capaces de dibujar el cielo en una bóveda románica. Ingeniosos trovadores y juglares que hacen llegar al pueblo las historias más fascinantes, como el Ciclo del Grial y las leyendas del Rey Arturo y sus Caballeros de la Mesa Redonda, que han llenado, y seguirán llenado, salas de cine en todo el mundo. Eddad y Cantares de Gesta cuentan las aventuras de antiguos héroes y dioses. Odín usurpó el Olimpo a Zeus y Mahoma compitió con Jesucristo por ver quien acercaba al mismo Dios, el mayor número de fieles creyentes. Mitos celtas que sobrevieron en legajos escritos por monjes en monasterios columbanos, donde la actividad intelectual fue una auténtico razón de ser y existir. Franciscanos que se atrevieron a contradecir a la cúpula eclesiástica y dieron una nueva lectura a los evangelios. Clarividentes mercaderes que organizaron la actividad comercial en cofradías y hansas. Maestros de gremio expertos en monopolizar toda la producción, con una visión empresarial propia, concebida para ajar a la competencia. La capacidad de sobrevivir alimentándose de todo lo que la Madre Naturaleza pudiese ofrecer. La creación de un universo demonológico que implica una gran alarde de imaginación. Repúblicas de notables que jugaban a ser democracias, como ocurre aún en nuestros días. Matemáticas indoarábigas que llegaron a Europa de la mano de matemáticos como Leonardo Pisano, conocido como Fibonacci. Campesinos armados y organizados en lucha por sus más simples derechos, enfrentados a intransigentes señores. Vikingos, varegos o normandos, intrépidos aventureros y viajeros que salvaron obstáculo, recorrieron mares y océanos, remontaron ríos, comerciando y guerreando, y que alcanzaron costas que nadie conocía. Movimientos de peregrinos, un antecedente del turismo, el placer de viajar por viajar.
En definitiva, la Edad Media supuso el paso del pretendido uniformismo romano impuesto a través del ejército, la administración y la burocracia, a una variopinta multiculturalidad que terminó de dar forma a las diferentes personalidades europeas.
Y yo me pregunto ¿volveremos a vivir una nueva Edad Media cuando se colapse el sistema actual?
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miércoles, 15 de mayo de 2013
ESPACIO Y TIEMPO MEDIEVALES
El espacio y el tiempo son las dos constantes ineludibles en cualquier estudio histórico. La Edad Media dura mil años, del siglo V al XV, y se desarrolla en un ámbito geográfico concreto, Europa Occidental.
A lo largo del tiempo se han ido proponiendo diferentes fechas tanto para el inicio, como para el final de la Edad Media.
Tradicionalmente se sitúa el inicio de la Edad Media en el año 476 con la desaparición del Imperio Romano de Occidente, y su final, con otra caída, en este caso la de Bizancio o Constantinopla a manos de los turcos otomanos en 1453.
Incluyendo el período intermedio, con entidad propia, de la Antigüedad Tardía, que abarca los siglos III al VII, auténtica fase de transición entre la Antigüedad y el Medioevo, reivindicado tanto por historiadores de la Antigüedad como por los medievalistas, podemos situar el comienzo de la Edad Media en el siglo VII, con la explosiva irrupación de un nuevo protagonista que en pocas décadas transformará totalmente el Mundo Mediterráneo, nos referimos, sin lugar a dudas, el Islam.
"Convencionalmente se suele situar el inicio de la Edad Media en la caída del Imperio Romano de Occidente en 476 d.C. A decir verdad, las invasiones bárbaras fueron tan sólo la continuación de procesos ya existentes durante la época imperial, y tanto los reinos bárbaros como el Cristianismo se esforzaron por salvar la herencia de Roma. Precisamente por eso, a mi juicio, sería más exacto situar el inicio de la Edad Media en la aparición del Islam, que anilquiló la presencia clásica en Oriente, el norte de África y buena parte de España".
Cambiaron la Historia.
César Vidal.
Y también vamos a retrasar unas décadas su final, concretamente hasta 1492 con el "Descubrimiento de América", y los primeros contactos fluídos de dos mundos diferentes, que hasta ese momento habían evolucionado ignorándose el uno al otro, y que a partir de ese momento comenzarán a influirse mutuamente dando lugar a un mundo completamente diferente al que la Humanidad había conocido.
Siguiendo al profesor de Historia Medieval de la Universidad de Cádiz, Emilio Martín Gutierrez "tenemos que pensar que la Edad Media finaliza a mediados del siglo XVI, porque será a partir de ese momento cuanto en Europa se empieza a sentir los efectos de la llegada a Europa del oro y la plata americanos. El final de la Edad Media también debe ser analizada como un período de transición entre un mundo y otro".
En lo relativo al espacio geográfico donde se desarrolla lo que nosotros conocemos como Edad Media, hay que ser concisos y señalar, que la Edad Media se circunscribe al ámbito geográfico de la Europa Occidental.
Algunos libros, autores, enciclopedias y manuales, aplican el término Edad Media a contextos extraeuropeos, como China, India o Japón, aunque es algo carente de sentido. Y lo es por una razón concreta, esos espacios tuvieron una trayectoria histórica propia y diferenciada, en muchos sentidos, a la realidad europea.
Dentro de ese concepto de Occidente podemos distinguir difentes áreas o espacios:
* Uno sería el Imperio Germánico. Al que habría que sumar el Norte de Italia que también se suma a la idea imperial.
* Otra zona sería la Europa Escandinava y Septentrional.
* Un tercer espacio lo integran la Europa Occidental propiamente dicha: Francia, Inglaterra, Flandes, Escocia, Borgoña y la Península Ibérica.
* Finalmente podemos incluir las zonas periféricas que estarán en Europa Oriental, y que manternían estrechos contactos con el Imperio y recibían influencias de él.
A todos estos espacios políticos los podemos incluir bajo un mismo rótulo, Cristiandad. Se trata de reinos cristianos que espiritualmente van a depender de Roma.
Mas en la Edad Media podemos incluir otras civilizaciones y religiones. El mundo bizantino que va a tener un espacio y religión determinadas y el Islam, que irá avanzando o retrocediendo, según el momento, en algunos puntos del Occidente.
A todos estos espacios políticos los podemos incluir bajo un mismo rótulo, Cristiandad. Se trata de reinos cristianos que espiritualmente van a depender de Roma.
Mas en la Edad Media podemos incluir otras civilizaciones y religiones. El mundo bizantino que va a tener un espacio y religión determinadas y el Islam, que irá avanzando o retrocediendo, según el momento, en algunos puntos del Occidente.
martes, 14 de mayo de 2013
EDAD MEDIA
LA FORJA DE UN CONCEPTO.
Edad Media es un concepto que nace durante el Renacimiento, y lo hace con una alta carga de negatividad, al hacer referencia a una etapa oscura de la Historia, una época de guerras, supersticiones y un nulo desarrollo cultural.
Pero ¿quiénes acuñan el término?; los Humanistas.
Los Humanistas del Renacimiento (siglos XV y XVI) pensaban que el latín que ellos utilizaban en sus escritos era tan perfecto como el Latín Clásico, y por eso entroncan su época con el pasado Clásico de Europa. Entre ambas etapas discurre una, que se sitúa en medio, y a la que ellos van a denominar Edad Media.
El siguiente paso lo da el profesor universitario alemán Cristobal Keller en 1688, quien publica una trilogía, "H. Antigua, H. Medii Aevi e H. Nova", introducciendo la división clásica en Historia Antigua, Media y Moderna. Aquí surge el término definitivo de Edad Media.
Ya en el siglo XVIII, la Ilustración sigue potenciando los aspectos negativos de la Edad Media, por ser una época en que la vida cotidiana estaba basada, en gran manera, en la religión. Esta concepción se potencia durante la Revolución Francesa (1789) en la que se produce el enfrentamiento de las clases populares y burguesas, contra los poderes de la Nobleza, el Clero y la Monarquia Absoluta. Cuando se busca el origen de tales abusos, siempre se llegaba al mismo momento, la Edad Media.
Mas en el siglo XIX se rompe este planteamiento negativo. Durante este siglo se desarrollan tres corrientes de pensamiento que van a alterar el concepto que de Edad Media se tenía hasta entonces. Nos estamos refiriendo a Romanticismo, Nacionalismo y Positivismo.
El Romanticismo busca explicar el mundo, la realidad, a través de los sentimientos y la pasión, dejando en un segundo plano a la ilustrada razón. En ese sentido, los románticos decimonónicos van a reivindicar la Edad Media como un mundo fantástico. Los románticos acuden a la Edad Media en busca de temas e inspiraciones. Sirvan como ejemplo los Carmina Burana o las leyendas medievales en que se inspira Richard Wagner para sus óperas.
En estrecha relación con el Romanticismo surge el Nacionalismo, un fuerte sentimiento de pertenecer a un determinado grupo humano con el que compartimos una serie de elementos comunes. Este siglo XIX va a contemplar además, el nacimiento de importantes estados-nación, como Grecia, Alemania e Italia.
Todos estos estados-nación surgen asentados en pilares sociales, económicos y políticos, pero también culturales. Determinados sectores intelectuales empiezan a buscar el origen de su propia nación. Esos (supuestos) orígenes no se pueden fijar, por ejemplo, en el horizonte cultural del Imperio Romano, ya que éste, era una gran unidad política que abarcaba a más de una nación, y porque además algunas naciones del siglo XIX, no estuvieron completas dentro de los límites del Imperio Romano, como fue el caso de la propia Alemania. Por tanto, van a buscar, y a encontrar, sus orígenes en la Edad Media. Alemania a partir del desarrollo de los Caballeros Teutónicos, Francia en las monarquías merovingias y carolingias, España en la tan traída y llevada Reconquista . . .
La tercera corriente de pensamiento será el Positivismo Histórico, que va a conceder gran importancia, cultolátrica en ocasiones, al documento escrito. A la preguna ¿dónde buscar la verdadera historia?, ellos responderán sin vacilación; en los documentos. A partir de los estudios de Jean Mabillon (inciciador de la diplomática), muchos documentos que se consideraban falsos, comenzarán a ser tratados en su autenticidad.
En definitiva, románticos, nacionalistas y positivistas dotarán al concepto de Edad Media de un contenido, un significado, que salvando las distancias, en cuanto al trato e interpretación documental, ha llegada hasta nuestros días. La Edad Media, no como una época de oscurantismo entre dos momentos brillantes, sino como una etapa más de la historia, con sus particularidades, donde es posible encontrar por igual la luz y la sombra.
El Romanticismo busca explicar el mundo, la realidad, a través de los sentimientos y la pasión, dejando en un segundo plano a la ilustrada razón. En ese sentido, los románticos decimonónicos van a reivindicar la Edad Media como un mundo fantástico. Los románticos acuden a la Edad Media en busca de temas e inspiraciones. Sirvan como ejemplo los Carmina Burana o las leyendas medievales en que se inspira Richard Wagner para sus óperas.
En estrecha relación con el Romanticismo surge el Nacionalismo, un fuerte sentimiento de pertenecer a un determinado grupo humano con el que compartimos una serie de elementos comunes. Este siglo XIX va a contemplar además, el nacimiento de importantes estados-nación, como Grecia, Alemania e Italia.
Todos estos estados-nación surgen asentados en pilares sociales, económicos y políticos, pero también culturales. Determinados sectores intelectuales empiezan a buscar el origen de su propia nación. Esos (supuestos) orígenes no se pueden fijar, por ejemplo, en el horizonte cultural del Imperio Romano, ya que éste, era una gran unidad política que abarcaba a más de una nación, y porque además algunas naciones del siglo XIX, no estuvieron completas dentro de los límites del Imperio Romano, como fue el caso de la propia Alemania. Por tanto, van a buscar, y a encontrar, sus orígenes en la Edad Media. Alemania a partir del desarrollo de los Caballeros Teutónicos, Francia en las monarquías merovingias y carolingias, España en la tan traída y llevada Reconquista . . .
La tercera corriente de pensamiento será el Positivismo Histórico, que va a conceder gran importancia, cultolátrica en ocasiones, al documento escrito. A la preguna ¿dónde buscar la verdadera historia?, ellos responderán sin vacilación; en los documentos. A partir de los estudios de Jean Mabillon (inciciador de la diplomática), muchos documentos que se consideraban falsos, comenzarán a ser tratados en su autenticidad.
En definitiva, románticos, nacionalistas y positivistas dotarán al concepto de Edad Media de un contenido, un significado, que salvando las distancias, en cuanto al trato e interpretación documental, ha llegada hasta nuestros días. La Edad Media, no como una época de oscurantismo entre dos momentos brillantes, sino como una etapa más de la historia, con sus particularidades, donde es posible encontrar por igual la luz y la sombra.
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