La aparición del huevo amniota,
durante el Carbonífero, permitió a los animales repreducirse en
medio terrestre, sin necesidad de regresar al agua para depositar sus
óvulos. Al parecer fueron los tetrápodos reptiliformes los animales
que desarrollaron esta nueva forma de reproducción, una de las
grandes innovaciones de la evolución, que hizo posible que muchas
especies animales pudiesen colonizar las masas continentales.
La perfección del huevo
amniota abrió nuevas áreas para el desarrollo de los animales con
espina dorsal, haciendo más independientes del agua a los
vertebrados terrestres durante su historia de vida individual.
(Colbert, 1980. Citado por Marciela Villagrán Santa Cruz en El huevo
amniota y la evolución de los vertebrados)
En el huevo amniota se
desarrollan una serie de membranas (concretamente cuatro, Corion,
Alantoides, Amnios y envoltura calcárea) que protegen el embrión
creando un medio acuático en el que éste puede flotar casi sin
peso. El efecto de la gravedad se atenúa y no daña los delicados
tejidos que se están desarrollando.
Las membranas extraembrionarias
que aparecieron con este tipo de huevo funcionan como un sistema que
mantiene las humedad interior y permite el paso de gases, el
transporte de nutrientes y la eliminación de desechos.
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