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martes, 21 de abril de 2015

CÉSAR BORGIA, EL PRÍNCIPE DEL RENACIMIENTO.



Alma de caballero, fortaleza de guerrero, conquistador de mujeres, territorios y ciudades, amante de las armas y de las letras a partes iguales, mecenas y condotiero.

Hijo del papa Alejandro VI y Rosa Vanozza de Catanei, brazo armado del papado, por Gracia Divina, e intervención de su padre, fue coleccionando títulos y honores eclesiásticos; obispo de Pamplona, arzobispo de Valencia y cardenal en Roma. No obstante, su lugar estaba en el campo de batalla terreno donde mejor podía explotar sus virtudes. Sus golpes de mano y determinación le llevaron a dominar media Italia. Cuñado del rey de Navarra, Juan de Albrecht, la valentía, la inteligencia, su arrojo y la falta de escrúpulos, le convirtieron en el hombre más destacado de su tiempo y un auténtico Príncipe del Renacimiento, retratado por Maquiavelo.

También hay sombras, muy oscuras y tenebrosas en la vida de César; asesino de su hermano Juan, amante de su hermana Lucrecia, ¿malas lenguas, leyenda negra o una moral más allá del bien y del mal?.


La muerte de su principal valedor, su padre, el papa Alejando VI (Rodrigo Borgia), la elección como Sumo Pontífice de Giuliano della Rovere (Julio II) visceral enemigo del clan de los Borgia, y el fortalecimiento de sus odiados rivales italianos (como los Médici) y su enfrentamiento con Fernado el Católico, precipitaron la caída del Duque de Valentinois (título concedido por el rey de Francia).

Recluído en el castillo de la Mota, en Medina del Campo, por orden del rey de Aragón, consiguió escapar del presidio y refugiarse en Navarra junto a su cuñado, el rey. Sus últimos meses de vida los pasó dirigiendo las tropas navarras frente a castellanos y aragoneses que pretendían anexionar el reino (y finalizar la unificación peninsular, si obviamos Portugal), hasta que (harto de huir se dejó morir) fue asaltado y asesinado en una emboscada.

Comprender a César Borgia, es comprender una complicada época de transición entre el Medievo y el Renacimiento, que vio morir (definitivamente) la Monarquía Feudal, y surgir (con fuerza) el Estado Moderno.



En Viana, duerme el sueño eterno.  

martes, 3 de marzo de 2015

CASTILLO DE CHINCHILLA DE MONTEARAGÓN.



A unos pocos kilómetros de Albacete, sobre un cerro que se eleva por encima de la llanura manchega, Chinchilla de Montearagón, cuenta milenerias historias que son arrastradas por el viento.

Chinchilla goza de una importante situación estratégica, en una ruta natural transitada desde épocas inmemoriales, que comunica el sureste y levante mediterráneo, con el interior meseteño y Andalucía. 

Entre cimientos y estructuras de la fortificación se han encontrado vestigios ibéricos, romanos, visigodos y árabes. En el siglo XV pasó a engrosar el patrimonio de don Juan Pacheco, Marqués de Villena, Señor de Belmonte, Maestre de la Orden de Santiago y enconado rival de Isabel y Fernando. Consecuencia de este conflicto, Chinchilla fue conquistada por los Reyes Católicos, que utilizaron el castillo como prisión. César Borgia fue su más célebre inquilino. 

martes, 6 de enero de 2015

VIANA, CIUDAD DE PRÍNCIPES.



Viana, histórica ciudad Navarra, que desde 1423 por decisión de Carlos III el Noble, es sede del Príncipe de Viana, título que recibía el heredero de la Corona navarra, equiparable al Príncipe de Asturias en Castilla o el Príncipe de Gales en Inglaterra. Pero además Viana es como una monumental tumba del príncipe del Renacimiento, César Borgia, que murió en estas tierras combatiendo en el bando del rey navarro frente a Fernando el Católico.


Fundada, o mejor dicho refundada en 1219 por el rey Sancho VII el Fuerte, aquel que rompió las cadenas, como baluarte para defender su frontera occidental de las frecuentes incursiones castellanas y amparar, de paso, a los numerosos peregrinos que cruzaban navarra con destino al Finisterre.


La Plaza de los Fueros, entre medieval y renacentista, con la impresionante visión de la Iglesia de Santa María es una precioso rincón y el corazón mismo de la ciudad. Para mi gusto una de las plazas más bonitas de toda España.


Cada uno de los puntos cardinales abre una de las puertas en la muralla que rodea, protege, delimita y cierra la ciudad. Sus murallas y altas torres defendían las tierras navarras de las apetencias expansionistas de su poderoso vecino, el Reino de Castilla. Precisamente tras la conquista castellana de 1512, Viana perdió no sólo sus murallas, sino también a sus enemigos y parte de su razón de ser, de tal manera que dejó de ser fortaleza y atalaya defensiva.


Situada en peligrosa tierra de frontera, fue siempre un lugar hostigado por los castellanos, a tiro de piedra de Logroño, sufrió numerosos acosos y asedios. Pero los vianeses, gente de valor, defendieron siempre con uñas y dientes sus hogares, y de paso, la frontera del reino. Cuentan las crónicas que las doncellas tan dispuestas como los varones no dudaban en ceñir corazas y blandir armas, para presentar batalla al enemigo.


"No menos las doncellas que las casadas, disfrazadas con los vestidos de sus hermanos y maridos muertos, hicieron señaladas proezas".


Príncipe de Viana es a Navarra, lo que Delfín a Francia, heredero de un reino que, a pesar de los pesares, se resiste a morir y ser olvidado.  


domingo, 26 de mayo de 2013

CASTILLO DE LA MOTA




Una de las más señera fortificaciones de la Península Ibérica, y de las mejor conservadas. El mejor lugar para imaginar como era una castillo medieval.


Puerta del Castillo, a la que se accede a través de un puente. 


En la imagen podemos observar la pasarela y el puente de acceso, salvando el foso. 


Altivo sobre la mota, se yergue su castillo, de redondeados torreones levantados con ladrillo rojo, la Torre del Homenaje, intimida, advierte de su tronío y poder, a sus pies el populacho débil suplica clemencia, a lo lejos, el enemigo, huye acobardado.

Un foso, almenas y merlones, numerosas saeteas y aspilleras, tres líneas de defensa - las dos murallas y la Torre del Homenaje  - varios metros de altura, barbacanas, torreones circulares menos vulnerables, una fortaleza inexpugnable . . . a no ser que una mano traidora abra la puerta a los asediadores . . . 


Patio de armas, la guarnición está presta para entrar en acción.



El foso se cavó para proteger la base de la muralla del fuego de artillería. 


Tronera o aspillera adaptada para poder disparar cañones. 


Arañando el cielo, la Torre del Homenaje te vence por estatura, te acongoja por fortaleza y te desmoraliza por inaccesible.



Torreones circulares, al carecer de arista, son mucho más resistentes ante la artillería y los trabajos de zapa.


Defensa compartimentada con dos líneas de murallas. En primer término la primera muralla y el foso.

Desde el exterior, empequeñecido por su magnitud, con los medios con que contaba la poliorcética medieval ¿qué posibilidades reales había de tomar un castillo así?.



La Torre del Homenaje organiza la segunda línea de fortificación. Fue mandada construir por Enrique IV Trastámara.


                   
Sus muros no pudieron detener a César Borgia, su más famoso inquilino, el Duque Valentino, burló a los guardianes, huyó de su prisión, sumando un avatar más a su azarosa vida.




El Castillo de la Mota fue una pieza más de la intrincada partida de ajedrez en la que se convirtió la sucesión de Enrique IV Trastámara, entre su hermana Isabel y su ¿hija? Juana la Beltraneja.


Sumergidos en la historia castellana, una época efervescente, en la que Castilla y Aragón unieron, mediante un matrimonio sus destinos ¿para siempre?. . . el tiempo lo dirá. . .
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