La magnífica
entrada a la antigua Ciudad Imperial de Mulay Ismail (primer
representante de la dinastía alauita en Marruecos) finalizó su
construcción en 1732. Se trata de una de las puertas más bellas de
todo el Norte de África (al menos eso cuentan a quien quiera oír).
Esta puerta
marcaba, a modo de arco del triunfo, la entrada a la ciudad imperial.
De paso separaba la zona noble de los barrios populares que conforman
la medina.
Esta puerta
marca el límite entre la nobleza y el populacho. Más allá comienza
la zona noble de Meknes.
Dieciséis
metros de altura y decoración de mosaicos en los que destaca el
color verde. Dos arcos de herradura adelantadas flanquean la puerta
principal rematada por un arco apuntado. Es fácil intuir la
influencia de los arcos de triunfo romano en esta puerta monumental.
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