Una fina llovizna y una espesa
niebla mojaron nuestras pisadas la primera mañana del (ya lejano)
2013. No hay forma mejor de empezar un año.
Desde un altozano, Cazorla sumida
en tinieblas, se asemeja a un pueblo fantasma de novela gótica
decimonónica.
La niebla lo envuelve todo,
estilizados pinos y cipreses sobresalen de la ladera como etéreos
pináculos góticos de una iglesia natural.
¿Un santuario de druidas?.
Ascendimos siguiendo el cauce del
río Cerezuelo, el rocío de la mañana brilla en el musgo y los
arbustos, conforme seguimos caminando las fauces nebulosas del bosque
nos engullen. . . el Sol despareció del firmamento, árboles,
niebla, alimañas y bárbaros se ciernen sobre nuestra exigua
comitiva. . . aventura invernal en Sierra de Cazorla.
Y donde comienza el Ser Humano el
mundo desaparece, cada mente es capaz de crear su realidad, la
Humanidad inventa arquetipos para adaptarse a un medio hostil, la
Naturaleza es hermosa y cruel, hay que vivirla, sentirla e intentar,
a nuestra manera, formar parte de ella.
(Enero 2013).
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