miércoles, 26 de noviembre de 2025

TRIGUEROS DEL VALLE

 

      

Trigueros del Valle, silente, amodorrado, ve pasar a la gente por sus calles. Sonríe encantado su castillo. 



 

Una pequeña población, de aires medievales y tradición rural, enclavada en un apacible valle de la Campiña del Pisuerga, provincia de Valladolid. 
 


 

Para tener perspectiva nada mejor que tomar altura. En el viejo cerro se amontonan casas-cuevas y sobre ellas la Ermita del Castillo.
 


 

La Ermita de Santa María del Castillo, del siglo X, iglesia mozárabe transformada en ermita. El edificio más antiguo de Trigueros del Valle.
 


Excavadas en las margas de la ladera del cerro, orientas al sur y al poniente, las casas cueva de Trigueros del Valle, una forma de hábitat que se utilizó en esta población hasta mediados del siglo XX. Antes del triunfo (cuasi definitivo la del capitalismo y la globalización) las sociedades de todo el mundo encontraban diferentes formas de adaptación al entorno. Hoy día todo es gris, como el color del hormigón. El cinturón amurallado del cerro está ocupado por numerosas casas cuevas, de las que se desconoce su origen. Ubicadas a los pies de la ermita mozárabe, bien pudieron surgir como eremitorios medievales reutilizados en épocas posteriores.
 


El arte rural y feudal, la materialización de un sistema económico, social y cultural. Iglesia románica de San Miguel Arcángel.

    





Encajada en la parte baja del pueblo, entre edificios y calles empedradas, el templo dedicado al Arcángel, pretende pasar desapercibido, pero sus bellas formas no lo permiten. Al contrario es fascinante ir paseando por una estrecha 

callejuela, y de pronto, tropezar con él.




Capiteles que cuentan.

 


Las piedras adquieren formas seductoras. Las curvas del ábside, el campanario enhiesto, unión cósmica y universal, del ser masculino y el ser femenino.

 

 

Santa María del Castillo, entronizada en el cerro, el castillo la mira a la cara, el pueblo la mira ( a veces arrodillado) desde abajo.



   Castillo y ermita se encuentran en el mismo eje longitudinal que vertebra a su alrededor la localidad de Trigueros del Valle.



Entre la Iglesia y el Castillo el tercer poder, la Casa Consistorial, la gente del pueblo, los que no eran ni nobles, ni clérigos, querían dirigir las riendas de sus vidas. Y fueron los vecinos los que decidieron apoyarse unos a otros. A un lado el altar. Al otro lado la espada.

 



    La fortaleza fue levantada en el siglo XV como centro agrícola del valle de Valdetrigueros. Hubo un tiempo en que teníamos claro que la riqueza, la auténtica, está en la tierra (y en la Tierra).  

 


Un paseo silente, una fría tarde de primavera que se resiste a olvidar el invierno.


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