sábado, 30 de mayo de 2015

PALACIO DE LOS ARZOBISPOS EN NARBONA.



El arzobispo, cabeza visible de una diócesis de cierta relevancia, fue aumentando su poder a medida que la Europa romana fue mutando en Europa medieval. Como señores que eran, además de manejarse con las armas, construían grandiosos palacios en la zona noble de la ciudad, normalmente en un espacio próximo a la catedral.


En Narbona, una de las diócesis más importantes de la Galia meridional, el palacio espiscopal está situado en el centro mismo de la urbe, junto al ayuntamiento y la catedral.


A través del claustro se comunica la Catedral con el Palacio del Arzobispo. El conjunto presenta el aspecto de una fortaleza inexpugnable.


El pasaje del Ancla, cuya entrada se abre entre dos poderosas torres, marca la separación entre los dos conjuntos monumentales episcopales, el palacio viejo (siglos IX - XIII) y el palacio nuevo (XIII - XIX).



El palacio nuevo inició su construcción por deseo expreso del arzobispo Gilles Aycelin, que quería alejarse en lo posible del ruido y ajetreo de las obras de la Catedral. 


Ordenó además que se levantara un torreón, que por cierto, lleva su nombre y sigue siendo el más poderoso del conjunto. Sus sucesores, como Bernard de Fargues, Pierre de la Jugie y Jean Roger continuaron ampliando el recinto.   


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