Una colonia es un asentamiento de población en un territorio
diferente del de su origen. Los colonos dependen políticamente del
país de origen. Este país de origen (en este caso Inglaterra) se
denomina metrópoli.
Desde el siglo XVII la costa
atlántica de América del Norte estapa poblada por colonos
británicos, muchos de ellos católicos y puritanos. En el siglo
XVIII experimentaron un espectacular desarrollo alcanzando casi dos
millones de habitantes. Destacaban por su individualismo y
determinación, así como por un sentimiento igualitario y
participativo. Era la consecuencia del origen puritano de los
primeros colonos, del espíritu de frontera y de la gran autonomía
política que habían disfrutado.
En los territorios fronterizos siempre se producen relaciones muy intensas por parte de las sociedades vecinas. En el caso de las Trece Colonias se refiere a su relación con las tribus de indios, con los exploradores franceses o españoles, con cazadores o contrabandistas.
Colonias del Norte. Desde 1620
comunidades de puritanos y refugiados ingleses, perseguidos en Europa
por sus ideas religiosas, fundan Massachusetts, Connecticut, Nueva
Hampshire y Rhode Island. Eran pequeños agricultores y ganaderos de
intransigentes creencias religiosas.
La colonias del Sur eran
Maryland, Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia.
La economía de esta región (muy diferente a las del Norte) se
basaba en las grandes plantaciones de algodón, tabaco y arroz,
trabajadas por mano de obra esclava.
En la zona central se encontraban
Nueva York, Nueva Jersey, Delaware y Pensilvania, y sus habitantes se
dedicaban al comerio y a la industria. En esta región destacaba la
ciudad de Filadelfia.
La revolución americana es el
conflicto que se produce entre los colonos americanos y la corona
inglesa.
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