Cadaveo, pequeña localidad en la
costa occidental asturiana, es un destino ideal para peregrinos
xacobeos y veraneantes que desean un chapuzón en las frescas aguas
cantábricas. Un balcón natural sobre el mar Cantábrico, el Mirado
de la Regalina, y sobre este balcón una ermita joven, pero con una
curiosa historia.
En el año 1931 el Padre Gao,
sacerdote con alma de poeta, promovió la construcción de una ermita
en honor de la Virgen de la Riégala, con la esperanza cierta, de que
la belleza de este paraje natural, atrajese a numerosos fieles. No
tengo claro si consiguió el propósito, pero las vistas desde aquí
son maravillosas.
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