lunes, 22 de noviembre de 2021

ARTE PALEOCRISTIANO Y BIZANTINO. LÁMINAS.


Buen Pastor. Siglo III. Catacumba de Priscila.


Basílica de la Natividad. Belen. 


Iglesia de Santa Sofía. Estambul. Exterior. 






Santa Sofía. Interior. 




Mosaico de Justiniano. Iglesia San Vital. Rávena. Siglo VI



Mosaico de Teodora. Iglesia San Vital en Rávena. Siglo VI


Procesión Reyes Magos. San Apolinar Nuevo. Rávena.

Iglesia de Santa Sofía. Novgorod. Siglo XI.

Iglesia de San Marcos. Venecia. 

miércoles, 17 de noviembre de 2021

LOS EDIFICIOS BIZANTINOS Y LA CÚPULA: SANTA SOFÍA.

 


La ciudad de Bizancio fue fundada por los griegos en el siglo VII a.C., y refundada por el emperador Constantino en el siglo IV para utilizarla como nueva capital imperial. Con la destrucción del Imperio Romano de Occidente en el 476 el Imperio Romano de Oriente comenzó una transformación, haciéndose más griego y oriental, dando forma a una nueva realidad política, el Imperio Bizantino, que perdurará otros diez siglos (hasta la conquista de Constantinopla por el sultán otomano Mehmet II) en 1453).


La cultura y el arte bizantino presenta influencias helenística, cristiana y oriental, un arte al servicio del poder del emperador que gobierna de manera absoluta en lo político y en lo religioso. A lo largo de la historia del Imperio Bizantino, la evolución artística se divide en tres periodos denominados Edades de Oro, en alusión a la riqueza y la calidad de los materiales empleados.


Primera Edad de Oro. Siglos V, VI y VII.

Alcanzó su máximo esplendor con el gobierno de los emperadores Justiniano y Teodora en el siglo VI. Este período terminó con el estallido de la revolución iconoclasta, contraria a los iconos, de gran trascendencia para el imperio.


♠ Segunda Edad de Oro. Siglos IX, XI y XIII.

La ruptura con la Iglesia de Roma (cisma) supuso el nacimiento de la Iglesia Ortodoxa y el alejamiento espiritual y material de Occidente. Este período concluyó a causa de la Cuarta Cruzada, cuyos caballeros tomaron Bizancio, haciendo tambalearse al Imperio.


♠ Tercera Edad de Oro. Siglos XIV y XV.

El arte bizantino se orientalizó aún más y se expandió por otros territorios, dando lugar a nuevas artes, como el arte ruso. El año 1453 Constantinopla fue conquistada por los turcos, y desparecieron definitivamente el Imperio y el arte bizantinos.


1. ARQUITECTURA BIZANTINA.

El arte bizantino creará nuevas formas arquitectónicas y decorativas que influirán en Oriente (arte ruso) y también en Occidente (arte musulmán, prerrománico y románico). Será un arte oficial y religioso, que respetará el sentido de la proporción y la belleza grieva, pero evolucionará hacia un estilo más estilizado, rígido, simétrido y antinaturalista (típico de Oriente). Cuatro grandes rasgos lo definen: una arquitectura de cúpulas sobre pechinas, la ausencia de estatuas, la importancia del icono y la perfección del mosaico.



La arquitectura bizantina estaba completamente definida en el siglo VI, durante su momento de máximo esplendor bajo el reinado de Justiniano (527 – 565) y su esposa Teodora. Las características principales son las siguientes:

♠ Se emplea el ladrillo como material constructivo fundamental.

♠ Los soportes más utilizados eran el pilar y la columna. Se utiliza un nuevo capitel, con forma de pirámide invertida truncada y con decoración vegetal.

♠ Se construyen edificios de planta centralizada (como los martyria) y basilical, por influencia del arte paleocristiano. La planta centralizada es más frecuente ya que responde a una nueva concepción del espacio; abierto, diáfano, no limitado.

♠ La cúpula se convierte en el elemento de coronación de la cubierta por excelencia, apareciendo varias cúpulas en un mismo edificio. Las iglesias de la primera fase contarán con una cúpula central de grandes dimensiones. La cúpula se construye con materiales ligeros para aliviar su enorme peso.



♠ Uso de pechinas. La gran aportación de los arquitectos bizantinos será encontrar solución a un difícil problema; colocar una cúpula redonda sobre una base cuadrada. Los albañiles de Bizancio solucionarán este problema de empujes mediante el empleo de medias cúpulas o pechinas (triángulos esféricos en los ángulos que facilitan al paso del espacio cuadrangular que hay que cubrir con el espacio circular formado por la cúpula). Estas pechinas se construyen mediante hiladas concéntricas de ladrillo y eran imagen simbólica del Cosmos divino.

♠ Los fuertes empujes verticales y laterales de la cúpula central se equilibran con gruesos muros, contrafuertes, ábsides y con otras construcciones anexas cubiertas con cúpulas más pequeñas apoyados sobre el resto de pilares que completan la planta.



♠ En el interior, los muros se revestían con mosaicos y pinturas que producían un efecto de riqueza y suntuosidad. Sin embargo entre los siglos VIII y IX estalló el movimiento inoclasta que destruyó pinturas sagradas con representaciones humanas de carácter religioso.


♠ Importancia del Icono. Un icono es un cuadro religioso sobre tabla. Con frecuencia se deja al descubierto cara y manos, y el resto se recubre con láminas de plata o de oro. Tendencia a sublimar la realidad. Los iconos bizantinos influirán en Rusia y en la pintura italiana de la Edad Moderna. Los temas más utilizados son el Pantocrátor (Cristo en Majestad, bendiciendo) en la cúpula, el Tetramorfos (los cuatro evangelistas) sobre las pechinas, la Virgen (la Theotokos o Madre de Dios, ofrece al Niño una fruta o una flor) en el ábside, los santos y otros temas evangélicos.



2. SANTA SOFÍA DE CONSTANTINOPLA.

La iglesia de Santa Sofía (la Santa Sabiduría) está situada junto a una de las principales plazas de la ciudad y es considerada la obra cumbre de la arquitectura bizantina. Según las crónicas, los arquitectos que la construyeron, Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, “quisieron levantar un edificio que fuese, para los contemporáneos, una locura, y para las generaciones futuras, una leyenda”.


En el año 532 Justiniano ordena la construcción de Santa Sofía para reemplazar un antiguo templo destruido durante un incendio. Sus arquitectos Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto consiguen levantarla en tan sólo cinco años (entre 532 y 537). Santa Sofía representa por su monumentalidad y simbolismo el poder teocrático del emperador bizantino Justiniano que soñó con reconstruir el antiguo Imperio Romano.




Su planta sigue el modelo centralizado del martyrium paleocristiano; un espacio basilical de tres naves, en la que se inscribe una planta de cruz griega que sostiene una gran cúpula.



La aportación más importante es una nueva concepción de la cúpula con un carácter simbólico-religioso. El problema de su enorme tamaño se solucionó utilizando pechinas (como se ha explicado en el apartado anterior). La cúpula simboliza la bóveda celeste, se concibe como un microcosmos divino.


La arquitectura bizantina es, como la romana, abovedada, emplea la bóveda del cartón y de arista, pero su gran novedad con respecto a Roma es el empleo sistemático de la cúpula, símbolo de la bóveda celeste, sobre la cruz griega o centrada, símbolo de la perfección divina, aprovechando la experiencia siria y sasánida. Los bizantinos dotaron a sus iglesias de enormes cúpulas asentadas sobre tambores con abundantes ventanas y sostenidas por enorm es estribos, cúpulas menores y exedras. Todo el conjunto se organiza y dispone en función de la cúpula central.

Historia del Arte

María del Rosario Farga Mullor



La cúpula de Santa Sofía tiene su antecedente en el Panteón de Agripa, aunque como hemos visto, no se apoya en un muro circular, sino sobre cuatro pechinas. Se apoya además sobre un tambor con ventanas que iluminan el interior y acentúan la ligereza de la cúpula, utilizando materiales como vasijas cerámicas huecas y mortero, confeccionado con piedra porosa (como la piedra pomez). El empuje lateral de esta gran cúpula se contrarresta con semicúpulas cada vez más pequeñas y más bajas sostenidas por pilares que, a su vez, se contrarrestan con tres nichos abiertos entre ellos. Se lograba así un pleno equilibrio con tensión contrapuesta de bovedajes en descenso. En los otros dos lados, al norte y al sur, dos naves laterales abovedadas en medio cañón contrarrestan a la central.


El espacio central del interior consta de dos pisos con arquerías de medio punto. El segundo piso se utilizaba como tribuna o palco real en un claro simbolismo político-religioso. Los soportes son pilares y columnas con cimacio, elemento colocado sobre el capitel, decorado con temas bíblicos.





La arquitectura bizantina también deslumbra por su lujo, que se mantiene en la decoración polícroma del interior de las iglesias. El ladrillo se oculta con magníficos mosaicos, frescos y mármoles de colores, sobre los que inciden múltiples puntos lumínicos, creando un espacio místico y envolvente, acentuado en las ceremonias religiosas por el uso del incienso. Es un espacio dinámico, continuo, de proporciones grandiosas que respira espiritualidad.


El exterior, por el contrario, mostraba una apariencia pobre en la que solo sobresalían los potentes contrafuertes que apuntalaban las paredes llenas de vanos y sostenían las cúpulas, cubiertas de tejas y pizarra. Hoy en día destacan los minaretes que fueron añadidos tras la toma de Constantinopla por los turcos en 1453 y su transformación en mezquita.


Nunca durante su larga historia intentó el Imperio Bizantino algo más grande ni espléndido que la Hagia Sofia de Justiniano. Era el producto por excelencia del arte bizantino, y sigue existiendo hoy, catorce siglos más tarde para que los hombres puedan maravillarse ante ella (aunque debido a las vicisitudes de la historia, ya no es una iglesia).

En el 537, la nueva Hagia Sofia ya estaba terminada, y en su consagración Justiniano, incapaz de dominar su alegría, gritó: “¡Salomón, te he superado!”. Cuando se consideran los recursos comparativos del imperio de Justiniano y el reino de Salomón, no cabe duda de que Justiniano tenía toda la razón. Para festejar su consagración, Justiniano celebró un banquete para el pueblo que, según relatos posteriores, supuso la matanza de más de diez mil ovejas, bueyes, cerdos, aves y ciervos.

Constantinopla.

Isaac Asimov.


3. OTRAS EDIFICACIONES BIZANTINAS.

Además de Santa Sofía podemos enumerar otras construcciones bizantinas o de influencia bizantina.


A. Primera Edad de Oro.

Los edificios más importantes de la Primera Edad de Oro se levantaron en Constantinopla, la brillante capital del Imperio. Fue el caso de las iglesias de Santa Irene, de los Santos Sergio y Baco, de los Santos Apóstoles, y por supuesto, Santa Sofía.

San Vital de Rávena. 

El otro gran foco artístico del Imperio Bizantino fue Rávena, la capital del exarcado (provincia) de Italia, conquistada por Justiniano. Aquí se levantó el palacio del gobernador, del que solo se conserva su capilla, conocida como Iglesia de San Vital, de planta octogonal con ocho pilares y cubierta con una gran cúpula de media naranja. En la actualidad la iglesia de San Vital se encuentra exenta, pero en su momento se hallaba unida al palacio.

San Apolinar en Classe.


San Apolinar el Nuevo. 

También en Rávena se levantaron la iglesia de San Apolinar in Classe y se reconstruyó la de San Apolinar el Nuevo, ambas de planta basilical, siguiendo las tradiciones paleocristianas, y con rica ornamentación de mosaicos. (que veremos en el siguiente epígrafe del tema).


B. Segunda Edad de Oro.

A partir de los contactos comerciales y políticos, la arquitectura bizantina se extendió tanto en Occidente como por Oriente.


Venecia.

El mayor influjo bizantino se produjo en Italia, en especial en la República de Venecia, con la que Bizancio mantuvo estrechas relaciones mercantiles. En Venecia se levantó la iglesia de San Marcos, con planta de cruz griega y cinco cúpulas.

Las cúpulas de San Marcos. 

Principados rusos.

Hacia el norte la influencia bizantina se extendió por los principados rusos más importantes de la época, Kiev, Nóvgorod y Vladimir. Para evitar la excesiva acumulación de nieve, las cúpulas se construyeron de forma bulbosa y forradas. 



Destacan entre otras Santa Sofía de Novgorod.


C. Tercera Edad de Oro.

En esta última etapa destaca un foco, el principado de Moscú.


El bizantinismo de la etapa anterior se extiende ahora por el principado de Moscú, con el que Bizancio mantuvo estrechos contactos durante las últimas décadas de su existencia. En 1453, Ivan III, príncipe de Moscú, casado con la sobrina del último emperador bizantino se declaró heredero del Imperio y adoptó el título de Zar (César) y presentó a Moscú como la tercera Roma.



Desde el siglo XV se desarrolló el arte ruso como una continuación y proyección del arte bizantino. La principal obra fue la reconstrucción del Kremlin, un recinto amurallado, en cuyo interior se localizaban los principales edificios civiles y religiosos. Todos ellos presentaban las características agrupaciones de cúpulas heredadas de Bizancio, con las formas bulbosas propias del arte ruso.


martes, 16 de noviembre de 2021

ARTE PALEOCRISTIANO: LA PINTURA DE LAS CATACUMBAS Y LA CRISTIANIZACIÓN DE LA BASÍLICA.

 


En las manifestaciones artísticas del primer cristianismo podemos observar dos etapas claramente diferenciadas: antes y después del Edicto de Milán del año 313. 


El cristianismo nace durante el gobierno del emperador Tiberio, como una secta más de la religión judía. A partir de la crucifixión de Jesús, acaecida hacia el año 33, la nueva religión se extiende con gran rapidez por las ciudades de todo el Imperio. El cristianismo, al igual que el judaísmo (y posteriormente el islam) es una religión monoteísta, y por este motivo sus seguidores se niegan a respetar del culto imperial, de manera que el Imperio ve peligrosos a los cristianos. En consecuencia sus cultos fueron prohibidos y sus miembros perseguidos, torturados y ejecutados. En esta primera esta el cristianismo tuvo que sobrevivir en clandestinidad. Esta situación cambió radicalmente a partir del Edicto de Milán de 313 que otorgó libertad al cristianismo. El triunfo definitivo de la nueva religión llegó poco después, cuando mediante el Edicto de Tesalónica en 381, el emperador Teodosio convierte el cristianismo en la religión oficial del Imperio Romano. El cristianismo, organizado en torno a los obispos, se convierte en una estructura de poder que compite con el propio estado. 

Podemos entender el arte paleocristiano como una evolución del arte romano tardío. No obstante, la religión cristiana insufla un nuevo espíritu al arte y lo carga de simbología. En ese sentido las manifestaciones artísticas serán simples, estilizadas, renunciando a la perspectiva y a la profundidad espacial, eliminando además las proporciones y los rasgos del cuerpo humano para acentuar los aspectos religiosos. El fondo predomina sobre la forma y la expresividad vence a la estética. 

El máximo valor del arte concebido por los cristianos primitivos consiste en ser puente entre dos culturas; la clásica y la cristiana, entre Oriente y Occidente, entre la Edad Antigua y la Edad Media. 

Aunque el cristianismo nace en el seno del Imperio Romano (insertado en lo que hemos llamado Cultura Clásica), responde a una serie de creencias ajenas a Roma, y representa la primera fase de otro arte, el Arte Medieval Cristiano. De esta manera, a pesar de estar vinculado a la cultura antigua y clásica, supone una renovación radical. Una nueva dimensión espiritual hace que el hombre busque un arte nuevo, ahora el realismo clásico es sustituido por el expresionismo cristiano, basado en los símbolos, como en Oriente, y en un lenguaje sencillo, claro y narrativo, que lo pueda entender todo el mundo aunque sea de baja condición social. 

Como ya hemos señalado, dentro del arte paleocristiano podemos distinguir dos etapas:

Antes del Edicto de Milán. La pintura de las catacumbas.

Después del Edicto de Milán. La cristianización de la basílica. 

LA PINTURA DE LAS CATACUMBAS. 

La primera etapa se caracteriza por la persecución de los cristianos, el recogimiento y el desarrollo de la liturgia en la clandestinidad. Antes del siglo IV únicamente encontramos temas cristianos en las pinturas de algunas casas, y sobre todo, de las catacumbas. 


La catacumba será la construcción más característica de este primer periodo. Se trata de cementerios subterráneos excavados en antiguas canteras romanas, formados por un laberinto de galerías y criptas que conducían a amplias cámaras llamadas cubículos. En las paredes de estas cámaras se abrían nichos superpuestos en varios pisos para los enterramientos. Las fosas podían ser rectangulares (lóculo) o semicirculares (arcosolia). Estas catacumbas, además de para los enterramientos, también eran utilizadas para celebrar el culto durante las épocas de persecuciones. 


Las tumbas de algunos mártires cristianos notables por su testimonio vital o de fe, enterrados en estas catacumbas, se convirtieron en lugares de peregrinación y culto, y enterrarse en sus cercanías era muy solicitado por los creyentes. 


La manifestación artística más genuina e interesante que encontramos en las catacumbas son las pinturas. Esta decoración pictórica de frescos de valor simbólico que cubría criptas y cubículos era expresión de la nueva religiosidad con un lenguaje gráfico heredado de Oriente. Su función principal era la propaganda y el reconocimiento mutuo entre los fieles. Era necesario hablar a la gente en el lenguaje al que estaban acostumbradas. San Gregorio diría más tarde que las pinturas y las esculturas eran la Biblia de los pobres. 

Entre toda esta rica iconografía podemos destacar los siguientes símbolos. 


♠ Pez. Símbolo de Jesús de Nazaret y de todos los bautizados (anterior a la cruz). En griego pez se escribe ICHTHYS, que es el acróstico de Ἰησοῦς Χριστὸς Θεοῦ Υἱὸς Σωτήρ (Iesous Christós Theou Yios Sotér),  que significa Jesucristo, hijo de Dios, Salvador. El pez representa también a los neófitos recién bautizados y salidos del agua. 


♠ Paloma. Símbolo del alma. 


♠ Pavo Real. Símbolo de la vida eterna. 



♠ La vid y la espiga. Simbolizan la Eucaristía (el pan y el vino). 


♠ Crismón. Símbolo con las iniciales del nombre de Cristo. Consiste en las letras griegas Χ (ji) y Ρ (rho), las dos primeras del nombre de Cristo en griego: Χριστός (Khristós, el ungido).

♠ Cordero. Simboliza la idea de Cristo como víctima sacrificada para salvar a la humanidad.


Moscóforo. 

♠ Buen Pastor. Representa a Jesús y la oveja perdida. Toma como modelo el Moscóforo griego, pero sustituye el ternero por una oveja. 

El Buen Pastor es la personificación ideal de la redención cristiana; figura la más apreciada y popular creada por el arte, que supo concretar en ella un tipo alegórico en perfecta consonancia con la declaración que dio Jesucristo de sí mismo, Ego sum Pastor Bonus (San Juan,10,11) y con la conocida parábola evangélica recordada por San Lucas, 15,4), y además con una fuerte tradición literaria de los primeros siglos. El tipo iconográfico queda fijado a partir de los comienzos del siglo III. El significado de esta imagen radica en la caridad de Cristo y también en la penitencia, pues lleva sobre sus hombros a la oveja descarriada. 

Engerlberto Kirschbaum: La tumba de San Pedro

y las catacumbas romanas.



♠ Cristo como Maestro. Algunas pinturas representan a Cristo como Maestro, vestido como filósofo romano, rodeado de los apóstoles y enseñando a sus discípulos. 



♠ La Virgen. Representada como madre, con el niño en su regazo. 

♠ La Iglesia. Representada como un orante, rezando, aludiendo a la plegaria universal de toda la cristiandad. 

Mucho antes que en la escultura y en la arquitectura, los primeros temas cristianos aparecen en las pinturas de las catacumbas, aunque tarde, aproximadamente en el siglo II, debido a que al principio no se admite la imagen de Dios por temor a la idolatría. Realizadas con la técnica del fresco, se localizan en los muros de ciertas zonas de los corredores y en las cámaras, donde unas escenas son independientes de otras. La función de la imagen en estos momentos es sólo funeraria y no doctrinal, aunque la Iglesia supervisa la elección de los asuntos con miras a mantener la unidad de la fe. El tema central es Cristo como salvador de los hombres en su victoria sobre la muerte. Sin embargo, su figura aún no interesa desde el punto de vista histórico sino sólo simbólico, con motivos gráficos (letras griegas y latinas), animales (pez y cordero) o antropomorfos (Cristo pescador de almas y el Buen Pastor). Surgen así los temas más antiguos del cristianismo, que desde el principio quieren ser fácilmente inteligibles. Tuvo que pasar mucho tiempo, prácticamente hasta finales del siglo III o principios del IV, para que se representara la persona de Cristo, lo que fue muy discutido a raíz de la doctrina de la Encarnación.

Manual Básico de Historia del Arte

Mª Pilar de la Peña Gómez

Entre las catacumbas más destacadas se encuentran las de San Sebastían, San Calixto y Santa Priscila (todas ellas en Roma). 

El desarrollo de todo este simbolismo, permitió que, a partir del siglo IV, cuando el cristianismo alcanzó la oficialidad, la iglesia dispusiera de todo un sistema iconográfico original y perfectamente estructurado. 

Después del fin de la Antigüedad, algunos paganos, más tarde cristianos, habían admitido la posibilidad e incluso la necesidad de un género de imágenes que era preciso mirar “con los ojos del espíritu”, porque mostraban lo invisible […]. Se imaginó que disminuyendo en lo posible los puntos de contacto entre la figuración y la naturaleza material se podría sugerir mejor lo suprasensible. Así pues, se hizo desaparecer el volumen, el espacio, el peso, la variedad habitual de los movimientos, de las formas, de los colores. “Desmaterializada” de este modo, la figuración parecía más adecuada para una evocación de lo inteligible. Ahora bien, “desmaterializando” la imagen tradicional, se apartaban del arte clásico corriente. 

André Grabar: Los orígenes de la estética medieval


LA CRISTIANIZACIÓN DE LA BASÍLICA. 

A partir del Edicto de Milán promulgado por Constantino, el cristianismo deja de ser una religión prohibida, y de esta manera los cristianos toman las calles y sus monumentos van ocupando muchos espacios públicos. Este periodo es conocido como la Paz de la Iglesia. 

¿Por qué Constantino decidió legalizar el cristianismo? http://herodotohistoriant.blogspot.com/2013/06/in-hoc-signo-vinces.html


La nueva iglesia triunfante necesitaba edificios para albergar sus ritos y ceremonias, y que además simbolizará su poder. De esta manera en los siglos IV, V y VI se vive una auténtica fiebre constructora, favorecida por el dinero de los emperadores y de las clases altas que habían abrazado la religión cristiana. 

La arquitectura paleocristiana después de esta fecha suele subdividirse en dos grupos: el occidental y el oriental. 

A. Arquitectura paleocristiana occidental. 

En Occidente se produce la adaptación de la basílica romana en el tipo de iglesia habitual. Los cristianos transformaron la basílica según sus necesidades, sobre todo la orientación del espacio, que pasó de transversal a longitudinal, configurando todo el espacio como un recorrido que los fieles hacen desde las puertas hasta el altar, el lugar donde debe producirse el encuentro con Dios. 



Estas nuevas basílicas cristianas se organizan en tres partes fundamentales: 

Un patio de acceso, abierto y porticado, que sirve de transición entre el mundo del pecado (exterior) y de la la salvación (interior del templo). El patio paleocristiano desaparecerá en la Edad Media, pero tuvo una notable influencia en la arquitectura islámica. En los muros delanteros de este patio se levantan dos torres campanarios. 

Gran espacio interior, que presenta planta rectangular o de cruz latina (travesaño vertical de menor tamaño que el travesaño horizontal), dividido en tres naves (en ocasiones cinco) separadas entre sí por columnas. La nave central es más altas que las laterales, se cubre a dos aguas, y permite la apertura de ventanas en sus laterales para la entrada de luz, algo que no existía en la basílica original romana. 

Dentro de este espacio se fue distinguiendo poco a poco un nuevo espacio, el transepto, una nave que cruza la nave central transversalmente. (Se trata de un elemento arquitectónico con gran futuro en la arquitectura medieval). Con el transepto la basílica adquiere una planta cruciforme en la que el ábside representa la cabeza de Cristo. 

Zona del altar o presbiterio, claramente separada del resto. Normalmente el espacio se configura en forma de ábside semicircular. No podemos olvidar que el ábside era, siglos atrás, el lugar reservado a las estatuas imperiales, un espacio íntimamente ligado con el poder. Ahora se asocia a la majestad de Cristo, simboliza el triunfo de la fe cristiana y la vida eterna sobre la muerte física. 

El ábside es el espacio reservado al sacerdote, y en las iglesias principales se colocaba en él la cátedra (silla) del obispo, de donde procede la palabra catedral. 

El interior del templo estaba compartimentado: sacerdotes, hombres, mujeres, cada uno tiene un lugar determinado, acotado por barreras físicas, es una señal de que el igualitarismo de las primitivas comunidades cristianas había desaparecido. 

En Roma, convertida en estos siglos en una de las “cabezas de la cristiandad” se construyen importantes basílicas, como Santa María la Mayor, San Juan de Letrán, Santa Sabina, y sobre todo, la primitiva basílica de San Pedro (sustituida durante el Renacimiento por la actual). Estas basílicas se sitúan en la periferia de la ciudad, ya que en el siglo IV el paganismo aún era muy fuerte, y los emperadores preferían evitar conflictos. 


San Juan de Letrán fue la primera basílica cristiana con la estructura definitiva de estos edificios, pero no se conserva la original. 


La primitiva basílica de San Pedro del Vaticano se construyó sobre los que se pensó era la tumba de San Pedro, pero fue derribada siglos más tarde para levantar la nueva en el Renacimiento. 

Los primeros cristianos habían creado una liturgia propia, pero no el marco arquitectónico dentro del cual practicarla. Constantino evitó deliberadamente el modelo del templo clásico a causas de sus connotaciones paganas. Adoptó en cambio el de la basílica, edificio en el que tradicionalmente se administraba la justicia en nombre del emperador, reforzando así la unión entre Iglesia y Estado. 

Mary Hollingswoth.

Historia Universal del Arte.


Las basílicas suelen ir acompañados de otros edificios de planta centralizada, los baptisterios y los templos-mausoleo o martyria, que puede ser circular y octogonal. 

El baptisterio es una estancia destinada al bautismo. La planta del baptisterio es circular o poligonal, inspirándose en modelos romanos, sostenidos por columnas y organizados alrededor de la piscina o pila bautismal. Destacan los de San Juan de Letrán en Roma o el de San Juan en Poitiers. 



El baptisterio de San Juan de Letrán, de planta octogonal, con columnata y deambulatorio. Fue construido en el siglo IV en tiempos del emperador Constantino. 


Los martyria son una evolución de los mausoleos monumentales romanos (recordad los de Augusto o Adriano) y son sepulcros de mártires o santos, que además son utilizados para el culto. El espacio central está cubierto por una cúpula semiesférica, en cuya base se abren doce ventanas, delimitado por una serie de columnas paralelas. Estos edificios aparecen ricamente adornados con mosaicos. Obra maestra de este género es el mausoleo de Santa Constanza, en Roma. 

B. Arquitectura paleocristiana oriental. 

En Oriente la arquitectura paleocristiana recibirá la influencia del helenismo y del arte mesopotámico. Los templos tienen planta de cruz griega (los dos travesaños tienen la misma longitud) o son circulares y octogonales, al igual que los baptisterios. 

En Tierra Santa la estructura de la basílica se fusionó con el mausoleo o martyrium en la cabecera, donde se guardaban las reliquias de Cristo. Allí donde nació y murió Cristo se construyeron destacados edificios. 


La iglesia de la Natividad en Belén combinaba una basílica de cinco naves con un octógono final que encerraba el espacio donde según la tradición había nacido Cristo. 


El Santo Sepulcro en Jerusalén se edificó en el siglo IV sobre el lugar donde se hallaban las tres reliquias más importantes de la historia del cristianismo, y estaba compuesta por los tres edificios que las albergaban. Estos unían en una sola construcción dos tipologías propias del arte paleocristiano, la planta basilical y la planta centralizada:

- la basílica se situaba sobre la roca del Calvario o Gólgota, considerada el lugar de la Crucifixión. Presenta planta basilical sin crucero. 

- un gran patio, en el que se exponía la Vera Cruz, considerada la cruz en la que fue crucificado Jesús, recubierta luego de planchas de oro y de piedras preciosas 

- el martyrium albergaba restos del sepulcro de Jesús, desde el que para los cristianos, resucitó. De planta circular, aún se conserva. 


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