El dragón es la criatura
fantástica con más presencia en las leyendas medievales europeas. Y
existe, en la zona alpina, donde abundan antiguos lagos glaciares,
gran proliferación de estas historias, que por regla general se
vinculan con el naciemiento de la ciudad. Tal es el caso de la
localidad autríaca de Klagenfurt. Recordemos, siquiera de pasada, el
famoso dragón de la cercana Ljubliana, a escasos kilómetros de la
frontera con Austria, y que fue abatido por el héroe griego Jasón.
Cuenta la leyenda, que
en una zona pantanosa, situada entre el centro de la ciudad moderna y
el lago Wörthersee, moraba una oscura y terrible criatura a la que
daban por nombre Lindwurm. Lindwurm gusta alimentarse de la sangre
fresca y carne tierna de las jóvenes muchachas de los alrededores, y
esto ocasionaba terribles pesadillas nocturnas entre los habitantes
de la región. Y cuando las damas están en peligro son los
caballeros los que acuden en su ayuda.
Para acabar con el
monstruo los jóvenes (y algún veterano) caballero levantaron una
torre de madera, y en la parte superior encadenaron un buey como
cebo. Además, en la misma cadena colocaron un enorme garfio para
atraparlo. Cuando Lindwurm cayó en la trampa, los caballeros
aprovecharon para alancearlo hasta la muerte y así conjurar el
peligro.
Los orígenes
legendarios de la ciudad se ven plasmados en el escudo de la ciudad
donde aparecen el dragón y la torre (aunque más bien parece un
castillo).
La Neuer Platz, una de
las más importantes del centro histórico de Klagenfurt está
presidida por una escultura que recuerda la hazaña fundacional. Su
autor, el escultor Ulrich Vogelsang utilizó como modelo e
inspiración para la cabeza del Lindwurm, un gigantesco craneo que
fue encontrado en 1583 y que durante un tiempo, se tuvo por los
restos de un dragón auténtico. Actualmente se sabe que se trataba
del cráneo de un rinoceronte lanudo de la Edad de Hielo.
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