A los pies
del Erg Chebbi, la duna más grande Marruecos, un desierto de arena
en el extremo septentrional del Sahara, nace un auténtico y
sorprendente vergel alimentado por las corrientes subterráneas de
agua.
Las palmeras regalan su sombra y bajo ellas se disponen las
pequeñas huertas trabajadas con esmero por los campesinos bereberes.
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