En 1899 fue hallada en Abydo, necrópolis del Tinis, primera capital del Egipto unificado, una interesante tumba, que perteneció a un caudillo o soberano que vivió hacia el 3250 a.C. Aunque fue saqueada ya en la Antigüedad, los arqueólogos del Instituto Alemán de El Cairo encontraron numerosos objetos como magos de cuchillo tallados, platos, recipientes de piedra y jarras que contuvieron aceite perfumado, grasas y cerveza. En la cámara funeraria se encotraron restos de una capilla de madera y un cetro heqa de marfil. Este cetro con forma de cayado era uno de los símbolos de poder de la realeza en época dinástica, por lo que su presencia en la tumba parece indicar que aquí fue inhumado un rey.
La identidad del propietario de la tumba es desconocida, pero el signo del escorpión es el que más veces aparece inscrito en diferentes objetos (vasos cerámicos) hallados allí, y por ese motivo se ha sugerido que era la tumba del rey Escorpión I (soberano distinto y anterior al rey Escorpión que aparece representado en la famosa cabeza de maza hallada en Hieracómpolis). Lo más probable es que se trate de la nominación del monarca en clave simbólica: el escorpión es el rey de la arena del desierto, es a la vez un símbolo de eternidad y reencarnación.
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