sábado, 30 de noviembre de 2019

MONTERIGGIONI.




Murallas, torres, caminos de ronda, pasadizos secretos, ermitas, viento, olivos, viñedos, tierra seca, silencio . . . sensaciones de otro tiempo, recuerdos de otra vida, de aquella que no he vivido, pero en lugares como este, soy capaz de recordar . . .


Monteriggioni, situada en la Toscana (concretamente en la provincia de Siena), conserva su aroma medieval (mucho mejor que la cercana y archiconocida San Gimignano), pues aquí los efectos de las invasiones de turistas armados con cámaras de fotos, no han sido tan dramáticos. La pequeña localidad se encuentra en la Vía Francigena, un camino de peregrinación que comienza en Canterbury y finaliza en la plaza de San Pedro.


Las iglesias están perfectamente diseñadas y orientadas de tal manera que la luz del Sol, símbolo divino ilumine con mayor intensidad la zona del altar, de esta manera ilumina al creyente, que traspasando el umbral del templo, ha podido llegar a la zona más profunda, más alejada del mundo, mas sacra . . .



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