La Catedral de Santa María de
Tuy, en realidad concatedral de la diócesis Tui-Vigo, es el máximo
exponente de la riqueza arquitectónica y monumental de la histórica
ciudad. Vista desde la distancia se yergue como un poderoso faro que
ilumina la larga historia de la localidad fronteriza, una exquisita
fusión del románico y el gótico, y un exterior plenamente
medieval.
Las obras para la construcción
de la Catedral de Santa María se inician a principios del siglo XII
y concluyen en el XIII, combinando románico y gótico, en una mezcla
de estilos única.
La impronta de fortaleza es lo
primero que llama la atención. En ese sentido es comparable a la
catedral de Braga, también románica, y también fortificada.
Los gruesos muros son reforzados
por almenas y torres, elementos característicos del castillo
medieval, y en este caso son el símbolo del señorío de los obispos
sobre la ciudad y hacen referencia a la Jerusalén Celestial, como
ciudad, pero también como fortaleza inexpugnable.
Románica es la planta, de cruz
latina, los muros exteriores, la fachada Norte y el programa
iconográfico, un verdadero evangelio en piedra. No obstante la parte
más importante del templo corresponde al gótico; remate de la nave
central, la galería del triforio y los arcos de crucería de la
cubierta.
Por delante de su fachada pasan
los peregrinos que se dirigen a Santiago de Compostela por el Camino
Portugués. Estamos pues ante una ejemplo precioso de iglesia de
peregrinación.
En el tímpano aparecen escenas
relacionadas con el nacimiento de Cristo, aunque en general abundan
los animales y los motivos florales.
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