82.-Sucesivos fracasos de Emilio.
Al prolongarse el asedio
de Palantia, comenzaron a faltar los alimentos a los romanos y el
hambre hizo presa en ellos, todos sus animales de carga perecieron y
muchos hombres empezaron a morir de necesidad. Los generales Emilio y
Bruto resistieron con paciencia durante mucho tiempo, pero, vencidos
por la mala situación, dieron la orden de retirarse, de manera
repentina, una noche alrededor de la última guardia. Los tribunos
militares y los centuriones corrían de un lado a otro apremiando a
todos a hacer esto antes del amanecer. Y ellos, en medio del tumulto,
lo abandonaron todo, incluso a los heridos y enfermos que se
abrazaban a ellos y les suplicaban que no los abandonasen. Como la
retirada se llevó a cabo de forma confusa y desordenada y muy
semejante a una huida, los habitantes de Palantia atacando desde
todos los lugares les causaron muchas heridas desde el amanecer hasta
la tarde. Cuando llegó la noche, los romanos, hambrientos y
exhaustos, se dejaron caer en el suelo agrupados, según cayó cada
uno, y los de Palantia se retiraron gracias a una intervención de la
divinidad. Y esto fue lo que ocurrió a Emilio.
83 El senado desaprueba el tratado de
Mancino y entrega a éste a los numantinos.
Cuando los romanos se
enteraron de ello, separaron a Emilio del mando y del consulado;
retomó a Roma como un ciudadano privado y se le impuso una multa.
Todavía se estaba dirimiendo la querella entre Mancino y los
embajadores numantinos. Estos últimos mostraron públicamente el
tratado que habían realizado con Mancino y éste transfirió la
culpa del mismo a Pompeyo, su predecesor en el mando, imputándole
que había puesto en sus manos un ejército inactivo y mal equipado y
que, por esto mismo, también aquél había sido derrotado muchas
veces y había efectuado tratados similares con los numantinos. En
consecuencia, afirmó que esta guerra, decretada por los romanos en
violación de estos tratados, había sido llevada bajo auspicios
funestos. Los senadores se irritaron con ambos por igual, pero
Pompeyo escapó, debido a que ya antes había sido juzgado por estos
hechos. Y decidieron entregar a Mancino a los numantinos por haber
llevado a cabo un tratado vergonzoso sin su autorización,
argumentando que también sus antepasados habían entregado a los
samnitas a veinte generales que habían tratado en semejantes
condiciones sin su consentimiento. Por tanto, Furio, llevando a
Mancino de vuelta a Iberia, lo entregó, inerme, a los numantinos,
pero ellos no lo aceptaron. Elegido general contra ellos Calpurnio
Pisón no realizó ningún intento contra Numancia, sino que hizo una
incursión contra el territorio de Palantia y, tras haberlo devastado
un poco, pasó el resto de su mandato en sus cuarteles de invierno en
Carpetania.
No hay comentarios:
Publicar un comentario