Personaje
clave en la definición cristiana de Malinas es su Santo Patrón
Rumoldo, un monje irlandés que llevó a cabo la cristianizació de
la ciudad belga. Como sucede en estos casos, el pobre Rumldo fue
matirizado hasta la muerte; la vía más rápida de ascender al
Santoral. En su honor se erigió una abadía en los mismos terrenos
donde siglos más tarde se construyó una catedral, también en su
honor.
Las
paredes y vidrieras de la Catedral describen, a través de una serie
de dibujos, la vida y milagros y martirios de Rumoldo. Dos hombres a
los que Rumoldo había recriminado sus costrumbres licenciosas y
falta de escrúpulos martirizaron al buen hombre, y de esta manera
otorgaron a la ciudad un símbolo eterno.
Entre los milagros que se atribuyen al Santo de Malinas podemos contar el hacer florecer su báculo, curar a ciegos e incluso resucitar a muertos (casi como el propio Señor Jesucristo). La Catedral de la ciudad custodia sus reliquias, objeto de veneración cristiana.
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