viernes, 11 de julio de 2025
LA PASIÓN DE TARDELLI.
martes, 10 de junio de 2025
CLASSE, ANTIGUO PUERTO DE RÁVENA.
Classe o Civitas Classis, era el antiguo puerto de la ciudad de Rávena, una base permanente para la flota imperial romana. Situado en las lagunas internas que rodean Rávena, era un puerto natural muy seguro. Para llegar al mar los romanos construyeron un canal hasta el Adriático.
En la basílica de San Apolinar Nuovo, en el centro histórico de Rávena (junto a las ruinas del Palacio de Teodorico) se custodia un mosaico de Classe y su puerto, con la apariencia que debían tener en algún momento de la Antigüedad Tardía.
Hasta la invención de la locomotora de vapor, una de las grandes innovaciones, y elemento clave de la Revolución Industrial, y la posterior construcción de miles de kilómetros de vías férreas, eran los medios líquidos – ríos, mares, lagos – las principales vías de comunicación. El volumen mayoritario de intercambios comerciales, especialmente los de larga distancia, se realizaban a través de los transportes marítimo y fluvial. Por este motivo era fundamental contar con buenos puertos para auspiciar el crecimiento del comercio y mantener contactos y comunicaciones entre las regiones. Rávena contaba con el puerto de Classe, situado a unos seis kilómetros del núcleo urbano. Fundado como puerto militar en tiempos del emperador Augusto, alcanzó gran importancia durante el Bajo Imperio, y entre los siglos VI y VII fue el puerto más grande y activo de toda la costa adriática italiana. Classe fue a Rávena lo que Ostia a Roma.
En la actualidad, el monumento que centra todo el interés de los que llegamos hasta aquí es San Apolinar in Classe. La basílica romana transformada en templo cristiano.
Silencio (casi) sepulcral. Las chicharras ponen la banda sonora a una tarde estival mediterránea.
En el altar San Apollinare sustituyó a Augusto. Los cristianos modificaron las funciones de la basílica convirtiéndola en la base de la iglesia medieval.
Justiniano ordenó la conquista de estas tierras y arquitectos y artistas bizantinos levantaron este precioso edificio.
Construida en el siglo VI en honor de san Apolinar, primer obispo de Rávena. Tres naves, la central más alta y ancha que las laterales, y un ábside ornamentado con vistosos mosaicos.
La separación de naves se materializa con arcadas de medio punto que se sustentan en columnas de base cuadrada. El que durante nuestra visita el edificio esté vacío le otorga un aspecto de grandiosidad.
Los maestros de la musivaria elaboraron espectaculares mosaicos que recubren el ábside. La luz del Sol, como Dios mismo, ilumina las brillantes teselas de oro. Maravillas artísticas de la Antigüedad Tardía.
Una cruz de gran tamaño enmarcada en un circulo y el santo Apolinar con los brazos elevados presiden el conjunto que decora el ábside.
Colección de sarcófagos datados entre los siglos IV al VIII.
"El centro creador de esta iconografía es probablemente Palestina. El arte de Rávena, único de esta época que presenta un grupo de obras bastante importante para permitir un análisis de estilo monumental, acaso refleja el arte de la corte bizantina. Apresurémonos, no obstante ,a decir que esta afirmación contiene una gran parte de hipótesis. En la misma Constantinopla no se han conservado imágenes figuradas de esta época, así es que no podemos concluir su existencia más que por deducciones'. El arte y el hombre. Dir. René Huyghe.
San Apolinar está situado en el centro de un prado verde, ataviado con la casulla eucarística del sacerdote oficiante. Los seis corderos de ambos lados simbolizan a los Doce Apóstoles.
Otros tres corderos, con los rostros dirigidos hacia la cruz central, simbolizan a Pedro, y a los hermanos Juan y Santiago, testigos de la Transfiguración. San Mateo cuenta en su evangelio que Cristo los condujo a una montaña alta y se transfiguró en su presencia. Y en lo alto aparecieron Moisés y Elías hablando con Él. En el mosaico ambos profetas emergen de las nubes y la gloria de Cristo se expresa mediante una cruz inscrita en un disco de un profundo azul tachonado de estrellas.
En lo más alto surge la mano de Dios Creador entre las nubes. Este esquema global carece de antecedentes iconográficos y no volvió a repetirse.
"En realidad, el arte bizantino no es producto de una ciudad ni de una región determinadas. Es resultado de una evolución del arte grecorromano, cuyas causas son múltiples a nuestro parecer". El arte y el hombre. René Huyghe.
Desde el 2012 cinco búfalas dirigen sus pesados pasos hacia el Monumento Patrimonio de la Humanidad, una obra del artista Davide Rivalta. Las esculturas pacen tranquilamente ante la mirada de los visitantes que se acercan para posar junto a ellas.
El búfalo de agua se cría (fundamentalmente) en la región italiana de la Campania desde aproximadamente el siglo XI. Encontramos búfalos en otras regiones europeas, como la llanura húngara. La leche de estas búfalas es el ingrediente principal de uno de los quesos italianos más famosos, la mozzarella.
La literatura y la pintura se funden en Classe con la bella arquitectura. En los pinares que rodean la ciudad situó Bocaccio una de los relatos de su Decamerón, la historia de Nastaglio degli Onesti. Paseando, triste y melancólico, por estos lares, tuvo el protagonista Nastaglio una horrenda visión; una joven muchacha desnuda perseguida por dos perros y un caballero.
El caballero alcanza a la joven, le extraer el corazón del cuerpo y se lo lanza a los perros para que lo devoren. Inmediatamente la escena vuelve a repetirse como una condena sin fin. La joven y el caballero son fantasmas que sufren castigo eterno, ella por tratarlo con desdén, y él por suicidarse. El artista del Renacimiento Sandro Botticelli realizó una serie de cuatro cuadros narrando la historia completa. Tres de ellos se exponen en el Museo del Prado en Madrid.
Classe es la antesala, o el epílogo, perfecto de una visita a Rávena.
viernes, 23 de mayo de 2025
EL PALACIO DE TEODORICO EN RÁVENA.
Teodorico el Grande (Flavius Theodoricus o Theuderijos), monarca ostrogodo con pretensiones de César, convirtió Rávena, la última capital del Imperio de Occidente, en su residencia y centro de poder. Uno de los gobernantes más poderosos de su tiempo que llegó a dominar la península italiana, después de haber asesinado a Odoacro (el caudillo hérulo que depuso al último emperador de Occidente), y la península ibérica, como regente del reino visigodo. Pasó gran parte de su juventud como rehén en Bizancio, y una vez sentado en el trono decidió convertir Rávena, centro de sus dominios, en una Constantinopla en miniatura. Parafraseando a Robert Kaplan "el gobierno de Teodorico sirvió para que Rávena y el mar Adriático quedaron establecidos firmemente como eje político-cultural de Italia".
En el lugar donde antes se localizaba la residencia del praefectus classis ravenensis, donde también se había instalado Honorio, edificó Teodorico su palacio, cuyos restos siguen siendo visibles (y visitables) en la actualidad.
En una ciudad que cuenta con un extraordinario patrimonio arquitectónico los restos del palacio de Teodorico suelen basar bastante desapercibidos.
En las proximidades del palacio se ubica la bellísima iglesia de San Apolinar Nuovo, que en su momento bien pudo ser la capilla del complejo palatino ostrogodo. Su interior ofrece al visitante una excelsa colección de mosaicos.
Uno de los mosaicos representa precisamente el citado palacio. La apariencia del palacio del mosaico coincide con una descripción realizada por el obispo Agnellus. El mosaico es un complemento perfecto de los restos que aún resisten en pie, de tal manera que podemos hacernos una idea aproximada del aspecto real del palacio. Un edificio elevado sobre columnas, en el centro tres arcos sobre cuatro columnas que sostienen un frontón de inspiración clásica (no solo en el Renacimiento lo hicieron). A ambos lados de esta estructura central dos pasillos con características y estructuras simétricas. El techo está formado por cubiertas a dos aguas de tejas rojizas.
Carlomagno sustrajo algunas columnas decorativas de las ruinas del edificio para incorporarlas a la capilla palatina de Aquisgrán (de clara inspiración ravanesa).
jueves, 22 de mayo de 2025
COMACCHIO
Jueves 1 de Agosto de 2024 una parada en la larga ruta que une Rávena con Trieste. Un maravilloso, y muy soleado, paseo por las tranquilas calles de Comacchio, y una deliciosa piadina con bresaola para almorzar. Viva l'Italia.
La ciudad vieja, la histórica, la que hace las delicias de los viajeros que, cámara en mano llegan día tras día, se asienta sobre treces islotes unidos mediante puentes. Imposible no reconocer en Comacchio una suerte de delicada Venecia en miniatura.
La misma estrategia utilizada en otras poblaciones enclavadas en el Delta del Po y en las salubres lagunas adriáticas. Concretamente Comacchio se ubica en la desembocadura del río Reno. Nos situamos en la provincia de Ferrara, integrada en la región de Emilia Romagna (como la bella Rávena o la docta Bolonia).
Humedad y calor asfixiante. El verano no es la mejor época para visitar estas regiones mediterráneas. Tras las visita una piadina con rúcula y bresaola, acompañada de agua gasatta. El palador inundado por los sabores de Italia.
Situada en un territorio estratégico, ambicionado por las potencias de cada momento, al colapsar (definitivamente) la Roma Imperial, varios poderes trataron de dominarla sucesivamente. Comacchio vivió cierta prosperidad en el Reino Ostrogodo y cuando los francos penetraron en Italia, el rey Pipino el Breve negoció con el papa Esteban II la incorporación a sus dominios. En algunos momentos los francos utilizaron el puerto de Comacchio para atracar a su flota. Los rivales venecianos como consecuencia de un incidente diplomático sin mayor importancia, incendiaron y arrasaron la población.
Más tarde la ciudad pasó por manos del arzobispado de Ravena, del señor de Ferrara Obizzo IV de Este y en su expansión por el mar cayó en poder Veneciano en 1508. Los venecianos la mantuvieron hasta 1597 fecha en que el papa Clemente VIII la reclamó como feudo vacante. Formó parte de los dominios pontificios hasta 1866, cuando pasó a formar parte del Reino de Italia.
Me pregunto, esos ciudadanos de un estado teocrático ¿cómo vivieron el nacionalismo italiano?. 250 años siendo parte de los Estados Pontificios. Una teocracia en toda regla, en el corazón del Occidente Civilizado e Ilustrado. Cambiaron al Santa Padre – Pío IX – por un rey – Vitorio Emmanuelle – a la iglesia por un Estado, a Dios por la Patria, y el anillo del pescador por la bandera tricolor. Me resulta todo tan extraño, y al mismo tiempo tan curioso.
El jornalero cambió a un patrón por otro. La mentalidad liberal fue imponiéndose a la aristocrática (aunque en muchos casos trataban de imitarla). El gran empresario se convirtió en el titiritero que mueve los hilos. Y el Santo Padre acabó enclaustrado en el Vaticano.
La sangre de los mismos jóvenes fue derramada a causa del Risorgimiento, el irredentismo y la Gran Italia. Cuando no se encuentran enemigos en el exterior, dirigen la mirada hacia el sur. Napolitanos, sicilianos y calabreses acuden prestos a recoger el guante.
Que sencilla y placentera es la vida y cuanto la complican los dogmas, las religiones y las ideologías. El odio visceral que nace del bajo vientre de millones de seres infelices en todo el mundo se alimenta de ellas.
Trepponti es el monumento más conocido y al tiempo el más reconocible de todo el entramado urbano de Comacchio. Y aunque el nombre parece indicar la existencia de tres vías de acceso, en realidad son cinco, algo completamente original y genuino.
También es conocido como Ponte Pallotta en homenaje al cardenal legado de Ferrara, Giovan Battiste Pallotta, que fuen quién ordenó su construcción. El proyecto del puente fue obra de Luca Danese enmarcado en la profunda renovación que se acometió en una ciudad de Comacchio bastante ruinosa y abandonada. Estamos en el siglo XVII y se puede hablar de la nuova fondazione de Comacchio.
Las preciosas torres de vigilancia se añadieron posteriormente, en 1695 , para reforzar todo el paramento defensivo.
La Antica Pescheria situada en el que es, quizás, el rincón más pintoresco de la ciudad, lugar donde propios y extraños se reúnen para comer, beber, hablar y brindar por la vida. Construida en la segunda mitad del Setecentto.
En el centro de la ciudad, en via Ugo Bassi, se puede ver la Loggia del Grano, un bello edificio. una de las primeras obras de la renovatio urbis papal del siglo XVII, fue construida durante la legación del cardenal Giacomo Serra (1615-1623). Piedra de Istria y pilares de ladrillo sustentan un primer piso destinado al granero para abastecimiento público.
La existencia de un edificio catedralicio nos indica la importancia histórico que tuvo esta pequeña y embaucadora ciudad. La Catedral de San Cassiano, aunque sus orígenes se remontan al 708, es un edificio erigido durante la segunda mitad del siglo XVII.
Paseo por el centro de la ciudad, zona vetusta, de casas bajas y humildes, pavimento adoquinado, y cipreses que anuncian el memorial. Las dos Guerras Mundiales robaron a Europa millones de hijos, destrozaron sueños y llenaron de soledad y lágrimas los hogares que nunca los olvidaron.
La vivienda mediterránea utiliza como frontera entre la casa y la calle una simple cortina; un ojo en el salón y el otro en la calle. Mirar y oír sin ser visto. Típico de ambas orillas del mare Nostrum.
Y caminando, caminando alcanzamos las ruinas del monasterio de los Santos Mauro y Agostino. La fachada sigue en pie, rodeada de vegetación y maleza. Un poderoso imán que nos atrae irremediablemente hacia sus muros, ventanas rotas e historias nunca contadas. Hace calor, cantan las chicharras, me siento agotado, y las palabras que cuentan los escombros de los muros derruidos, no alcanzan mis oídos.
Puentes, canales, fondamentas, sotoporteggios, callejones . . . todo aquí tiene un inconfundible aire veneciano. En realidad toda la región adriática está llena de estas fabulosas Venecias.
Desplegar velas y navegar. Caminar y conocer, una y mil veces, cada rincón del mundo.