Instalado entre el mundo
germano (representado en estos momentos de la historia por la Francia
Orientalis) y el Imperio Bizantino, las dos potenticas de la época
(Alta Edad Media), se desarrolló la Gran Moravia (Velká
Morava/Magna Moravia), el primer estado medieval eslavo de cierta
relevancia y proyección, conquistador y heredero del Principado de
Nitra. Con el objetivo de contrarrestar la influencia franca (y
frenar su expansión), Moravia basculó hacia Oriente, buscando el
apoyo de Bizancio, a través de la evangelización de los apóstoles
Cirilo y Metodio.
Sin el ruido de los
ávaros, el estigma de los hunos, la belicosidad de los godos o la
ferocidad de los magiares, fueron llegando, poco a poco, los eslavos,
que casi imperceptiblemente ocuparon el centro y el oriente de
Europa. No queremos decir con esto que los eslavos fuesen pacifistas
empedernidos, ni que no tuvieran que recurrir a la fuerza y a la
guerra para afianzar el territorio. Es más, el primer estado eslavo
se forjó a golpe de espada y utilizó como aglutinante la Biblia.
Ratislav, siguiendo el ejemplo de Clodoveo y Recaredo varios siglos
antes, quiso utilizar la religión para dotar a su estado de unas
bases sólidas y un elemento de cohesión.
Génesis.
La historia de la Gran
Moravia, un efímero estado (tribal) eslavo, que se desarrolló entre
carolingios y magiares, con las manos (suplicando ayuda) tendidas
hacia Bizancio, es muy compleja, y sus orígenes no están, todavía,
suficientemente documentados.
Un antiguo centro de
civilización celta sobre el que se asentó el pueblo germano de los cuados , fue recibiendo desde el siglo V (tras el colapso del Imperio
Romano), la llegada de diversos grupos eslavos. Establecidos en gran
número, los eslavos le otorgaron el nombre de Moravia a esta tierra,
pues por ella fluía un río llamado Morava. Estas tribus o familias
dispersas se fueron agrupando alrededor de determinados caudillos o
príncipes (knez) como Pribina o Samo. Más tarde, y en referencia al
topónimo en cuestión, los bizantinos bautizaron este estado como
Gran Moravia.
Como la mayoría de los
estados medievales, y aún posteriores (y por supuesto anteriores),
la guerra tuvo una importancia crucial en la formación de la Gran
Moravia, forjada a hierro y fuego. A partir del siglo VI el solar de
la futura Moravia era sometido al despiadado ataque de los ávaros, a
los que el Reino (o Principado) de Samo opuso, una tímida, y por
momentos, insuficiente resistencia. Serían los francos los que
precipitaron el derrumbe del poder ávaro en la región tras
vencerlos en el 769.
Menos de un siglo más
tarde, en el año 833, Mojmir I somete al Principado de Nitra (proyecto frustrado de estado eslavo), aglutinando por vez primera a
diversos grupos tribales eslavos, checos, eslovacos, bohemios,
moravos, alrededor de un único estado, reuniendo toda la región
bajo un mismo trono, cuyo primer ocupante fue el propio Mojmir.
Pribina, legítimo
príncipe de Nitra, logra huir con su familia, y consigue del rey
franco un pequeño feudo a orillas del Lago Balatón (en la
actualidad una referencia turística en Hungría).
Ratislav y la
consolidación.
Mojmir puso los pilares
y Ratislav añadió cemento para consolidar los cimientos del
edificio moravo, contando para ello con la aquiescencia (más o menos
interesada) del Imperio Bizantino.
Después de dar varias
vueltas a libros y a la red de redes, no me queda muy claro como
llegó Ratislav a sentarse en el trono de la Gran Moravia. Una
posibilidad es que este Ratislav, nieto de Mojmir, derrocase al
soberano con la ayuda de Luis el Germánico. La otra opción es que
simplemente murió Mojmir y el alemán favoreció la coronación de
Ratislav. De una u otro manera, el quid de la cuestión está en el
apoyo del rey Luis, totalmente convencido de que Ratislav aplicará
en sus nuevos dominios una política favorable a los intereses
francos. Craso error.
Tan pronto como se
aposentó en el trono, y a pesar de deber parte de su corona a Luis,
Ratislav consiguió consolidar su independencia, y ante el inminente
peligro que suponían los francos (que además se habían aliado con
los siempre incómodos ávaros), estrechó lazos con Oriente. Con la
intención de materializar esta ventajosa alianza con Bizancio,
solicitó al emperador Miguel III que le enviase algún misionero que
evangelizara a sus súbditos y de paso, eliminar el monopolio de los
obispados francos en la región. De esta manera llegaron a Moravia
los apóstoles Cirilo y Metodio , cuya obra resulta decisiva en la
configuración posterior de las culturas eslavas, la formación de
una identidad propia y su autonomía con respecto a Occidente.
Las fortalezas.
Además de lograr
fortalecer su reino, Ratislav inició una serie de campañas
militares que le llevaron a extender sus dominios hasta el Vístula y
el Oder. Para defender su territorio puso en marcha una política de
construcción de fortalezas, entre las que destacan Devin, Nitra y
Bratislava.
Como norma general se
utilizaron estructuras preexistentes; protohistóricas en Devin o
romana en Bratislava. Los castillos se edificaban en colinas,
rodeados por empalizadas de madera y fosos, siguiendo los modelos
imperantes en otros lugares de Europa.
Svatopluk I. Apogeo y
canto del Cisne de Moravia.
Bajo el gobierno de Svatopluk I , cuya estatua ecuestre preside un lugar privilegiado en
la pequeña plaza que se abre frente a la entrada del Castillo de Bratislava , la Gran Moravia alcanzó su cénit y la máxima expansión
territorial de su no muy larga historia. Pero también comenzó su
declinar.
Svatopluk era sobrino
del rey Ratislav, del que había recibido el título (y dominio) de
Príncipe de Nitra. El joven y ambicioso Svatopluk, educado en la
corte real estaba totalmente convencido de se capaz de hacer las
cosas mucho mejor que su tío. Para hacerse con el poder se alió con
los francos, hizo prisionaro a Ratislav y lo entregó a sus enemigos.
Parece ser que la
lealtad no era frecuente en esta corte eslovaca (si se me permite
utilizar el término), pues Ratislav traicionó a Mojmir y Svatopluk
a Ratislav, convencidos de que no extía manera más directa y segura
de acceder al poder.
Svatopluk gobernó con
mano de hierro su reino, expulsó a los francos, repelió a los
búlgaros y contuvo las primeras oleadas de los magiares. Se proclamó
"Rex de Magna Morava" y llevó a su imperio a las cotas más
altas de expansión territorial, abarcando Chequia, Eslovaquia, y
áreas de Hungría, Rumanía, Polonia, Austria, Alemania, Serbia,
Eslovenia, Croacia y Ucrania. La Gran Moravia tuvo presencia en
prácticamente todos los estados eslavos actuales.
A pesar de todo lo
conseguido, la muerte de Svatopluk significó el principio del fin
para la Gran Moravia.
Una capital fantasma.
Constantino VII,
emperador de Bizancio se refiere con el nombre de Moravia a la
capital de la Gran Moravia. En la actualidad todavía no ha podido
ser identificada, aunque la principal candidata es Mikulcice. Las
ciudades moravas, como todas a los largo del tiempo, marcan una clara
división entre los poderosos y los oprimidos; viviendas de madera
para la gente común y resistentes edificios de piedra para la
nobleza.
Mikulcice fue
fortificada en el siglo VII y años más tarde se había convertido
en una importante aglomeración con un castillo, varias aldeas y una
población de unas dos mil personas. Además de capital política,
Milkulcice fue un centro religioso de influencia en la región, donde
se construyeron, utilizando la piedra, las primeras iglesias del
país.
No obstante, y siguiendo
la práctica de otros reinos, la corte era itinerante, y también se
establece temporalmente en otras sedes como Nitra , segundo centro del
Imperio y dominio del príncipe heredero, Devin o Bratislava , cuya
función más importante era defender la frontera con los francos.
Ejército.
Como hemos señalado, el
ejército fue parte importante en el origen, el desarrollo y la
consolidación de la Gran Moravia, aunque a decir verdad contamos con
pocas fuentes sobre los primeros ejércitos eslavos.
El grueso de la tropa
estaba formado por una infantería pesada armada con lanzas y hachas,
cuyo aspecto debía ser temible. Un frente compacto de robustos
hombres decididos a quebrar cráneos a golpe de hacha. Sin embargo a
la caballería se le dio poco uso, lo que significó una gran
desventaja ante los rápidos y efectivos jinetes magiares.
Los caudillos contaban
con un grupo selecto, que era a la vez guardia personal y cuerpo de
élite, el "druzhina". Los jefes moravos eran más
partidarios de las escaramuzas, las emboscadas y la guerra de
guerrilla, antes que plantear batallas campales. La red de fortalezas
servía para replegar las tropas tras los rápidos ataques.
Los hijos de Svatopluk
y el final de la Gran Moravia.
La Gran Moravia acosada
en sus amplias fronteras y debilitada por las inevitables luchas
internas no fue capaz de resistir las acometidas de un pueblo que
venía cabalgando desde las estepas. Morir Svatopluk (894) y comenzar
la decadencia del imperio fue una misma cosa. Sus sucesores se vieron
incapaces e impotentes ante el avance de los magiares.
Los hijos de Svatopluk
se repartieron el poder, el territorio y la influencia, el mando
quedó dividido y el estado entró en barrena. Mojmir II será rey de
la Gran Moravia y Svatopluk II Príncipe de Nitra. Enfrascados en
luchas intestinas (tan humanas) comenzaron a perder los territorios
periféricos; sufrieron la invasión de los francos, los checos
comienzan a rebelarse y en el área oriental se desgaja la futura
Polonia.
Los húngaros
aprovecharon esta debilidad para ir penetrando y arrebatando
territorios en la cuenca del Danubio y en los Cárpatos. En el año
902 destruyeron a un ejército moravo y para el año 907, fecha de la Batalla de Bratislava , en la que los húngaros derrotan a los
bávaros, la Gran Moravia era sólo un recuerdo (las fuentes no
mencionan la presencia de tropas moravas en el choque). A partir de
ese momento se produce en la región una profunda fusión entre
eslavos y magiares.
Legado.
El principal legado de
la Gran Moravia surge a partir de la obra de los apóstoles Cirilo y
Metodio, determinante en la formación de las culturas eslavas. El
recuerdo de este imperio de corta vida revivió en los siglos XIX y
XX, durante la oleada romántica que recorrió Europa y que provocó
numerosos levantamientos en el seno del Imperio Austrohúngaro y en
los posteriores intentos de crear una identidad nacional conjunta con
la que dotar un proyecto de estado, Checoslovaquia. La unión quedó
rota amistosamente en 1993 mediante la Revolución de Terciopelo.
La Edad Media es una
época complicada para ser estudiada y aprehendida en su totalidad.
Cuando creo comprender algo, cuando me parece que he entendido el
proceso de formación de un estado (ciertamente alejado en el tiempo
y el espacio), me asaltan cincuenta dudas más, descubro cien datos
nuevos que tengo que colocar en algún lado y que la mayoría de las
veces no logro encajar. Y cuando me centro en el mundo eslavo, mi
cabeza siente naufragar en un maremágnun de datos, a lo mejor
confusos, a lo peor contradictorios. Con la Gran Moravia hice lo que
pude, rastreando datos aquí y allá y ensamblándolos como
buenamente he podido.