Para toda la
eternidad don Rodrigo será el inútil que perdió España. O tal vez
sin saberlo (ni pretenderlo) inició la verdadera historia de la
nación española. Una mentira sobre otra, y una traición ocultando
otra anterior.
Rodrigo era
un noble de la próspera Bética (más o menos la Andalucía doliente
de jornaleros y terratenientes) y sus paisanos lo auparon al trono
(y no precisamente de forma pacífica) cuando murió Witiza. La
guerra civil no tardó en extenderse por toda la península, pues los
partidarios de Witiza tenían a su propio candidato, un tal Agila II.
Los nobles
de Ceuta, el famoso don Julian, partidarios del bando witiziano
propiciaron la entrada de los beréberes islamizados en la península.
Rodrigo acudió a defender su reino (o al menos la parte que le juró
obediencia) y murió en combate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario