El
siglo XVI fue una época convulsa para Europa, los Humanistas
intentaban desterrar de la memoria la Edad Media y los Reformistas
iniciaron su cruzada contra la Santísima Iglesia Católica. En
algunos cantones suizos las ideas de Zwinglio corrieron como la
pólvora, especialmente en Zurich, el lugar donde había comenzado
sus prédicas. Katharina von Zimmern fue la última abadesa del
Convento de Mujeres - Fraumunster - de la ciudad suiza, y su prudente
actuación evitó un mayor derramamiento de sangre en los disturbios
ocasionados por las turbas de radicales reformistas. En el interior del claustro del antiguo convento se erige un monumento en forma de prisma como homenaje a Katharina von Zimmern, una obra de la escultora Anna Maria Bauer.
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