En el Concello de Tui, situada en
pleno Camino de Santiago se levanta una pequeña ermita, un sencillo
edificio de piedra donde es venerada la Virxe do Camiño.
Cuenta una tradición popular, de
esas que se han mantenido vivas gracias al boca boca, al me contó
una vez mi abuelo, que los zagales de Guillarei y Rebordanes iban con
las ovejas hacia el monte, y jugaban a lanzar piedras al río. Una de
esas piedras estaba encima de una roca y los chavales la empujaron al
río. Cuando al día siguiente los chicos volvieron a pasar por allí,
comprobaron con sorpresa que la piedra había vuelto a su posición
inicial.
Los zagales contaron lo ocurrido
en sus casas. Esta vez fueron los adultos los que lanzaron la piedra
al agua. Y otra vez, pasado un día, volvió a aparecer en el mismo
sitio. Ante estos hechos maravillosos las gente del pueblo comenzó a
pensar que se trataba de una piedra santa y decidieron trasladarla.
Ni bueyes, ni mulas, ni carretas . . . mover la piedra era tarea
imposible, así que los vecinos tomaron la determinación de levantar
un santuario allí mismo, en la creencia segura de que la virgen les
estaba indicando el lugar donde quería que se le dedicase un
templo.
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