BRUCIOS, HABITANTES DE CALABRIA.

En la punta de la bota italiana, prácticamente aislada del resto del país, se extiende Calabria. Una tierra próspera y fértil, apta para la cría de ganado, que proporcionaba buenas cosechas de vino, aceitunas y cereales, la celebrada tríada mediterránea. Un producto muy apreciado era la pez que se obtenía de los bosques resinosos del interior. En época romana era conocida como Bruttium, topónimo derivado del nombre de sus habitantes, los brucios.

Los brucios habitaban estas tierras desde antes de la llegada de los griegos, y junto a los vecinos lucanos saquearon algunas de las colonias que instalaron en la región. Esto no fue impedimento para que muchos brucios acabaran helenizándose de forma notable. Los brucios tenían como capital Cosentia (actual Cosenza) y hacia el 282 a.C. apoyaron al general Pirro en su guerra contra Roma. Pero Pirro fue derrotado y el territorio de los brucios ocupado por Roma. Esta gente orgullosa y levantisca no soportaba bien el dominio extranjero y durante la Segunda Guerra Púnica volvieron a sublevarse poniéndose del lado de Aníbal Barca. De nuevo eligieron mal el bando. Tras las derrota cartaginesa los brucios, los rebeldes a ojos de Roma, fueron despojados de sus territorios, declarados incapaces de llevar armas y prácticamente reducidos a la condición de siervos.