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domingo, 25 de agosto de 2019

EL SISTEMA SOLAR.




El cosmos es todo lo que es, o lo que fue o lo que será alguna vez.
Carl Sagan. Astrónomo.



La frase de Carl Sagan significa que el Cosmos, o Universo, es todo lo que existe. La palabra Cosmos es de origen griego y significa Orden. 





Todo lo que existe, todo ese Universo responde a un orden. Y como responde a un orden puede ser estudiado y comprendido por el Ser Humano. 


Todas las culturas a lo largo de la historia han inventado mitos y leyendas para explicar el origen del Universo. 


La teoría del Big Bang – o de la gran explosión – es la explicación científica más aceptada para el origen del Universo. Antes del Big Bang no había nada. Un segundo después de la explosión el Universo empezaba a existir. Este suceso trascendental tuvo lugar hace aproximadamente 13.500 millones de años. 


Hace 4.500 millones de años, a partir de una nebulosa, nació el Sistema Solar, nuestro hogar en el Universo. 


Una estrella de tamaño mediano, el Sol, y una serie de cuerpos celestes que están relacionados con ella forman el Sistema Solar.


EL SOL. 
El Sol es nuestra estrella, hace posible que en la Tierra se haya desarrollado la vida. Una estrella de tamaño mediano formada fundamentalmente por Hidrógeno (71%) y Helio (27%). Tiene una edad de 5000 millones de años y le quedan otros tantos hasta que colapse definitivamente. La temperatura en la superficie es de 5.500 ºC y en el núcleo asciende hasta los 15.600.000 º C. 


Existen dos tipos de planetas: 

Planetas interiores o rocosos. Son pequeños, están cerca del Sol, formados por rocas sólidas y tienen pocos satélites. 

Planetas exteriores o gaseosos. Son gigantes, alejados del Sol, están formados por gases y tienen muchos satélites a su alrededor.


MERCURIO. 
Es el planeta más cercano al Sol, recibe el nombre del mensajero de los dioses debido a su velocidad al surcar los cielos. Mercurio no posee atmósfera y se piensa que su núcleo (formado básicamente por metales) es muy extenso. Su aspecto externo recuerda a nuestra luna, con una superficie llena de cráteres. 



VENUS. 
Venus recibe el nombre de la diosa romana de la belleza y del amor. Se conoce como Lucero del Alba por que es fácil verlo antes del amanecer. Justo en el momento del anochecer también se puede observar. Posee una atmósfera muy densa y tóxica (provoca un fuerte efecto invernadero) por lo que la temperatura (la más alta de todos los planetas del Sistema Solar) de su superficie es muy elevada (500ºC). 



LA TIERRA. 
El único planeta del Sistema Solar en que se ha desarrollado la vida de forma evidente. La presencia de agua líquida en su superficie es la característica más visible de la Tierra. Por este motivo se conoce como el Planeta Azul. 



LA LUNA. 
La luna es el satélite de la Tierra. Un satélite es un cuerpo celeste, que no emite luz y que gira alrededor de un planeta. A lo largo del tiempo la Luna ha inspirado la imaginación humana de poetas, escritores, músicos y todo tipo de artistas. El 21 de julio de 1969 Neil Armstrong se convirtió en el primer ser humano en pisar la Luna. 



MARTE. 
Marte recibe el nombre del dios de la guerra debido a su color rojo. El ser humano siempre ha soñado con encontrar vida en Marte y lo ha imaginado habitado por marcianos. Las misiones al planeta rojo han desvelado que se trata de un mundo muy similar al nuestro. 


Monte Olimpo. 
El monte Olimpo situado en Marte es la montaña más elevada de todo el Sistema Solar. Supera los 25 kilómetros de altura. 



CINTURÓN DE ASTEROIDES. 
Entre las órbitas de Marte y Júpiter se sitúa el cinturón de asteroides formado por miles de pequeños asteroides y algún planeta enano como Ceres. El cinturón de asteroides marca la frontera entre los planetas interiores y los planetas exteriores. 



JÚPITER. 
Júpiter es el planeta más grande del Sistema Solar. Los científicos piensan que Júpiter pudo haberse convertido en una estrella y haber formado un sistema binario con el Sol. 


Las Lunas de Júpiter. 
Júpiter cuenta con más de sesenta satélites y forma una especie de Sistema Solar en miniatura. Las lunas de Júpiter fueron descubiertas por Galileo Galilei. Io, Ganímedes, Europa y Calisto son las lunas más importantes. 



SATURNO. 
Saturno es uno de los planetas más reconocibles y emblemáticos de todo el Sistema Solar y esto es debido a sus famosos anillos, formados fundamentalmente por hielo. 



TITAN. 
Al igual que Júpiter, Saturno cuenta con varias decenas de satélites. Titán es su luna más interesante pues muchos científicos piensan que podría albergar alguna forma de vida. 


URANO. 
Urano es otro gigante gaseoso y al igual que sucede con Saturno también presenta un sistema de anillos (aunque son menos visibles). 


NEPTUNO. 
Neptuno es el planeta más alejado del Sol y su intenso color azul nada tiene que ver con el agua ni con los Océanos. En un planeta tan frío como Neptuno no se posible la existencia de agua líquida. 



MÁS ALLÁ DE NEPTUNO. 
Más allá de Plutón se sitúan multitud de cuerpos celestes: asteroides, cometas, planetoides entre los que destaca Plutón y su satélite Caronte. Todos esos cuerpos forman parte del Cinturón de Kuiper. 


PLUTÓN. 
Plutón es un mundo pequeño, lejano, helado, extraño y desconocido situado en los límites físicos del Sistema Solar. 


¿Es Plutón un planeta? 
Desde hace una década Plutón ya no se considera planeta y se le incluye en una nueva categoría, Planeta Enano. Sin embargo el debate sigue abierto y los científicos siguen discutiendo si estamos ante un planeta u otro tipo de astro. 


NUBE DE OORT. 
En los confines del Sistema Solar se localiza la nube de Oort. Algunos de los cometas que nos visitan periódicamente proceden de esta región del espacio exterior. 



OTRAS ESTRELLAS, OTROS SISTEMAS. 
El que una estrella posea un sistema de planetas es algo habitual en el Universo y en los últimos años astrónomos y astrofísicos han descubierto algunos de ellos. 


ESTRELLA CERVANTES. 
A casi 50 años luz de la Tierra se encuentra la estrella Cervantes y sus cuatro planetas: Dulcinea, Quijote, Rocinante y Sancho. 

lunes, 12 de agosto de 2019

LA CASA DEL HIDALGO.




Después de subir y bajar a la sierra de Campo de Criptana, para sentir en la piel los aires de la Mancha, encontramos acomodo en Alcázar de San Juan, capital de los caballeros hospitalarios y que pretende ser la cuna (otra) de Cervantes. Paseando por sus calles señoriales encontramos la Casa del Hidalgo. En un edificio como este tuvo su morada Alonso Quijano antes de metamorfosearse en el Caballero de la Triste Figura.


Los hijos de algo, el reducto más ínfimo y orgulloso de la vieja nobleza castellana de espada. La casa, dispuesta en dos plantas, era la morada en la que vivía la familia. Estaba construida de tal manera que la distribución de sus espacios, sus formas y decoración reflejan el estatus social de su propietario.


La obra aprovecha los materiales que tenía a sus disposición: tierra, piedra, cal, arena, yeso, madera y carrizo. Las técnicas incluían el tapial, la mampostería, la argamasa, el ladrillo y el adobe. El conjunto arquitectónico incluía los edificios residenciales, una parte dedicada a los animales y aperos para las faenas del campo, lugares destinados al almacenamiento de las cosechas y para la transformación y conserva de alimentos.


La fachada de la casa era un escaparate donde el hidalgo comunicaba a vecinos y viajeros todo tipo de información relativa a su persona y a las labores que se desarrollaban en la casa. Con los escudos o blasones se indicaba el rango social del propietario de la vivienda, y con los vítores (esas letras de cuidada caligrafía) se demostraba que se poseía formación universitaria. También se le daba un uso comercial, y en ese sentido la fachada era como un gran escaparate; un sarmiento o una rama de olivos colgados encima de la puerta quería decir que en la casa se vendía vino o aceite. Durante las festividades la fachada se decoraba con telas, colchas y flores específicas de la celebración que se desarrollaba.




domingo, 11 de agosto de 2019

CAMPO DE CRIPTANA.




. . . ves allí, amigo Sancho, donde se descubren treinta, o poco más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla . . .



Quiere una hermosa tradición que aquellos gigantes con los que Don Quijote entabló batalla son los molinos que aún hoy son visibles en el cerro que domina la villa manchega de Campo de Criptana. Estamos en Tierra de Gigantes.



Gustavo Adolfo Bécquer, y tal vez don Miguel de Cervantes si se me permite la mención, son los únicos autores que se atrevieron a explorar un mundo de aventuras y fantasía. Siempre me he preguntado porque España, una tierra prolífica en grandes literatos, jamás alumbrase a un Verne o a un Dumas, un Stevensson, un Walter Scott o un Goethe. La crítica literaria patria siempre trató de defenestrar a todas aquellos autores que se decantaron por la magia, la aventura y la fantasía. Pero aquí en La Mancha ocurren cosas extraordinarias, como que dos rameras analfabetas se convirtieran en damas de la nobleza, o que un ventero simple y ramplón, tenga el honor de armar a un caballero andante.



Carreteras largas, rectas, infinitas, cruzan pueblos y villas, y llegan hasta la Plaza Mayor, a la puerta misma de la Parroquia. Los gigantes de Campo de Criptana, se elevan por encima de la planicie manchega. La literatura, y más tarde el cine, han forjado a lo largo de los siglos la imagen mental que todos tenemos de La Mancha.




Campo de Criptana (con el Toboso, Argamasilla de Alba y Alcázar de San Juan) configuran una ruta de ensueño, a través del País del Quijote. Cualquiera de las cuatro localidades es un buen punto de partida (o de paso) para entrar de lleno en La Mancha, perderse por sus caminos y dejarse atrapar por las letras y el paisaje.



Los molinos de Campo de Criptana ya no muelen nada. Treinta o cuarenta hubo en tiempos de Cervantes. “La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o poco más, desaforados gigantes, con quienes hacer batalla . . . “, exclama don Quijote al pasar por aquí. Hoy quedan unos diez. Se los ves en las pardas crestas, indiferentes y blancos, espiando la inmensa llanura sin confines. El viajero sospecha que Cervantes se fijó en ellos debido a su exotismo, pues resulta dudoso que antes de los Austrias se posasen en los pelados cabezos. Hoy el progreso no quiere saber nada de ellos, y si sobreviven es gracias a la literatura, que les ha otorgado el valor de las reliquias sagradas.
Viaje al corazón de España.
Fernando García de Cortázar.





Pósito Real. Es un edificio construido en el siglo XVI, ampliado posteriormente en el XVII. Este Pósito fue la sede de un banco agrícola, administrado por el ayuntamiento, y prestaba grano a los campesinos en épocas de carestía, como un adelanto del año venidero.




La fuente del Moco se ubica en las Escalerillas que suben (y bajan) al Cerro de la Paz.



El conocido como Albaicín de Campo de Criptana forma el núcleo de población original de la villa. Su denominación deriva de su topografia especial, y por que a fines del siglo XVI se asentaron aquí familias moriscas procedentes de Granada. El entramado de callejuelas recuerda lejanamente al más sombrío, fresco y animado Albaicín granaino.



El bachiller Sansón Carrasco, amigo y rival, némesis de Don Quijote, también es recordado aquí.



La ermita de la Virgen de la Paz, ubicada en el cerro, se mimetiza con el resto de edificios del barrio alto. Su exterior muestra los elementos propios de las viviendas que existen a su alrededor; rejería, teja curva árabe y paredes encaladas. Vista desde lejos es difícil identificar al edificio como ermita.





Sobre el otero que domina la llanura sin límite se levanta el Santuario de la Virgen de Criptana, adonde seguramente peregrinó más de dos veces Sara Montiel, no tanto por virgen como por criptanense. La hija más ilustre para el skyline más inmortal e inmortalizado de Castilla: los diez molinos de viento que coronan el espinazo de la sierra, a cuya falda nace el luminoso barrio blanco de Albaicín, y bajando, bajando, se derrama el pueblo entero. Se sopesó conceder a Sara el título oficial de undécimo molino de Criptana, pero se optó finalmente por encerrar su legado en Culebro, nombre del molino que custodia el Museo Sara Montiel.
En el Camino de Don Quijote, 400 años después.
Jorge Bustos. El Mundo.



Un oficio estrechamente vinculado a los campos de la Mancha es el de molinero. La persona que comprende los entresijos de la maquinaria y es capaz de hablar con los vientos. Los hijos de Eolo le dicen como y cuando comenzar la molienda del grano.



Es allí donde el paisaje quedó inmortalmente caracterizado por los molinos de viento. Pero el lector del Quijote que quisiera darse una idea del escenario de uno de sus episodios y buscara aquellos molinos, se llevaría una desilusión. Sólo en el campo de Criptana quedan algunos formando conjunto, aunque ni con mucho se acercan a los “treinta o poco más” que señaló Cervantes. En 1928 estaban en pie cinco, aunque en tan malas condiciones que su funcionamiento era imposible. Azorín, a comienzos de siglo, los vio aún funcionar, y por él se sabe entre la gente letrada que su implantación no data de más allá de 1575, lo cual explica, en parte, la sorpresa de don Quijote al contemplarlos. Productos de la técnica medieval, los molinos de viento alcanzaron nuestro suelo por influencia de los Países Bajos, tan relacionados con España en la época de los Austrias, y son un ejemplo de elemento cultural que por su poca adecuación tiene una vida efímera en comparación con otros.
Julio Caro Baroja.
Los pueblos de España II.



Las viejas casas cuevas, excavadas en la roca, originarias del siglo XVI, pueblan los barrios altos de la villa. Estas casas servían de almacén y también de refugio al molinero.



Los molinitos de Criptana andan y andan.
Azorín. La Ruta de Don Quijote.



Según el catastro del Marqués de la Ensenada, en 1752 hubo censados un total de 34 molinos de viento. Esta era la población que más molinos reunía.



Infanto, Burleta y Sardinero son los tres molinos originales del siglo XVI que aún se conservan en esta localidad. Con la estructura y mecanismo de la época y en los que se escenifican moliendas tradicionales de la misma forma que se hacían antaño. Además de los originales se conservan otros diez molinos restaurados y tres en ruinas. En uno de ellos se ha instalado una oficina de atención al turista y otro es la sede de un pequeño museo dedicado a Sara Montiel. Un molesto bar de moda ha invadido la zona donde se ubican estos famosos molinos. La primavera, el sol del Domingo de Ramos y un ambiente excesivamente festivo. La muchedumbre mata el espíritu quijotesco de este bonito rincón de la geografía española.



Siguiendo los pasos de don Alonso Quijano y su leal amigo y escudero, Sancho Panza, encontré la belleza hecha mujer, una sex symbol en una época que estaban prohibidas, la inigualable Sara Montiel. Por mi edad tan solo puede conocer su decrepitud, pero hemerotecas y filmotecas están ahí para algo. De estas tierras salen, han salido y seguirán saliendo personalidades arrolladoras, sin complejos y seguras de su forma de ser y de actuar. Como muestra tres botones, Pedro Almodovar, José Luis Cuerda y Sarísima.



Calles empinadas, casas encaladas y ornamentadas con una llamativa franja azul, abandonan con cierta brusquedad la plaza Mayor y se encaraman en la montaña, buscando la zona más alta, la cumbre dominada por los gigantes. La Sierra de los Molinos y el sugerente barrio del Albaicín conforman el núcleo literario de esta singular localidad manchega.




En el cerro te esperan los gigantes de cuatro aspas, que parecen dibujar una Rosa de los Vientos sobre el inmaculado cielo de la Mancha. El blanco y el azul son los colores identitarios de este pueblo que comienza a existir de abajo hacia arriba. Los mozos y las mozas debían acarrear el grano desde los campos de cultivo a la base de los molinos. La faena más dura corresponde al molinero. Cuanto ha evolucionado la técnica desde aquellos molinos de mano que aparecieron durante el Neolítico hasta estos Titanes de la Molienda. En ese momento el ser humano se desligó definitivamente del resto del Reino Animal. Fuimos capaces de elaborar nuestro propio alimento. De Ceres, cereal y cerveza. Prometeo nos regaló el fuego, y pudimos convertir la harina en pan. La espiga resiste, se dobla pero no se quiebra, adapta su cuerpo a las exigencias del viento. Doce vientos, dicen, soplan en Criptana.



Y hay quien dice, con razón o si ella, que el ilustre don Miguel de Cervantes se inspiró en los molinos de Criptana . . . y lo que parecían molinos de viento resultaron ser gigantes . . .



. . . los gigantes de Campo de Criptana, por mas que el bueno de Sancho se empeñase en ver molinos. . .



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