La
ciudad de Metz durante la Edad Media tuvo una importancia variable en
diferentes reinos y formaciones políticas. Durante la época
merovingia (siglo VI) fue capital del reino de Austrasia. Con sus
sucesores carolingios se convirtió en un importante centro religioso
y cultural. Ya en el siglo X quedó incorporada el Sacro Imperio
Romano Germánico gozando del estatus de Ciudad Libre Imperial.
La
Metz imperial era gobernada por un Príncipe Obispo hasta 1179. En
esa fecha el obispo de la ciudad Bertram, concedió a los burgueses y
ciudadanos de Metz, una carta de franquicia con la que se consagra la
República de Metz. Esta república vive su mayor esplendor y
desarrollo durante el siglo XV, cuando las luces medievales empezaban
a apagarse. Veintiún concejales dirigían los destinos políticos de
la ciudad. En numerosas ocasiones la República de Metz tuvo que
luchar para conservar su libertad, entre otros con los Duques de
Lorena, el arzobispo de Tréveris y los bandidos ingleses. Al final
de este periodo Metz quedó bajo la protección de la Corona
Francesa.
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