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jueves, 14 de marzo de 2019

OVEJA LACHA.




La lacha es una oveja muy bien aclimatada a los pastos montaraces y húmedos. Presenta una cubierta de lana basta y muy abundante. Para encontrar el origen de esta especie habría que remontarse quizá al Neolítico, y aunque no es muy buen para carne, si lo es para producir leche.

martes, 8 de enero de 2019

UN MUNDO BÁSICAMENTE RURAL. LA ECONOMÍA DEL ANTIGUO RÉGIMEN.



La principal característica de la economía del Antiguo Régimen era el predominio de las actividades del sector primario, en especial la agricultura y la ganadería, y el crecimiento paulatino y constante del comercio y de la industria. 

Todo el entramado económico se encontraba sometido a las directrices que marcaba el mercantilismo, basado en la acumulación de los metales precioso y el proteccionismo por parte del estado de toda la producción. 

La aldea era la célula básica de la organización socioeconómica (como venía sucediendo desde la Edad Media), núcleo esencial de residencia de las familias campesinas y el eje a partir del cual se ordena la vida cotidiana de hombres y mujeres, desde la faena en el campo o la distribución de los cultivos (rotaciones, uso de los pastos . . . ) hasta la regulación de toda la vida familiar y comunitaria. 


miércoles, 5 de diciembre de 2018

DE NÓMADA A SENDENTARIO.




El ser humano domesticó animales y plantas y comenzó la más trascendental revolución de la historia. La adopción de la agricultura y de la ganadería trajo consigo profundos cambios culturales de enorme trascendencia para la Humanidad. El más importante de esos cambios la transformación de los pequeños grupos nómadas de cazadores y recolectores en poblaciones sedentarias de mayor tamaño, al ser necesaria la adaptación a los ciclos de crecimiento de las plantas que cultivaban.

Esta transformación económica permitió la obtención de excedentes alimentarios lo que favoreció un crecimiento demográfico sostenido en el tiempo y la aparición de una nueva actividad económica, el comercio.

Esta sedentarización propició el desarrollo de núcleos urbanos e hizo posible innovaciones tecnológicas como la cestería, la cerámica, el pulimentado de la piedra y los tejidos.

miércoles, 9 de agosto de 2017

CULTURA APENÍNICA.



Durante la Edad del Bronce, y a partir del año 1400 a.C. se desarrolló en la región de los Apeninos centrales una cultura que ha sido bautizada, precisamente, Cultura Apenínica.

Eran poblaciones de pastores que si tenían ocasión depredaban las cosechas de los agricultores del llano. Tenían una existencia seminómada, construían cabañas o buscaban refugio en cuevas. Enterraban a sus muertos en tumbas megalíticas y utilizaban una cerámica hecha a mano, de color negro y decorada en zig zag.


Con el tiempo estos dinámicos pastores se desplazaron al sur, hacia Apulia y Campania.  

martes, 1 de agosto de 2017

EL TORO Y EUROPA.



Los toros de Costix en las Baleares, los toros Asirios, llamados Lamassus, los bueyes de Gerión, el Minotauro, los cultos taurinos minoicos, la tauromaquia en España, Portugal y sur de Francia, Maestranza, las Ventas y las Arenas de Nimes, rejoneadores, toreros y recortadores, el Uro en Moldavia, los toros de Guisando, los bisontes de Bialowieza, las pinturas de Altamira y el buey a la piedra, sanfermines y envolaos, el dios Apis (culto y sacrificio), Mitra y la tauroctonía, Zeus y Europa, el dios y la mortal, el toro, la doncella y un nido de amor en Creta. ¿Alguien duda todavía cual es el animal totémico de Europa?.

lunes, 30 de enero de 2017

OVEJA MERINA.



Animal migrador, gregario, de fina y apreciada lana, elemento fundamental en la ganadería trashumante y fuente de riqueza para la poderosa nobleza castellana y para los señores de la Mesta. Esta especie ovina reúne muchas ventajas, además de su finísimo vellón y la gran calidad de su lana, animal de infatigable capacidad para recorrer enormes distancias y su aptitud para alimentarse con pastos finos, tanto en los valles y dehesas durante el riguroso invierno, como en las cumbres y puertos en el verano. 

martes, 10 de mayo de 2016

VASO ZOOMORFO.



Los bóvidos han sido venerados desde tiempos prehistóricos por pueblos ganaderos, que tenían en ellos su sustento y su razón de ser. Como muestra este botón, un vaso con forma de bóvido fabricado con barro, cuya procedencia se desconoce.  

lunes, 28 de marzo de 2016

MONTEMAYOR DEL RÍO.



En el profundo valle del Alagón, rodeado de centenarios castaños, Montemayor del Río conserva el encanto de una auténtica villa medieval rodeada de bosques y en contacto directo con la vivificadora naturaleza. Una visita a Montemayor de abajo hacia arriba, desde el lecho del río al castillo.


Un río de poético nombre “Cuerpo de Hombre, afluente del Alagón, serpentea por un valle encajado en la Sierra de Béjar. El río, junto a la mota, el castillo y la muralla definen el emplazamiento de una villa medieval.


Las aguas del río “Cuerpo de Hombre” han dado de beber a las gentes de Montemayor, a los ricos y a los pobres, a los cristianos y a los judíos, han regado los campos y movido enormes ruedas de molino, y han dado lugar a entrañables leyendas, como aquella que relata la existencia de una joven sirena empeñada en enamorar con su melodiosa voz al hijo de los marqueses de Silva.


De orilla a orilla, posibilitando además el acceso a la villa, el puente de piedra del siglo XIII extiende sus pilares y un enorme arco que intenta ser ojival. Los rebaños y pastores trashumantes que recorrían la Cañada Vizana vadeaban el río por aquí, en primavera hacia el norte y en otoño hacia tierras extremeñas.


Ermita de San Antonio a orillas del río.


Al parecer los vettones habitaron estas ancestrales tierras de ganaderos. Más tarde visigodos y bereberes se asentaron en stas comarcas serranas, aunque pocas referencias tengamos de ellos. Durante el reinado de Alfonso VI de León, Montemayor pasó a dominio cristiano, y poco a poco se fue configurando la Tierra de Montemayor.


La villa de Montemayor fue desde la Edad Media el centro neurálgico de una demarcación territorial que abarcaba doce núcleos de población, extendiéndose por tierras extremeñas como Baños de Montemayor. El rey Alfonso IX de León creó el Concejo de la Villa en 1227 con el objetivo de reforzar demográficamente esta zona.


En el siglo XIII el rey de Castilla, Alfonso X, entrega la villa a su hijo, el infante don Pedro. Es la primera vez que Montamayor deja de ser un dominio de realengo. Posteriormente el Señorío volvería varias veces a manos de la corona, que lo utilizó como premio para pagar lealtades y favores.


Fuera del recinto amurallado estaba situada la aljama o barrio judío, donde se concentraba la población hebraica, con su rabino al frente y organizada alrededor de la sinagoga. Esta comunidad judía dependía directamente del rey.


El visitante que pasea por estas callejuelas olvida rápidamente las prisas que le han traído hasta aquí.


La desaparecida muralla fue construida para proteger a la población que se arremolinaba alrededor de la fortaleza y que se dedicaba fundamentalmente a prestar apoyo y servicio al castillo. Pero pronto, la población comenzó a crecer y las viviendas sobrepasaron los límites de la muralla, desparramándose por la ladera de la mota. La muralla, además de proteger, servía para separar dos ámbitos: de un lado los poderes civil, militar y religioso, y del otro la gente más humilde.


Cuadrillas de albañiles ambulantes trabajaron con denuedo para levantarse los toscos cubos de la muralla. En una de las hiladas del cubo aparecen las misteriosas firmas y marcas de cantero. El material empleado fue el granito.


El linaje de los Tostado (junto con los Flores) es una de las familias históricas, y más ilustresde Montemayor. Un hecho valeroso marca del origen del linaje. Sucedió en el año 1433 en Guadix, en el contexto de las guerras de Granada. Antes de entrar en batalla el escudero Pedro González de Tórtoles, conocido como “Tostao” pidió a Fernando Álvarez de Toledo, Capitán General de Frontera, ser nombrado caballero “por sí moría, porque quería hacer mucho daño a los moros y para que quedara honra a sus hijos....”. El escudo de los Tostado consta de tres bandas y seis estrellas.


La fuente del rollo, símbolo que representaba la autoridad del marqués, preside la Plaza Mayor.


Una muestra de la sabiduría popular. 



La iglesia parroquial, que presenta una estructura constructiva del siglo XIII, modificada a lo largo del tiempo, es centro espiritual de la villa y representación del poder; el clero, junto al rey, la nobleza y el concejo son las fuerzas vivas de la sociedad medieval.


Símbolo y bastión, en la parte más alta de la villa, cerca del cielo, el castillo de San Vicente se yergue como vigilante de la frontera u protector de cañadas y caminos. Con el tiempo se convirtió en el palacio residencia de los Marqueses de Montemayor.


Por definición, un castillo es un símbolo inequívoco del poder. El castillo de Montemayor es el corazón fundacional de la villa, emplazado en una situación estratégica. Su ubicación obedece a razones geopolíticas, Montemayor nace como baluarte defensivo y su castillo es construido para proteger la frontera del Reino de León, de la cercana Béjar, bastión del Reino de Castilla. Además sirvió para consolidar el límite sur con el mundo islámico y para controlar la cañada Vizana.


Aunque fue levantado entre los siglos XIII y XIV, por deseo del infante Pedro, probablemente sobre los restos de una fortificación anterior, su aspecto actual es del siglo XV. Dispone de planta rectangular y murallas protegidas por altas torres. Este castillo, mientras mantuvo su valor estratégico fue controlado por la corona, bien directamente, bien a través de familiares del monarca. Cuando desaparece la rivalidad territorial entre León y Castilla, la villa y el castillo se convirtieron en señorío.


El castillo aparece perfectamente mimetizado con el entorno, de tal forma que parece formar parte del paisaje. Las altas torres del castillo se convierten en un envidiable observatorio de estrellas y del inabarcable cielo nocturno. Y como todas las fortalezas medievales las leyendas hablan de pasadizos secretos que comunican las mazmorras del castillo con el río Cuerpo de Hombre. Su entorno y la propia belleza del edificio, el asombro que causa en los visitantes y el sosiego espiritual que embarga al pisar las piedras, le han hecho merecedor del apelativo Castillo del Paraíso.


Antaño los frondosos bosques que lo rodeaban estaban habitadas por osos, reyes de las bestias, y pieza de caza más apreciada y venerada. Tal era la calidad de estos parajes para el disfrute de la actividad cinegética, que aparecen recogidas en el Libro de Montería de Alfonso X.


El caserío, que rodea la plaza y se sitúa también a media ladera, presenta la tipología típica de la arquitectura tradicional serrana, basada en la madera y la mampostería.


Para las gentes de Montemayor y su entorno, el castaño es su generoso árbol talismán; ofrece alimento en forma de fruto carnoso, madera y materia prima para la cestería.


La Vía de la Plata, además de ruta para los ganados, se convirtió también en el Camino de Santiago del Sur. Pastores, zagales y rebaños, caminantes y peregrinos transitaban por estos lares, con la tumba del apostol en el horizonte vital.


Entre la sierra de Francia y la de Béjar, sobre la cima de un cerro, rodeado de un profundo valle, se alza como impertérrito vigía y orgulloso señor de las cumbres el Castillo del Paraíso.




miércoles, 2 de marzo de 2016

BUITRAGO DEL LOZOYA



En la sierra norte madrileña, en las estribaciones meridionales de Guadarrama, a orillas del Lozoya (un afluente del Jarama), encontró refugio, tal vez inspiración el Marqués de Santillana. Los miembros de su familia, los Mendoza, fueron uno de los más poderosos e influyentes clanes nobiliarios de la Corona de Castilla. Un linaje cercano a los Trastámara de Castilla y el ejercicio del poder, los Mendoza movían ficha, apoyaban a los monarcas a fin de mantener su posición y los suculentos privilegios que esto les reportaba.


Si hacemos caso a Plinio el Viejo, los romanos conquistaron un lugar llamado Litabrum, que se ha identificado con Buitrago. A pesar de su larga historia existen pocos documentos fiables de estos tiempos lejanos. La presencia musulmana queda atestiguada con la existencia del amurallamiento medieval que encierra el precioso recinto medieval.


La muralla de origen musulmán, cuyos primeros tramos fueron levantados entre los siglos IX y XI, formaba parte de un entramado defensivo erigido en el corazón de la Península Ibérica para deterner las avanzadillas cristianas y asegurar la destacada plaza de Toledo. No obstante lo que vemos en la actualidad es el resultado de sucesivas ampliaciones.


La verdadera historia de Buitrago comienza en el año 1083, cuando la plaza fue conquistada por el rey Alfonso VI, que concede derecho de repoblación. Juana de Orozco contrajo matrimonio con Gonzalo Yañez de Mendoza (montero mayor de Alfonso XI) y como dote llevó Buitrago y también Hita. De esta unión nació Pedro Gónzalez de Mendoza. En 1368 Pedro Gónzalez de Mendoza apoyó a Enrique II de Trastámara en la guerra civil contra su hermano Pedro I. La victoria de Enrique II significó la entronización de los Trastámara en Castilla. Desde estos momentos los Mendoza estuvieron estrechamente vinculados a la Sierra Norte Madrileña. Este Gónzalez de Mendoza fundó, con el beneplácito de Juan I de Castilla, el mayorazgo de Buitrago en 1380.


Los Mendoza, originarios de Álava, se convirtieron en un de los más poderosos y prestigiosos apellidos nobiliarios de España, y el Señorío de Buitrago se mantuvo, con todas sus servidumbres, hasta el siglo XIX con el desarrollo del liberalismo. Miembro destacado de esta familia fue Íñigo López de Mendoza, el Marqués de Santillana. El noble y poeta buscó inspiración más de una vez a orillas del Lozoya, y tan fuerte fue su vínculo con Buitrago, que acometió importantes obras arquitectónicas, como el alcázar, encajado en el antiguo recinto amurallado.


El castillo construido por el Marqués es singular por tres motivos: por estar edificado sobre la muralla urbana preexistente, por no seguir los modelos clásicos al carecer de torre del homenaje y por utilizar un estilo mudéjar con predominio del ladrillo. El alcázar aprovecha una de las esquinas del recinto árabe, construyendo dos muros que miran al interior de la villa y cierran el nuevo edificio. De la misma forma que los Mendoza ejercen su poder sobre Buitrago, la residencia fortificada se superpone a la antigua muralla. Un foso y una barrera protegen el alcázar, tanto de las tropas enemigas como de posibles revueltas internas.


En el año 1467 el patriarca de los Mendoza, Iñigo López de Mendoza y Figueroa, custodió aquí a la infanta doña Juana, mientras Enrique IV intentaba controlar a los inquietos magnates y clamar los crispados ánimos de la nobleza castellana. Un año más tarde, la reina de Castilla Juana de Avis, se reunió aquí con su hija.


La coracha, segmento de muralla que desciende hacia el río, fortifica el vado, protege el puente y controla el tráfico fluvial. No podemos olvidar que hasta la irrupción del caballo de hierro y las más modernas carreteras asfaltadas, los ríos constituían la más importante vía de comunicación. El puente fue privatizado por el marqués para conectar el castillo con su coto de caza situado a la otra orilla.


El Marqués de Santillana fundó en la primera mitad del siglo XV el Hospital de San Salvador (destruído durante la Guerra Civil) y la iglesia de Santa María del Castillo. Esta iglesia, construida en silleria y que presenta una torre en estilo mudéjar, se alza frente a la entrada de la muralla. Es la única superviviente de las cuatro parroquias que llegaron a existir en la villa.


El escudo de armas de la ciudad, concedido por Alfonso VI, presenta una res, una encina y la leyenda “Ad alenda pecora” (para el sustento del ganado).


Situada en una de las principales rutas que conectan las dos Castillas, a lo largo de las centurias, Buitrago se consolidó como cabeza de una comarca que vivía del ganado y basaba su riqueza en la lana. La población vivió su etapa de apogeo en el siglo XVI con el inicio del Renacimiento.


Enrique de Mesa en “Andanzas Serranas” (1910) nos deleita con unas palabras sobre Buitrago: “Esta es la famosa villa de Buitrago, pétrea reliquia de la España épica y fuerte, que alza a orillas del Lozoya la ruinosa senectud de sus muros. Hijas de los neveros son las aguas que ciñen el tajado risco en que se asienta; aires de frescura y aroma serranos son los que silban en sus almenas rotas. Para lo poeta, sus piedras milenarias guardan fragancia de poseía, que no en balde fue su señor y dueño aquel viril y dulce marqués de Santillana”.


Buitrago bebe de las gélidas aguas del Lozoya, casi en la falda misma de Somosierra, es una preciosa villa cercada por muros almenados guarnecidos por altos torreones, y fue durante centurias una preciada posesión del influyente linaje de los Mendoza.




viernes, 19 de febrero de 2016

DE GANADOS Y ÓRDENES MILITARES EN EXTREMADURA.



Los verracos de granito que aparecen en Extremadura, al igual que en otras regiones meseteñas al sur del Duero, desempeñan el papel de iconos imperecederos de una actividad milenaria: la ganadería. El mundo moderno y globalizado nos ha vuelto amnésicos, y hemos olvidado nuestro pasado. Un tiempo en que luchábamos codo con codo con la tierra para conseguir nuestro sustento diario.

Enormes rebaños recorriendo las cañadas extremeñas, millares de pezuñas levantan una gigantesca nube de polvo y arena, conducidos por esforzados pastores hijos de una estirpe de rudos caminantes, como los describiera Antonio Machado allá por el '98.

Históricamente la ganadería es una actividad económica que se adapta, más bien que mal, a la situación de inestabilidad y constante amenaza en la que se vivía en los territorios de frontera entre moros y cristianos durante la Edad Media (tan lejana como desconocida).

Los ganaderos de las mestas fueron secularmente sustituyendo a los primitivos pastores vettones (artífices de los toscos verracos de piedra) y aunque los tiempos fueron auspiciando algunos cambios, en esencia la dureza de la vida pastorial apenas había sufrido modificaciones: el sol, el frío, el polvo y la ventisca continuaban siendo los inseparables compañeros de fatiga.

Las órdenes militares asentadas en la región extremeña, el Temple, los santiaguistas que nacen al amparo de la defensa de la ciudad de Badajoz y la autóctona Orden de Alcántara, basaban parte de su riqueza económica en las cabañas ganaderas. Precisamente entre las posesiones físicas de las encomiendas templarias estudiadas ocupan un lugar destacado las dehesas destinadas (prácticamente) en su totalidad al albergue de ganados trashumantes. Para que esta actividad resulte posible y rentable era necesario defender los pastos y vigilar los caminos (cañadas y cordeles) y de ello se encagarían los freires y la milicia templaria. Si hacemos caso de las noticias sobre el elevado tránsito de ganado por estas tierras y el conocimiento de las rentas recibidas, es posible afirmar que la ganadería trashumante se convierte en el principal activo económico para la Orden del Temple en Extremadura, en especial en las tierras de la Baja Extremadura. Los numerosos castillos y torreones que salpican la geografia extremeña pudieron estar vinculados a la vigilancia y defensa de pastos, cañadas y rebaños.


sábado, 9 de enero de 2016

¿TRASHUMANCIA PROTOHISTÓRICA?



Entre el año 190 a.C. y 181 a.C., según nos informan Polibio y Tito Livio entre otros, y en años anteriores a la guerra abierta de Viriato contra Roma, se producen movimientos anuales de lusitanos, acompañados ocasionalmente por vetones, desde las agrestes zonas montañosas de la Mesopotamia extremeña hasta las fértiles llanuras andaluzas. Tradicionalmente estas expediciones se han venido explicando desde el punto de vista de un bandolerismo institucionalizado entre estos pueblos. La pobreza, las naturaleza agresiva de estas gentes y la aridez de las tierras han servido para entender este fenómeno. En los últimos tiempos se ha propuesto una hipótesis alternativa, y más complementaria que absoluta (y excluyente); la práctica de la trashumancia.

Jesús Sánchez Corriendo expuso en un artículo “¿Bandidos Lusitanos o Pastores Trashumantes?” (H. Ant. XXII. 1997) esta interesante hipótesis, según la cual, esos movimientos de lusitanos y vetones, junto a sus rebaños y familias, respondían a la necesidad de buscar pastos invernales para apacentar al ganado. Por supuesto estos grupos de población iban armados, con la intención legítima de proteger sus ganados. La consecuencia inmediata de muchos de estos desplazamientos, era el choque armado con el gobernador provincial de turno. De estos combates nos informan puntualmente las fuentes escritas de la época. “En realidad, las gentes de las regiones más arriba del Anas y del Tajo debían acercarse todos los años al sur en busca de pastizales donde apacentar a sus ganados en invierno, lejos del frío de la Meseta. Si nadie les impedía el paso hacia unas tierras a las que les llevaba la costumbre, adquirida por prácticas tradicionales, no se producirían enfrentamientos armados, y los desordenes se limitarían, en todo caso, a los habituales choques de intereses con los agricultores. Sin embargo esta práctica seminómada creaba problemas a los gobernadores romanos porque suponía la entrada de grupos de población ajenos al poder militar, que desestabilizaban la provincia al quebrar las fronteras, y llevaban a cabo una actividad económica que escapaba al control de los nuevos dueños de la región. Por eso se les atacaba en cuanto había oportunidad, y se les calificaba como bandidos, gentes de fuera de la ley”.

Para Sánchez Corriendo existía además, una relación entre esta práctica ganadera y las llamadas estelas del suroeste. “Creemos que la relación estelas-tierras de pastos- caminos de ganado es evidente. La funcionalidad de las estelas como anunciadoras de la presencia próxima de los prados y como delimitadoras de las comarcas donde se podía aprovechar el pasto, introduce un nuevo elemento a considerar en la presente investigación sobre la ganadería trashumante en la Antigüedad: las estelas marcarían las áreas en que los pastores y sus rebaños podían instalarse para pasar el invierno, sirviéndose de los pastos que allí había”. Debemos suponer por tanto la práctica de acuerdos y pactos mutuos, basados en algún tipo de ley no escrita, para el aprovechamiento, más o menos comunal, de dichos pastos, por pueblos de diferente procedencia.


Según este último apunte ¿podemos atribuir una función similar a los famosos verracos vetones?.


Quizás nunca podamos afirmar a ciencia cierta la existencia de una trashumancia a gran escala para esta época tan temprana, pero la intuición más que la erudición nos llevan a concebir las vías históricas (como la Vía de la Plata) como inmemoriales cañadas para el ganado. 
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