Se conoce como Clasicismo a una
etapa de creación musical que se desarrolla entre 1750 y 1820, y que
coincide en el tiempo con la Ilustración y el Neoclasicismo. Viena
fue el centro motor del Clasicismo Musical. Tras grandes compositores
dominaron este periodo, y los tres vivieron en Viena: Haydn, Mozart y
Beethoven.
Entre el Barroco y el
Romanticismo, esto es, la segunda mitad del siglo XVIII, hasta
comienzos del siglo XIX, se desarrolla en Europa la época del
clasicismo. Los ideales de la ilustración también influyeron en el
mundo musical, y se concentraron en un música racional, es decir,
lógica, de estructura formal, clara y comprensible.
La música del clasicismo tomó
como objetivos la sencillez melódica (huyendo de los artificios del
Barroco), la claridad, la proporción y la elegancia. Por otro lado
perdió la afinidad que hasta entonces había mantenido con la
arquitectura y buscó el paralelismo con el drama y la poesía.
Aunque durante el clasicismo
los músicos continuaron componiendo misas y oratorios, tan del gusto
barroco, se produjo un notable auge de la música instrumental. En
esta época también se sentaron las bases para el posterior
desarrollo de la ópera (debido a la relación que se establece entre
la música y las formas dramáticas). Las principales formas
musicales que se desarrollaron durante el clasicismo fueron la
sonata, la sinfonía y el concierto.
En esta época convivieron tres
gigantes de la historia de la música (y de la cultura europea en
general) Franz Joseph Haydn que perfeccionó la sinfonía, Wolfgang
Amaedus Mozart, auténtico prodigio de la creación musical, quien
sintetiza la vivacidad de la tradición italiana y la fuerza
dramática alemana y Ludwig van Beethoven, cuyas composiciones marcan
la transición al Romanticismo.
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