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domingo, 6 de enero de 2019

UNA CABAÑA DE HUESOS DE MAMUT.



En el maravilloso museo de Historia Natural de Viena encontramos la reconstrucción de una cabaña fabricada con huesos de mamut, una vivienda habitual en la lejana y fría prehistoria europea. Hace unos 15.000 años, cazadores de la Edad de Piedra de las estepas rusas construían sus viviendas invernales utilizando los grandes huesos del mamut. Una de estas casas necesita los huesos de unos treinta mamuts. Sin embargo, este material de construcción era común porque grandes rebaños de mamuts vagaban por las estepas. Por otro lado, no era necesario cazar los animales, puesto que los huesos podían ser recolectados. El yacimiento mejor conocido de viviendas con huesos de mamuts está situado en Ucrania, cerca de Kiev, a orillas del río Dnieper. Los huesos del interior de algunas cabañas eran pintados con ocre rojo. 


Este tipo de cabañas eran utilizadas durante los nueve largos meses que duraba el invierno, cuando la temperatura exterior descendía fácilmente hasta los 40º bajo cero. El interior del refugio era calentado por el fuego del hogar. Hierba, tierra, nieve y pieles de mamut se utilizaban para el aislamiento. Este tipo de vivienda la podemos comparar con las estructuras de hueso de ballena utilizada por los inuit; con una área para cocinar en la parte delantera, y pieles de animales extendidas en la parte trasera utilizadas para dormir. 




sábado, 4 de agosto de 2018

PREHISTORIA EN L'IBER, MUSEO DE LOS SOLDADITOS DE PLOMO.


Cazadores de mamut del período Magdaleniense. 


Campamento temporal del Magdaleniense. Las defensas del mamut sirven de estructura para las viviendas. 


Hispania; Tierra de Conejos. 


Jornada de pesca en el Magdaleniense. 


Una escena del mesolítico, tiempo de cambios y transformaciones. 


La lucha por la cueva y la cacería del Oso de las Cavernas. 


Caza del brontotherio. 


La familia y el hogar. 


Caza del mamut utilizando una trampa de foso. 

domingo, 13 de diciembre de 2015

PEQUEÑO MAMUT DEL GRAVETIENSE.



Manos delicadas (masculinas o femeninas es algo que nunca sabremos) esculpieron esta pequeña figurilla, que sin saberlo, buscaba asombrar a las generaciones futuras por su perfección. Este mamut de arcilla fue tallado hace unos 25.000 años y además de su belleza plástica, poco más podemos conocer de él. ¿Un ídolo?, ¿un amuleto?, ¿un juguete?. Modelado al calor de la hoguera, mientras los chiquillos corretean por la cueva y los mayores narran historias atemporales.  

miércoles, 10 de diciembre de 2014

HISTORIA EVOLUTIVA DEL ELEFANTE


Imagen cortesía de Koprolitos (y Zoobooks). 

El elefante es una de las criaturas más fascinantes de la Naturaleza, su extraño aspecto con esa trompa, un apéndice multifunción que nace de la prolongación de la nariz y el labio superior, su descomunal tamaño que no impide cierta elegancia, su sobredimensionada inteligencia y su carácter sociable, levanta pasiones entre los más pequeños (y lo que ya no lo somos tantos) y sigue maravillando a cualquiera aprecie la vida en su sentido más amplio. En definitiva un animal que ocupa un lugar destacado en el imaginario colectivo, simbólico y totémico de la Humanidad.


Nuestros tatarabuelos, aquellos que bajaron de los árboles, abandonaron los húmedos bosques y se adentraron en la cálida sabana, estrecharon lazos familiares y desarrollaron (aún más) las habilidades sociales innatas de nuestra especie realizando actividades colectivas como la caza de grandes piezas, entre las cuales debía destacar el imponente elefante africano.

Durante siglos una de las grandes estrellas de circos, zoológicos y parques naturales, el elefante, como cualquier ser vivo, tiene una árbol genealógico que se remonta millones de años en el tiempo. En este caso para conocer a los abuelos y bisabuelos del elefante deberemos acercanos a una biblioteca, navegar por la red y a ser posible visitar algún Museo de Historia Natural. (Los de Londres y Viena pueden ser dos magníficas opciones).



En la actualidad existen dos especies de elefantes, la asiática (Elephas maximus) y la africana (Loxodonda africana) ambas en peligro de extinción y ambas pertenecientes al orden de los proboscídeos, es decid, a los "animales con trompa". Entre sus antepasados, más o menos lejanos, podemos recordar los siguientes, algunos de ellos muy diferentes entre sí.


Moeritherium es el más lejano antepasado conocido del elefante y vivió hace unos 35 millones de años. Fue hallado en Egipto, en el lago Moeris, de ahí su nombre. Tenía el tamaño de un cerdo, y su nariz era más parecida a la de un tapir que a la de un elefante. Sus colmillos eran de pequeño tamaño, e incluso inexistentes.


El "diente de pala" o Platybelodon, descubierto en Rusia, vivió hace unos 15 millones de años y disponía de cuatro colmillos. Los dos inferiores en forma de pala.


Stegodon, de la época del Platybelodon, vivía en el subcontinente indio. Presentaba algunas similitudes con el elefante actual: largos colmillos, robustas extremidades y dientes estriados.


Gomphotherium, un poco más reciente, se desarrolló entre 10 y 5 millones de años atrás. Sus fósiles fueron hallados en Europa, Asia, África y América, y como el Platybelodon presentaba cuatro colmillos en vez de los dos habituales en los elefantes actuales.


Dinotherium evolucionó durante el Plioceno, hace unos 5 millones de años. Era de grandes dimensiones, y su nombre significa "bestia terrible". Este animal parecido al elefante, pero con una trompa más corta y los colmillos curvados hacia abajo, fue descubierto en Rumanía.


Cráneo de Dinotherium expuesto en el Museo de Historia Natural de Londres.


Reconstrucción del animalillo en el mismo museo.



Esqueleto y detalle de cráneo de Prodeinotherium bavaricum, en el Museo de Historia Natural de Viena. 


El mamut es la estrella de los antepasados del elefante y fue descubierto (más bien redescubierto, pues el hombre prehistórico ya lo conocía) por vez primera en Siberia. Animal totémico y pieza de caza suprema para nuestros antepasados. Quizá la pasión por los miembros de la familia elefante se grabó en nuestros genes durante las gélidas noches de la Edad del Hielo, cuando hombres, mujeres y niños, alrededor de la hoguera devoraban carne de mamut y contaban historias de cazadores y presas.


A lo largo del Paleolítico Superior se extendió por toda Europa, incluida nuestra península Ibérica. Su desaparición fue progresiva desde hace unos 12.000 años, hasta que los últimos supervivientes quedaron aislados en la tundra y estepas de Siberia.


Su tamaño era similar al de un elefante africano adulto, con una enorme cabeza, unos colmillos muy largos y curvados, orejas pequeñas y una giba de grasa en la espalda.



Esqueleto y maqueta de un mamut. Museo Nacional de Eslovenia. 


Cabaña a base de huesos y pieles de mamut. Museo Historia Natural de Viena. 


El mamut lanudo tenía una tupida capa de pelo hirsuto apropiada para protegerse de las bajas temperaturas de la Edad de Hielo. Los últimos ejemplares de este linaje vivieron en las heladas tundras siberianas hasta hace uno 3600 años.


jueves, 4 de abril de 2013

DE PIEZA DE CAZA, A CABEZA DE GANADO



DE ANIMALES Y DE HOMBRES.

Formando parte de una misma, y única Naturaleza, el ser humano (y los homínidos antecesores) y las diferentes especies de animales han compartido los diversos medios naturales del Planeta. A lo largo del tiempo el ser humano ha sabido aprovechar en beneficio propio esa relación.

Podemos establecer, a grandes rasgos, cuatro funciones que los animales han desempeñado para las Sociedades Humanas:

1 Como fuente de alimentos y de materias primas.

2 Como fuerza de trabajo en diferentes actividades.

3 Como importante, y a veces decisivo, apoyo en la guerra.

4 Como símbolos, tótems y deidades en la esfera espiritual. 

En algunas ocasiones, una misma especie ha representado varias de estas funciones, mientras que otras veces, una especie se ha dedicado en exclusiva para una de ellas.




LOS CAZADORES DEL PALEOLÍTICO.

Mucho antes de la domesticación de especies durante el Neolítico, las bandas del Paleolítico se dedicaban a la caza ocasional de algún animal. En numerosas ocasiones los hombres recurrían al carroñeo, aprovechando los restos de alguna pieza abandonada por otros depredadores. 

Cualquier animal era susceptible de ser cazado, aunque evidentemente algunas piezas ofrecían más peligros en ser abatidas. Normalmente, cada banda o tribu se dedicaba a cazar las especies más abundantes del medio natural que compartían, siendo habitual que un grupo humano se especializase en la caza de un determinado animal.

Los cambios climáticos, la estacionalidad y las migraciones de las manadas, provocaban que las hordas de cazadores siguiesen sus rutas, sin poder establecerse permanentemente en ningún lugar, hablamos, por tanto de Sociedades Nómadas. 

Gacelas, ciervos, renos, bisontes, caballos, mamuts . . . eran presas propicias para el depredador más voraz de todos los tiempos: el hombre. 

El cerebro inventa, y la mano, liberada de su función locomotora, fabrica armas, con las que compensar las evidentes desventajas biológicas, con respecto a la mayor parte de las especies animales.

Puntas de sílex, arcos y flechas, hachas de piedra, lanzas, trampas, emboscadas, fosos, todo era válido para conseguir la preciada pieza.

Del animal cazado se aprovechaba absolutamente todo; por supuesto la carne como alimento, pero también las astas, la piel, tendones, huesos, grasas, vísceras . . . No obstante, la importancia de la caza, el mayor aporte nutricional y calórico provenía de la actividad recolectora; frutos, raíces, mariscos, pequeños animalillos . . . 

Debemos mencionar también la pesca, en sus diferentes modalidades, fluvial, lacustre o marina, por su gran importancia. 



LOS PRIMEROS GANADEROS DEL NEOLÍTICO.

Sin que aún esté del todo claro, que actividad surgió antes, ganadería o agricultura, lo que está fuera de toda duda, es el hecho de que la domesticación de animales y plantas significó el hito más trascendental de la historia de la Humanidad; las sociedades pasan de ser nómadas y depredadoras, a sedentarias y productoras, con todos los cambios que estas innovaciones significaron en cualquier ámbito de la Sociedad Humana. 

A partir de este crucial momento el ser humano dispone de una fuente de recursos al alcance de la mano; a la carne, la piel y los huesos, ahora hay que añadir los huevos, la leche, la lana y los excrementos. 

A lo largo del Neolítico y a lo ancho del Mundo, se fueron domesticando diferentes especies de animales, mejorando, o mejor dicho, adaptando las especies a las necesidades humanas. Entre los animales más característicos domesticados por el hombre podemos citar; el perro, la cabra, la oveja, el cerdo, el buey, el asno, el caballo, el camello y las aves de corral. 

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