jueves, 29 de mayo de 2014

GUIRALD, ENGAÑADO, CASTRADO Y RESUCITADO.



El monje de Cluny, Guirald, se lanzó al camino, y comenzó a contar pasos en dirección a Compostela, para purgar el mortal pecado de yacer con lujuriosa mujer. Gonzalo de Berceo, en "Milagros de Nuestra Señora", relata su trágica (y milagrosa) historia.

No hubo terminado la tercera jornada, cuando se le apareció el Maligno, como si del mismo Santiago de tratase. Guirald, sorprendido y asustado, rodilla en tierra, pidió, al que él creía Santo Apóstol, el perdón, y la penitencia, de sus terribles pecados.

Y respondió el falso ángel:

"Esti es el juicio:
que te cortes los miembros que
facen el fornicio
dessent que te deguelles: farás a
Dios servició
que de tu carne misma li farás
sacrificio".

A continuación:

Crediólo el astroso, locco e
desessado,
sacó su cuchellijo que tenié
amolado;
cortó sus genitales, el fol mal
venturado,
dessende degollóse, murió
descomulgado.

El monje mujeriego, con su miembro amputado, moría desangrado, víctima de tan sutil engaño. Pero en el momento postrero, justo antes de exhalar su último aliento, apareció el auténtico Santiago Zebedeo, para obrar el milagro, y salvar la infeliz vida del monje Guirald.

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