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domingo, 6 de abril de 2014

COSTOBOCOS



Los costobocos eran primos hermanos de los dacios y de los sármatas, pueblos curtidos en mil batallas, y protagonizaron audaces expediciones hacia el interior del Imperio Romano.

En el siglo II d.C., durante el reinado de Marco Aurelio, los romanos esperaban ataques desde Germania, pero la invasión sobrevino desde las llanuras rusas. Los costobocos atacaron y saquearon la ciudad de Eleusis, en Grecia (año 170).

Como sus parientes sármatas y escitas, la mayoría de los costobocos llevaban una vida nómada y llena de peligros.

"En la mitad del arco que, como hemos indicado, tiene una amplia superficie circular (lo que para un viajero dispuesto supone quince días de viaje), están los alanos europeos y los costobocas, además de innumerables tribus escíticas, que se extienden hasta unas tierras sin final conocido. 
De estos pueblos, una pequeña parte vive de los cultivos y todas las demás vagan por inmensos desiertos, que nunca han experimentado ni la simiente, ni la esteva, ya que no áridos y están cubiertos de escarcha, por lo cual estas gentes se alimentan como fieras abominables. Tienen sus objetos queridos, sus moradas y sus viles utensilios en carros cubiertos con corcho, de manera que, cuando así lo quieren, emigran sin obstáculo alguno llevando sus carros adonde les place".
Amiano Marcelino  22, 8, 42.

Para saber más sobre la expedición de los costobocos  http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=58030 

martes, 23 de abril de 2013

NUMANCIA

sintiendo la tierra en los pies y el viento en la piel 


Visitar Numancia es cumplir un lejano sueño de la infancia, pisar el emplazamiento original de la heroica ciudad de los arévacos, los más valientes de los celtíberos, que resistió con tenacidad el largo y duro asedio a la que la sometió Escipión. 


En el corazón de Celtiberia se alza Numancia,  símbolo eterno de la defensa a ultranza. 


El paisaje es inmenso, rodeado de pequeños cerros, el viento nos azota, el invierno es gélido, el verano muy seco, los rudos legionarios también tuvieron que pasar penalidades, causadas por un clima muy riguroso, y unos enemigo bravos y fuertes. Pero la tenacidad de Escipión, la compleja organización del ejército romano y el excelente trabajo de los ingenieros construyendo un cerco, que se convirtió en una trampa mortal, borraron de la faz de la tierra la modesta, mas orgullosa, ciudad celtibérica, que desde ese día, escribió con letras de oro y sangre, su nombre en la leyenda . . . sus ecos aún perviven . . . 


. . . el viento trae gritos desesperados de hombres que matan a sus mujeres e hijos, antes que verlos como esclavos romanos, y el crepitar de las hogueras donde desesperados lanzan los guerreros sus cuerpos, antes que rendirse y vivir como esclavos romanos. . . 

El paraje es desolador, los días aquí tuvieron que ser horribles, sed, calor, insectos, frío, lluvia, viento, enemigos hostiles, trabajo, lucha, hambre, órdenes, riñas, miedo, soledad . . . ¿Cómo debía sentirse uno de esos centinelas que hacían guardia durante la noche? ¿o esa avanzadilla que intentaba salir de Numancia para chocar de bruces contra la eficaz ratonera que había tejido Escipión?


Ante los ciclópeos muros de Numancia, los más recios e inexpugnables de toda la Celtiberia, el ejército romano se estrelló, una y otra vez, durante más de veinte años.


Imponentes, e invulnerables parecían las murallas de Numancia a sus vecinos celtibéricos, no así a Escipión, que decidió acabar con la ciudad arévaca. Angustiados, escondidos, parapetados, desesperanzados, observan desde el interior de Numancia el cerco romano, convencidos que nunca más volverán a ser libres. . . al menos en esta vida . . . muchos eligieron la libertad de la vida ultraterrena . . . 


Cada día el ejército invasor aumenta en número, las noches son más ásperas y frías y el silencio es preludio seguro de muerte violenta. Nací celtíbero, por mis venas corre noble sangre arévaca, lucharé contra el enemigo, y mandaré a los Infiernos a todo el que se acerque a esta muralla, pelearé hasta mi propio exterminio, resistiré hasta el fin y cuando todo esté perdido atravesaré mi corazón con la espada y me arrojaré al fuego.


Sobre esta tierra que piso ahora se ha vertido sangre, sudor y muchas lágrimas, además quedaron sepultados sueños y anhelos de libertad, de seguir llevando una forma de vida, que acabó muriendo aquí. 


Numancia, símbolo vital y eterno de la resistencia absoluta y de la lucha hasta el final, y en definitiva, ¿qué es la vida sino una lucha continua con la certeza segura de resultar vencido? 

Sitio arqueológico de Numancia. 
Verano de 2011 y 2012

sábado, 1 de diciembre de 2012

ODIO ETERNO A ROMA


 Amílcar, general cartaginés y patriarca del clan de los Barca, cruzó el Estrecho de Gibraltar, al frente de un poderoso ejército con el que someter Iberia. Le acompañaba su hijo de nueve años, Aníbal.

En cierta ocasión, se encontraban padre e hijo en el templo de Melkart, situado en Gadir, la ciudad más antigua del occidente europeo.

Con firmeza, Amílcar condujo al pequeño Aníbal al altar de sacrificios, y tras honrar a los dioses, ante el fuego sagrado, tomó sus manos entre las suyas, e instó a su hijo a pronunciar el siguiente juramento: odiaré eternamente a los romanos y sin descanso combatiré contra ellos hasta mi último aliento.
"Cuando su padre iba a pasar a Iberia con sus tropas, Aníbal contaba nueve años y estaba junto a un altar en el que Amílcar ofrecía un sacrificio a Zeus. Una vez que obtuvo agüeros favorables, libó en honor de los dioses y cumplió los ritos prescritos, ordenó a los demás que asistían al sacrificio que se apartaran un poco, llamó junto a sí a Aníbal y le preguntó amablemente si quería acompañarle en la expedición. Aníbal asintió entusiasmado y aun se lo pidió como hacen los niños. Amílcar entonces le cogió por la mano derecha, le llevó hasta el altar y le hizo jurar, tocando las ofrendas, que jamás sería amigo de los romanos"
Polibio, III, 11

martes, 20 de noviembre de 2012

HOMONADEOS


 En los valles de los Montes Tauro, vivían los homonadeos, aprovechando la fértil llanura para vivir de la agricultura. Los montes que rodean su territorio hacen las veces de inexpugnable fortaleza y si el hambre acucia, tras un largo invierno o una mala cosecha, los homonadeos, armados hasta los dientes, se lanzan sobre las poblaciones vecinas y las saquean.

"En el centro de la zona más elevada del Tauro, formada por barrancos muy escarpados y la mayor parte intransitables, hay una llanura hundida y fértil, dividida en varios valles. Los homonadeos vivían, cultivándola, en las terrazas que la dominan o en las cuevas. Generalmente estaban armados y saqueaban los territorios ajenos, teniendo ellos montes que amurallaban el suyo"
Estrabón. Geografía. XII, 6,5
Sulpicio Quirino fue el encargado entre el 6 y el 4 a.C. de dirigir la campaña contra los homonadeos, tomando más de cuarenta fortalezas, incluida, Omana, su capital, y de aniquilar prácticamente a este pueblo, y de esta forma pacificar el Tauro. 
"[...] a ellos los aniquiló Quirino haciéndolos morir de hambre, y a cuatro mil hombres los capturó vivos y los estableció en las ciudades cercanas, dejando el lugar sin un solo hombre en edad madura".
Estrabón. Geografía XII, 6,5.

Los generales romanos siempre actuaban de la misma manera, una vez tomada una plaza, que había mantenido enconada resistencia, a los supervivientes que podían trabajar los vendían como esclavos. Su política de pacificación no admite dudas, exterminando (y/o diseminando) al enemigo, se consigue una paz segura. 
El propio Quirino,que había sido cónsul en el Imperio de Augusto, recibió las insignias del triunfo por su victoria sobre los homonadeos.

"[...]su coraje en la guerra y su diligencia en el ejercicio de sus funciones le habían hecho obtener el consulado bajo el divino Augusto, y después, por haber expugnado en Cilicia las fortalezas de los omonadenses, las insignias del triunfo"
Tácito. Anales. III, 48


lunes, 19 de noviembre de 2012

AMPSIVARIOS

LA ESTIRPE ERRANTE.
Los ampsivarios, o angrivarios como aparecen en otras traducciones, fueron una tribu germana, expulsada de sus tierras en el valle del Amisia (actual Ems) por sus hostiles vecinos y obligada a errar penosamente por Germania.
En tiempos del emperador Nerón, los ampsivarios, encabezados por Boyocalo intentaron un acercamiento a Roma, suplicándoles tierras donde poder asentarse y vivir en paz. Los romanos se negaron a entregar tierras y Boyocalo contestó que "puede faltarnos una tierra para vivir, pero no una para morir", tras lo cual levantó en armas a diversas tribus germanas. El legado de Germania Inferior, Avito, penetró en tierras de los tencteros, y el legado de la Superior mostró sus armas en la retaguardia. Tras esta demostración de fuerza y poder, la coalición germana se desgajó.

Los ampsivarios, solos y rodeados de enemigos, continuaron su vagar hasta que finalmente fueron aniquilados y borrados de la faz de la tierra.

"Esas mismas tierras fueron ocupadas por los ampsivarios, que gozaban de más valimiento no sólo por su número, sino por la compasión que despertaban en los pueblos limítrofes, porque, expulsados por los caucos y privados de un asentamiento, suplicaban un lugar de exilio seguro. Tenían de su parte a un hombre ilustre entre aquellas gentes y también fiel a nosotros, llamado Boyocalo; recordaba éste que, durante la rebelión de los queruscos, había sido encadenado por orden de Arminio, que luego había militado bajo el mando de Tiberio y de Germánico, y que a sus cincuenta años de obediencia se sumaba además el mérito de haber puesto a su pueblo bajo nuestra hegemonía. ¿Qué inmensas campiñas se dejaban de baldío para que de vez en cuando cruzaran por ellas las manadas de ganado menor y mayor del ejército?. Bien está - añadía - que reserven refugios para los rebaños en medio de hombres hambrientos, pero no que prefieran la destrucción y la soledad a la amistad de los pueblos. Los camavos habían poseído en otro tiempo aquellas labranzas, luego los tubantes y después los usipos. Lo mismo que el cielo había sido confiadas al género humano, y las que estaban vacías eran propiedad pública. A continuación, mirando al sol e invocando a los demás astros, les preguntaba, como si los tuviera delante de él, si querían contemplar un suelo despoblado; sería preferible que hiciesen desbordarse el mar, anegando a quienes usurpaban las tierras.

Conmovido por estas palabras, Avito declaró que había que soportar el poder de los mejores; esos dioses a los que imploraban habían querido que poseyesen los romanos la libertad de dar y de quitar, sin tolerar otros jueces que ellos mismos. Esto respondió en público a los ampsivarios, pero a Boyocalo, en recuerdo de su amistad, prometió darle tierras, ofrecimiento que rechazó por considerarlo el precio a su traición, agregando: "Puede faltarnos una tierra en que vivir, pero no una en qué morir". De este modo, con ánimo hostil por ambas partes, se separaron. Áquellos llamaron a los bructeros, téncteros e incluso a pueblos más alejados como aliados para la guerra. Avito, después de escribir a Curtilio Mancia, legado del ejército superior, que atravesara el Rin y mostrara sus armas al enemigo por la retaguardia, condujo las legiones al territorio de los téncteros, amenazándoles con el exterminio si no abandonaban aquella causa. Así que, al desistir éstos, con igual advertencia se logró disuadir a los bructeros; y cuando los restantes pueblos también rehuyeron los peligros de una lucha ajena, el pueblo de los ampsivarios, al quedarse solo, se retiró a la región de los úsipos y tubantes. Expulsados de aquellas tierras, tras dirigirse a las de los catos y luego a las de los queruscos, al cabo de largo peregrinaje, convertiros en extranjeros, mendigos, enemigos en tierra ajena, los jóvenes fueron aniquilados y los que por su edad no podían luchar fueron repartidos como botín".
Tácito. Anales, XIII, 55- 56

jueves, 8 de noviembre de 2012

CHIOMARA


Heroína celta, víctima, juez y verdugo


La hermosa e inteligente princesa de los gálatas, Chiomara, es la protagonista de una historia de violencia sexual, pero también de valentía, coraje y justa venganza.

Los celtas asentados en Asia Menor, recibían el nombre de Gálatas y estaban divididos en tres grandes grupos tribales, tolostoboios, tectosagos y trocmos; y por supuesto, como no podía ser de otra forma, entraron en conflicto con Roma.

Ortiagón era el rey de los tectosagos cuando estalló la guerra contra los romanos en 189 a.C. dirigida por Cneo Manlio Vulso.

"Ortiagón, rey de Galacia, decidió extender su dominación a todos los gálatas de Asia. La naturaleza y la costumbre le ayudaban para el feliz éxito de esta empresa. Distinguíanle su liberalidad y grandeza de alma, y en los consejos y conversaciones mostrábase tan atento como hábil. Era además de extraordinaria bizarría e intrepidez en las batallas, condición de suma importancia en los pueblos de aquella raza"
Polibio XXII, 21( Recogido por Suidas)




Chiomara, la joven, bella e inteligente esposa de Ortiagón, tras la batalla, cayó en manos de los soldados romanos, que la retuvieron como rehén. El centurión al mando, se encaprichó de ella, Chiomara le rechazó, y él, la violó. 

Quizás arrepentido y avergonzado tras cometer tan bárbara felonía, quizás movido por una insaciable avaricia, ofreció a la princesa la posibilidad de pedir un rescate y recuperar así su libertad. Los gálatas cruzaron el río que separaba los dos campamentos cargados con el oro,y mientras el ruín centurión contaba el oro, con un leve movimiento de cabeza, Chiomara ordenó a sus hombres que decapitasen al suboficial romano. 

Chiomara se llevó la cabeza envuelta en su vestido, regresó junto a su marido, y arrojando la sanguinolenta cabeza a los pies exclamö;  "justo es que sólo uno de los hombres que me ha gozado conserve la vida"

"Cuando los romanos, al mando de Manlio, derrotaron a los gálatas, cayó en su poder, entre otras mujeres, Chiomara, esposa de Ortiagón. El centurión a quien correspondió en el reparto, hombre avaro y libertino, abusó de ella indignamente, pero vencible después la avaricia y aceptó gran cantidad de dinero por dejarla  en libertad llevándola él mismo a orillas de un río que separaba el campamento romano del de los contrarios. Los gálatas que traían el precio del rescate cruzaron el río y contaron el dinero al centurión, quien les entregó a Chiomara; pero en el instante en que se despedía de ella abrazándola, hizo Chiomara señas a uno de aquellos para que le diese muerte. Comprendió el gálata la indicación, y cortó la cabeza al romano. Cogióla Chiomara, le envolvió en su vestido, y al llegar junto a su marido la arrojó a sus pies ensangrentada. Admirado éste, le dijo "Bello es, esposa mía, conservar la fe" - Sí, replicó ella; pero es más bello no dejar con vida más que a uno de los hombres que me han gozado". Manifiesta Polibio que diferentes veces conversó con esta mujer en Sardes, admirando su grandeza de alma y su prudencia".
Polibio XXI, 38 (Recogido por Plutarco; Mulierum Virtutes).

miércoles, 31 de octubre de 2012

MARBODUO


Maroboduo (c. 18 a.C. - 37 d.C.), rey de los marcomanos, fue uno de los primeros gobernantes germanos en crear un poderoso, y por momentos estable, estado allende de sus territorios originales.

Nacido en una familia de nobles marcomanos, pasó su juventud en Italia, durante el imperio de Augusto, pero hacia el 9 a.C. regresó a su tierra natal y se puso al frente de su pueblo.

“Ciertamente, había estado allí de joven gozando del favor de Augusto; pero volvió para hacerse con el poder.”
Estrabón. VII. 1,3.

Las legiones romanas amenazaban las cuencas del Rin y el Danubio, su avance parecía imparable, no quedarían pueblos libres por estas tierras. En este contexto de invasión, Druso encontró a los marcomanos y a los hermunduros junto al Main, los derrotó (año 9 a.C.) obligándoles a desplazarse hacia el este.

Marboduo guió a los marcomanos, y contingentes de otras tribus germanas, a unas tierras resguardadas por el Danubio, la Selva Hercinia y los Alpes, nos referimos a la actual Bohemia. Tras expulsar de Bohemia a los boios, que estaban asentados aquí desde el siglo V a.C. y que dieron el nombre a la región, estableció un estado fuerte. Los boios que quedaron en la zona quedaron absorvidos e integrados por los marcomanos invasores.

“En este lugar se encuentra la Selva Hercinia y los pueblos suevos, los cuales habitan en el interior del bosque, como los cuados; y en cuyo territorio se localiza además Boihemo, sede real de Marobodo; un lugar hacia el que dicho rey trasladó a muchas otras gentes y, en particular, a su propio pueblo, los marcomanos”.
Estrabón VII. 1,3.

Augusto planteó destruir el nuevo estado marcomano que estaba convirtiéndose en un serio peligro para los intereses de Roma en el Corazón de Europa, las tropas romanas llegaron hasta el Albia, actual Elba, y de esta forma, Bohemia quedaba rodeada.

En el año 6 d.C. Tiberio tenía todo preparado para asaltar el estado marcomano. Marboduo llevaba años entrenando a sus tropas para el decisivo enfrentamiento, contando con unos 75.000 guerreros. Pero cuando las legiones romanas estaban prestas para acometer la invasión, estalló una rebelión en la retaguardia, en Iliria, Panonia y Dalmacia, dirigidas por el caudillo Batón. Tiberio hubo de detener la ofensiva para sofocar la revuelta. Además firmó una tregua con Marboduo, reconociéndolo como rey y aliado de Roma. Que Roma te reconozca como amigo es preludio casi seguro de traición, tal y como hicieron con el lusitano Viriato.

En otro orden de cosas, el año 9 d.C. tuvo lugar el desastre de Teotoburgo, y el querusco Arminio, con la idea de atraerse para su causa a Marboduo, le envió la cabeza de Varo. El rey marcomano entregó la cabeza a los romanos, y permaneció neutral en la guerra de venganza que siguió.

La rivalidad con Arminio aumentó, pero para Roma, Marboduo seguía siendo un escollo que frenaba su política expansiva. Ante esta tesitura, desde la Ciudad Eterna se promovió la disención interna dentro del reino marcomano. Catualda, al parecer un noble exiliado por Marboduo, regresó y con el apoyo de otros nobles, a los que Marboduo había retirado sus privilegios, derrotaron al rey.

Marboduo huyó a Italia, pidió asilo, y vivió sus últimos días en Rávena, recluido por Tiberio.

“Maroboduo, por todos abandonado, no tuvo más remedio que apelar a la misericordia del César. […] Maroboduo, efectivamente, fue instalado en Rávena”
Tácito. Anales. II, 63.
 

sábado, 20 de octubre de 2012

LA DESTRUCCIÓN DE NUMANCIA

EN LAS HISTORIAS DE OROSIO.

De la opresión y destrucción final de la belicosísima ciudad de Numancia, de la Hispania Citerior, a manos del ya Cónsul Escipión Africano, operación que llevó a cabo, sin embargo, con gran esfuerzo y perjuicio para el Estado.




En el año 620 de la fundación de la ciudad, cuando, a raíz del tratado firmado en Numancia, una infamia casi mayor que la sufrida en otro tiempo en las Horcas Caudinas aumentó la vergüenza en el rostro de los romanos; fue nombrado cónsul Escipión Africano con el acuerdo de todas las tribus; y fue enviado con el ejército para tomar Numancia al asalto.

Numancia, por su parte, ciudad de la Hispania Citerior, situada no lejos de los vacceos y cántabros en la frontera con Galicia, fue la última ciudad de los celtíberos. Ella, con cuatro mil soldados, no sólo contuvo durante catorce años a cuarenta mil romanos, sino que incluso los venció y obligó a vergonzosas alianzas.

Pues bien, Escipión Africano, entrando en Hispania, no se lanzó inmediatamente contra el enemigo para cogerlo, por así decir, desprevenido, por cuanto sabía que este tipo de gente no se entregaba ni corporal ni anímicamente al ocio hasta que no superaban con su forma física habitual el momento óptimo de los demás; Escipión lo que hizo fue ejercitar a sus soldados en los campamentos como se de escuelas se tratase. Y a pesar de que pasó parte del verano y todo el invierno sin ni siquiera intentar la lucha, aun con esta táctica, muy poco consiguió. Efectivamente, cuando llegó el momento de la batalla, el ejército romano, oprimido por el empuje de los numantinos, se dio a la fuga; sin embargo, ante las voces y amenazas del cónsul que se puso en medio y los sujetaba con las manos, el ejército volvió por fin, aunque de mala gana, contra el enemigo, y obligó a huir a quien les había puesto a ellos en fuga. Es difícil creer lo que se cuenta: los romanos pusieron en fuga a los numantinos y los vieron huir. 

A raíz de ello Escipión, aunque se alegró y se glorió porque los resultados fueron más allá de lo que se esperaba, confesó, sin embargo, que nunca más se debería intentar hacer la guerra a éstos. Por ello, consideró que se debía buscar el éxito en sucesos inesperados, asedió la propia ciudad y la rodeó incluso con una fosa: la anchura de la fosa fue de diez pies y su profundidad de veinte. Fortificó después con torres, cercanas unas a otras, la empalizada que construyó con estacas para, de esta forma, si el enemigo intentaba un ataque contra él saliendo de la ciudad, luchar no como un sitiador con un sitiado, sino cambiando los papeles, como un sitiado con un sitiador.

En lo que se refiere a Numancia, situada en un montículo no lejos del río Duero, estaba ceñida por un muro que la rodeaba en una extensión de tres mil pasos, aunque algunos afirman que ocupaba un pequeño trozo de terreno y sin muros. Por ello, lo más razonable es pensar que habían cercado el espacio de terreno citado con el fin de alimentar y cuidar su ganado y para comodidad en el cultivo del campo cuando fuesen atacados militarmente, mientras que ellos mismos ocuparían sólo una pequeña fortaleza naturalmente fortificada. Por otro lado, parece lógico pensar que tan pequeño número de hombres debería dejar más bien abierto, y no fortificar, tan gran espacio urbano. Lo cierto es que los numantinos, largo tiempo cercados y deshechos por el hambre, ofrecieron su rendición con tal de que se les ordenasen cosas que se pudiesen aguantar, pidiendo también con insistencia que se les concediera la oportunidad de luchar en igualdad de condiciones para poder así morir como hombre. Finalmente, salieron todos de pronto por dos puertas tras haber bebido antes gran cantidad no de vino, por cuanto aquel lugar no lo produce, sino de un jugo de trigo de confección artesana, al que llaman "celia" porque se produce por calentamiento; en efecto, con fuego engordan el tamaño del grano de trigo húmedo, después lo secan y luego, convertido en harina, lo mezclan con un jugo dulce; la fermentación consigue un producto de sabor áspero y que produce el calor de la embriaguez. Pues bien, reanimados tras el largo tiempo de hambre por esta bebida, se entregaron a la lucha. El enfrentamiento fue atroz durante largo tiempo e incluso peligroso para los romanos, y de nuevo éstos hubieran probado que su forma de lucha con los numantinos era la huida, si no hubiesen estado bajo el mando de Escipión. Los numantinos, tras morir los más valientes de los suyos, se retiran de la lucha, aunque vuelven a la ciudad con sus filas en orden y no como si huyeran; y no quisieron aceptar los cadáveres de los muertos que les fueron ofrecidos para sepultarlos. Abocados ya todos a la muerte, con la última esperanza de los desesperados, prenden fuego ellos mismos por dentro a la ciudad cerrada y todos juntos perecieron bajo las armas, el veneno y el fuego. Los romanos no consiguieron con la derrota de los numantinos absolutamente nada, salvo su propia seguridad; en efecto, una vez destruida Numancia, ni siquiera consideraron que fueron ellos los vencedores, sino más bien que fueron los numantinos los que se escaparon. La cadena del vencedor no ató a un solo numantino; Roma no vio razón para conceder el triunfo; oro y plata, que podría haber escapado al fuego, no había en este pueblo que era pobre; las armas y los vestidos los consumió el fuego.
Orosio V, 8

lunes, 25 de junio de 2012

LOS BOIOS Y LAS CABEZAS CORTADAS




Como numerosos pueblos celtas, los boios también practicaban el ritual de cercernar las cabezas de sus enemigos abatidos durante el combate. Se trata, sin lugar a dudas, de una muestra de admiración por un valiente guerrero y una forma de hacer propia la fuerza y el valor del enemigo. 

"Los caudillos de los boios llevan en triunfo al templo, que entre ellos es más venerado, los despojos del cuerpo y la cabeza cortada. Luego que, como tienen por hábito, han limpiado cuidadosamente la cabeza, adornan el cráneo con oro, y esto les sirve de vaso sagrado con el que hacen las libaciones  en sus solemnidades, así como de copa para los sacerdotes y encargados del templo"
Tito Livio

En otro lugar vimos como los escordiscos actúan de forma parecida, y también encontramos costumbres similares entre los escitas.  

BRÚCTEROS



Considerados como una tribu germana, es posible que fueran celtas o estuvieran fuertemente celtizados. El nombre de Velleda es celta y es posible que Tácito considerara que eran germanos por sus situación más allá del Rhin.

Establecidos entre el Lippe y el Ems, en los actuales estados de Hannover y Westfalia. El Ems es el Amisia y el Lippe el Lupia. 

Este belicoso pueblo participó junto con Arminio en el desastre de las legiones de Varo en el Bosque de Teutoburgo (año 9), aunque posteriormente pagaron las consecuencias al ser devastado su territorio por las legiones romanas.

"A los brúcteros, cuyas propiedades eran pasto de las llamas, los puso en fuga Lucio Estertinio [...] Fue conducido luego el ejército a los últimos confines de los brúcteros, y fue devastada toda la zona comprendida entre los ríos Ems y Lippe"
Tácito; Anales I, 60.

En el año 69 d. C., incitados por Velleda, apoyaron a los bátavos de Civilis en su revuelta contra Roma, a pesar de ser aliados de los romanos.

Posteriormente fueron expulsados de sus territorios por una coalición formada por camavos y angrivarios.

   
"Se cuenta que los camavos y angrivarios emigraron allí, tras ser expulsados los brúcteros y exterminados de raíz por una colación de naciones vecinas". 
Tácito. Germania 33.

Finalmente, en el año 306, fueron exterminados por el emperador Constantino. 

Según se desprende de las fuentes, tenía una gran importancia la figura de la profetisa, como veremos a continuación. 
 "Piensan que hay en ellas algo santo y profético, por lo que no desprecian sus consejos ni desdeñan sus respuestas. Vimos, en el reinado del divino Vespasiano, a Velleda; considerada por muchos como una deidad, y en otro tiempo veneraron a Aurinia y a muchas otras, no por adulación ni por divinizarlas".
Tácito. Germania 81.

Esta profetisa incitó a su pueblo para apoyar la rebelión de Civilis, el bátavo, contra Roma. Tras la rendicioń de Civilis, después de ser derrotado, Velleda prosiguió su lucha, pero fue derrotada y posteriormente exhibida, encadenada, en Roma en el triunfo del general Cerealis.   
 

lunes, 11 de junio de 2012

EL BOSQUE SAGRADO DE LOS CARNUTES


  En la región de la Galia donde habitaba esta tribu, se encuentra el Bosque Sagrado, centro ideológico de toda la Galia, y lugar predilecto para celebrar las reuniones anuales de los Druidas, los hombres más respetados entre los pueblos celtas. 

 Residentes a orillas del Loira, en los territorios adyacentes a la actual Orleans.

"Los carnutos, cuyos territorios cruza el Líger (Loira) en su descenso hacia el Océano."
Estrabón, IV, 3.4

Los carnutes tenían al Norte y Oeste a los aulercios como vecinos, al Sur los bitúrigos y al Este los senonres.

Algo de Historia.
 Cuando César llega a las Galias, en un principio se mostraron partidarios suyos.

"Tras llevar las legiones a los campamentos de invierno, en los territorios de los carnutes"
Julio César III, 35,4.

No obstante, en el 54 a.C., los carnutes dieron muerte al rey Targecio, entronizado por el propio César. 

"Había entre los carnutes un tal Tasgecio, de muy noble cuna, cuyos antepasados habían sido reyes en su pueblo. César, por su valor y por la entrega que le había mostrado - pues en todas las campañas había contado con sus inapreciables servicios -, lo había restablecido en la posición de sus antepasados. En el tercer año de su reinado los enemigos de entre el pueblo lo asesinaro"
Julio César V, 25.1    

Con el proposito de averiguar y apresar a los instigadores de su muerte, Lucio Planco, se dirigió con una legión al territorio de los carnutes. 
Posteriormente, años 53 - 52 a.C., unidos a los senones se enfrentan a Julio César.

"Los senones hacían planes junto con los carnutes y los pueblos vecinos"
Julio César VI, 3.2

"Llevar a cabo una investigación sobre la confabulación de los senones y carnutes"
Julio César VI, 44

Mas a pesar de estar aliados con los senones y prestos a la lucha envían embajadores y rehenes al Divino César.

"Le envían embajadores y rehenes los carnutes, recurriendo a la intercesión de los remos, de quienes eran clientes"
Julio César VI, 4.2

Según se desprende de este último texto, los carnutes serían clientes de los remos. 

 Los galos van a convocar asambleas en lugares salvajes y apartados. De este caldo de cultivo surgirá la revuelta de Vercingétorix, en la que también tomarán parte los carnutes.

 Por supuesto, veremos a los carnutes junto a Vercingétorix en Alesia.

"Tras debatir estas cuestiones, los carnutes se comprometen a no rechazar ningún peligro en pro de la salvación común y a ser los primeros en lanzarse a la guerra. Y, como en aquel momento no podían garantizarse mutuamente, con rehenes, que la cosa no fuera a divulgarse, para que al menos quedase sancionada empeñando el juramento y la palabra, ante las enseñas militares reunidas les hacen comprometerse - según una costumbre que entraña la más estricta observancia por su parte - a no abandonar a los demás en cuento haya dado comienzo la guerra. Felicitaron entonces a los carnutes, prestan juramento todos los presentes y abandonan el conciliábulo tras fijar una fecha para su empresa"
   Julio César VII, 2   


Los carnutes atacaron la importante ciudad comercial de Cénabo, actual Orleans, pasando a cuchillo a los romanos y cumpliendo su promesa de ser los primeros en lanzarse al combate y de esta forma comienza la gran revuelta de la Galia contra César.  

"Al llegar el día, los carnutes, guiados por Gutuatro y Conconetodumno, gente desesperada, se lanzan, a una señal dada, sobre Cénabo"
Julio César VII, 3

Gutuatro será entregado a César por los propios carnutes, arrepentidos, y será azotado hasta la muerte y luego decapitado.

"A fin de aliviar al pueblo de sus miedos lo antes posible demanda que se le entregue, para su castigo, a Gutuatro, responsable principal del crimen e instigador de la guerra.
     En contra de su propia forma de ser, César lo entrega al suplicio, presionado por la multitud de soldados que acude a exponerle todos los peligros y calamidades que había sufrido en la guerra por culpa de Gutuatro. En consecuencia, es azotado hasta la muerte y luego decapitado"
Julio César VII, 38.

En el año 51 a.C., los carnutes declaran la guerra a los bitúriges, lo que provoca un nuevo enfrentamiento con Roma y su posterior sumisión a César.    

"Le envian legados los bitúriges (a César) para pedirle ayuda contra los carnutes, que según sus quejas, les habían declarado la guerra"
Julio César VIII, 4.3


César se dirige con dos legiones hacia su territorio, pero los carnutes despavoridos huyen en pequeñas bandas que César se encargará de dispersar aún más para que no se forme un ejército y comience una nueva guerra. 

Un tiempo después los carnutes se rinden a Gayo Fabio.

"Los carnutes, que aún después de haber sido humillados repetidas veces nunca habían hablado de paz, entregaron sus rehenes y se le rindieron"
Julio César VII, 31

Cuando Augusto reorganizó las provincias, los incluyó en la Lionesa y los nombró federados.

"   . . . los carnutes, también federados..."
Plinio el Viejo III, 18

"En cuanto a los pueblos situados después del Ródano el más famoso es el de los arvernos y el de los carnutos"
Estrabón IV, 3.4.


      
En su territorio existía un Bosque Sagrado, considerado el centro espiritual de la Galia, e importante centro de reunión de los druidas una vez al año.

"En cierta época del año, celebran una reunión en el territorio de los carnutes - considerado el centro de toda la Galia -, en un espacio sagrado" 
 Julio César VI, 13.10

En la espiritualidad celta, el bosque ocupaba un lugar muy destacado.

Las ciudades más importantes o capitales de los carnutes eran Cenabum o Cénabo, posteriormente Civitas Aurelianorum, actual Orleáns, y Autricum, hoy Chartres.

"...Cénabo, plaza de los carnutes..."
Julio César VII, 11

viernes, 8 de junio de 2012

LA TRAICIÓN DE VIRIATO

. . . de pastor a bandolero,
de bandolero a general de ejércitos
y de general a mito...
La Muerte de Viriato; Madrazo.


Audax, Ditalco y Minuro, oriundos de Urso, la posteridad os reserva un lugar privilegiado junto a los mayores traidores de todos los tiempos.
     Una noche tranquila y serena, sin ninguna señal, ni del Cielo ni de la Tierra, que avisara del deleznable acto que se iba a cometer esa madrugada. Los guerreros dormían junto a las hogueras, los centinelas "ojo avisor" desde las atalayas del campamento, mientras, el general descansa, sueña con el día de la victoria definitiva sobre Roma, tumbado plácidamente, sin intuir el peligro que acecha...
      . . . sigilosamente, los tres innobles personajes pasan al interior de la modesta tienda donde duerme Viriato, y en una acción cobarde, perpetrada por quien se siente inseguro, y se sabe inepto, incapaz de acometer nobles hazañas, ni mirar a los ojos a alguien honesto y valiente, con saña y regocijo para sus podridas almas dan muerte a Viriato. . . y con ello cercenan las esperanzas de libertad de un pueblo, que tenía en Viriato a su adalid, al invencible caudillo que los conduce al campo de batalla, cosechando victoria tras victoria frente al invasor romano, sacando de quicio a pretores y cónsules, al jefe humilde que cuida de su gente, al héroe irreductible, al Terror de los Romanos . . . 
. . . hasta el alba, nadie se enteró de nada, nadie sospechó la tragedia, cuando los primeros rayos del Sol anunciaban la llegada de un funesto día, los valerosos lusitanos, su guardia personal, sus amigos, descubrieron el cadáver de su caudillo . . . los traidores habían huido lejos, muy lejos, en busca de unas monedas, una recompensa por su valiente hazaña . . . y menos mal que Roma no paga a traidores. . . 

. . . una madrugada Audax, Ditalco y Minuro asesinaron al hombre,
y aquel amanecer,
nació el mito . . .  
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