Fray Alonso de Mella llegó a la localidad vizcaína de Durango en una fecha anterior a 1442, una época en que la Europa trabajadora, artesanos, jornaleros y labriegos, estaba en confrontación contra los grupos poderosos que controlaban el poder. En este contexto de crisis bajomedieval, Alonso de Mella se convirtió en el líder de un movimiento herético similar al de los Begardos o al de los Fraticelli, centralizado en Durango, una sociedad que sufría las consecuencias de las interminables luchas entre bandos. Entre sus reivindicaciones estaba el establecimiento de una comunidad de bienes. La herejía fue aplastada y muchos seguidores quemados vivos en la hoguera en la propia ciudad de Durango, frente al pórtico de la iglesia de Santa María. Alonso consiguió huir y llegar al Reino de Granada donde encontró refugio momentáneo. Como Alonso no cejó en su empeño, y siguió con sus predicaciones, acabó de la única manera que podía hacerlo, ejecutado.


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