En
la parte más alta de Sarria se encuentran las ruinas del castillo,
apenas una torre redonda almenada recuerdo de haber vivido tiempos
mejores. El torreón fue asaltado, destruido y arruinado durante la
revuelta de los irmandiños.
La
fortaleza, desde la que se podía defender a los peregrinos que se
dirigían a Compostela, se edificó sobre los restos de un antiguo
castro galaico, y sus orígenes se remontan al siglo XII, en tiempos
de Gutierre Ruiz de Castro y Elvira Osorio, señores de Lemos y de
Sarria, cuando esta familia disfrutaba de una importante posición en
Galicia.
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