En la Edad el Hierro los
habitantes del Norte de la Península Ibérica construían sus
poblados a orillas del mar. Veinticinco siglos después, aún quedan
los restos de aquellas construcciones. Caminando hacia Tapia de
Casariego, pasamos cerca de los restos de Castro de Cabo Blanco.
Las estructuras arquitectónicas
son prácticamente invisibles para el ojo no experto, pero el
yacimiento se encuentra en proceso de excavación. Habitado durante
los siglos I y II d.C. con indicios de ocupación prerromana.
El bravío cantábrico también
disfruta de momentos de sosiego.
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