507, batalla de Vouillé, los
godos son derrotados por los francos. En medio del desastre destacó
un general de nombre Gesaleico. Siguiendo la costumbre de elegir al
siguiente monarca en el mismo lecho de muerte del anterior, Gesaleico
fue proclamado rey ante el cuerpo de Alarico II. No fue una elección
acertada, pues eligieron a alguien cuya única experiencia se
circunscribía a la guerra y la milicia; en un momento que era
necesaria una persona con mayores habilidades políticas (el poder
visigodo corría el peligro de derrumbarse definitivamente).
Los ostrogodos de Italia
estuvieron poco contentos con esta elección y auparon a su propio
candidato, Amalarico. Gesaleico no puedo afrontar los problemas
derivados de la derrota y acabó sólo, aislado y sin aliados en
Barcelona. Teodorico el Grande, rey ostrogodo, envió a un ejército
para deponerlo.
Entonces Gesaleico huyó al norte de África al reino vándalo,
después se refugio junto a su antiguo enemigo el merovingio
Clodoveo, que le ayudó a reunir un pequeño ejército para plantar
batalla a los ostrogodos. Fue derrotado y ejecutado. Isidoro de
Sevilla le dedicó un epitafio: Primero perdió el honor,
después la vida.
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