El animal más poderoso del Zodíaco
tiene la facultad de autoinmolarse,
renacer y reinventarse, una y otra vez,
en un ciclo eterno.
Escorpio no te ama, te devora.
No te hace el amor,
te incendia el cuerpo.
Si te inocula su veneno,
estarás perdida.
El alma, la razón y la pasión de Scorpio residen todas juntas en el mismo lugar, el bajo vientre. Es imposible disfrutar de una sin sufrir a las otras.



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