En el siglo XI en determinados
sectores de la intelectualidad europea, se perfila un corpus que
pretende describir la realidad social del momento, ¿cuántas
categorías sociales existen, quienes la integran o cuales son sus
funciones?. Se trata de una creación intelectual, un modelo que en
el fondo no se ajusta a la realidad social, aunque este modelo
interpretativo se va a repetir durante los siglos posteriores (la
Sociedad Estamental de la Edad Moderna).
Dos obipos del siglo XI, Gerardo
de Cambrai y Adalberón de Laón, los que organizan la sociedad de la
época, en base a tres términos acuñados por ellos mismos:
Oratores, Bellatores y Laboratores. Una división tripartita que se
mantuvo durante el resto de la Edad Media y la mayor parte de la Edad
Moderna.
“[...] desde sus orígenes el género humano está dividido en
tres, los oradores, los labradores y los guerreros [...] cada uno es
objeto por parte de los otros de una solicitud recíproca.”
Gerardo de Cambrai.
“El orden
eclesiástico no compone sino un solo cuerpo. En cambio la sociedad
está dividida en tres órdenes. Aparte del ya citado, la ley
reconoce otras dos condiciones: el noble y el siervo que no se rigen
por la misma ley. Los nobles son los guerreros, los protectores de
las iglesias. Defienden a todo el pueblo, a los grandes lo mismo que
a los pequeños y al mismo tiempo se protegen a ellos mismos. La otra
clase es de los siervos. Esta raza de desgraciados no posee nada sin
sufrimiento. Provisiones y vestidos son suministrados a todos por
ellos, pues los hombres libres no pueden valerse sin ellos. Así pues
la ciudad de Dios que es tenida como una, en realidad es triple. Unos
rezan, otros luchan y otros trabajan. Los tres órdenes vive juntos y
no sufrían una separación. Los servicios de cada uno de estos
órdenes permite los trabajos de los otros dos. Y cada uno presta
apoyo a los demás. Mientras esta ley ha estado en vigor el mundo ha
estado en paz. Pero, ahora las leyes se debilitan y toda paz
desaparece. Cambian las costumbres de los hombres y cambia también
la división de la sociedad.”
Adalberón de Laón:
Carmen ed Rotbertum regem francorum.
Este esquema
tripartito es una visión que responde a una concepción organicista
de la sociedad, como si esta funcionase como un cuerpo humano (una
concepción que ya podemos intuir en Platón). Este cuerpo estaría
integrado por distintos órganos, cada uno de ellos con una función
determinada y funcionando merced a la totalidad, el cuerpo. Esta idea
no es original ni de Gerardo ni de Aldaberón, ellos fueron los
primeros que le dieron forma y asignaron nombres, pero esta
concepción se puede rastrear en el mundo judeocristiano,
concretamente en San Pablo.
ORATORES.
Son los encargados
de administrar los sacramentos, orar por las almas de sus convecinos
y también de predicar la palabra de Dios. Con esas funciones los
oratores son los encargados de que el resto de la sociedad encuentre
la salvación eterna. Gerardo y Adalberón pusieron en primer lugar
al clero, no podemos olvidar que ellos mismos eran hombres
religiosos, y en ello subyace la idea de que el poder espiritual debe
estar por encima del poder temporal (cualquiera que sea la forma que
tome ese poder)
BELLATORES.
Su función principal (y casi
única) es ser la espada de Dios (y de su pueblo), defender a toda la
sociedad cristiana. Por este motivo los caballeros necesitan estar
bien preparados físicamente, y esa preparación la consiguen por
medio de las actividades cinegéticas y la participación en justas y
torneos. Su objetivo fundamental es hacer la guerra y castillo y
caballo son sus símbolos.
Tanto oradores como bellatores
son grupos privilegiados, tendrán una consideracíon especial de su
persona. Implica que sólo podrán ser juzgados por sus iguales,
nunca por un inferior. El no tener obligación de pagar impuestos es
otra de la ventajas de pertenecer a uno de estos dos grupos.
LABORATORES.
Los laboratores, como podemos
deducir de su nombre, son los que trabajaban la tierra, y esa es, su
razón de ser. Estos esforzados campesinos están obligados
institucionalmente a mantener, con el sudor de su frente, a
bellatores y oratores. Como orden social carecen de privilegios,
pagan tributos, rentas, impuestos, diezmos, y además, sobre ellos
recae (con dureza) todo el peso de una ley mayormente injusta.
Según esta visión de la
sociedad, cada uno ocupa el lugar que le corresponde, y no debe
existir ningún tipo de movilidad social. Esto a nivel teórico, pues
la realidad social es mucho más rica, y ahí, en la vida real, sí
que se producía cierta movilidad. Eso sí, dentro de unos límites.
e
ResponderEliminarQue loco todo. Pero muy interesante
ResponderEliminarAhhh mi pichulaa
ResponderEliminarbien :)
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