El periodo Tinita, que engloba
a las dos primeras dinastías, y que toma su nombre de su capital,
Tinis, se corresponde con el alba de la historia de Egipto. Los
faraones tinitas (sucesores de Narmer) se consideraban encarnación
de Horus, el dios halcón, consiguen la centralización del estado.
Aparece la actividad comercial, el ejército, la burocracia y las
provincias, llamadas nomos. Los nomarcas eran los funcionarios que
estaban al frente de cada uno de esos nomos. Además se generaliza la
escritura y el arte plasma modelos que serán arquetípicos.
Muy
poca es todavia la informacion que poseemos de las dos primeras
dinastias —tinitas— por los documentos contemporaneos. Por ello
sigue siendo preciso combinar estos datos con los que nos han llegado
a traves de la tradicion. Por estos ultimos sabemos que Menes fue el
fundador del Muro
Blanco, o
sea Menfis, y del principal templo de la ciudad, consagrado a su dios
local Ptah. La importancia de Menfis residia en el hecho de que por
el sur de su nomo pasaba la frontera entre los reinos del Alto y del
Bajo Egipto, la Balanza
del Doble País, y
que por tanto era el lugar optimo para regir una monarquia doble como
era la egipcia en este momento. De todos modos no es segura cual
fuese la capital del Estado en el Periodo Tinita. Maneton llama a las
dos primeras dinastias que lo integran tinitas, pero por otro lado
hay una manifiesta voluntad de los reyes de la Dinastia I (3065-2890)
de potenciar el papel de Menfis, donde un sucesor de Menes, Atotis,
construyo el palacio real, simbolo de los dos Egiptos, en el que a
partir de este momento pasaron a celebrarse las ceremonias de la
coronacion de los nuevos monarcas.
Estas
son las palabras de Maneton:
1.
Despues de muertos los semidioses la Primera Dinastia cuenta con 8
reyes, de los cuales el primero, Menes de Tinis, reino durante 62
años; este murio despedazado por un hipopotamo.
2.
Atotis, su hijo, durante 57 años, el cual construyo un palacio en
Menfis; de el quedan libros de anatomia, pues era medico.
Josep
Padró
Historia
del Egipto Faraónico
Entre los faraones del período
tinita podemos citar a Narmer, Aha el combatiente, Semerkhet y
Hotepsekhemuy.
Monarquía. Desde esta época
tan temprana quedan fijadas las características de la monarquía
faraónica; los ritos de la coronación real, la fiesta de Heb Sed de
renovación del poder, la herencia de padres a hijos y el destacado
papel de las reinas.
Con la llegada de la I
Dinastía, el centro del desarrollo se trasladó desde el sur hacia
el norte, siendo el temprano Estado egipcio una unidad política
controlada por un dios-rey desde la región de Menfis. Un rasgo que
resulta ciertamente único del primer Estado egipcio es la
unificación del gobierno a lo largo de una extensa región
geográfica, al contrario que las unidades políticas contemporáneas
de Nubia, Mesopotamia y Siria-Palestina.
Kathryn A. Bard.
Historia del Antiguo Egipto.
Oxford. Edición de Ian Shaw.
Religión. Aparecen
atestiguadas la mayoría de las deidades del panteón egipcio
clásico. Se trata normalmente de dioses híbridos, con rasgos de
animal pero también humanos. Además los egipcios veneraban a
ciertos animales como el gato, el babuino, el ibis, el cocodrilo...
La
antigua religión de los egipcios se originó probablemente en los
viejos tiempos de la caza, cuando la vida dependía de la suerte de
encontrar un animal y de matarlo. De ahí que se diese la tendencia a
adorar a una especie de dios animal, con la esperanza de que, al
propiciarse a este dios, habría gran abundancia de los animales que
el dios controlaba. Si los animales eran peligrosos, la adoración de
un dios, en parte bajo la forma del animal en cuestión, evitaría
que sus bestias hiciesen demasiado daño. Esta parece ser la razón
por la que los dioses egipcios, aun en tiempos posteriores, llevaban
cabezas de halcón, chacal, ibis e incluso de hipopótamo.
Isaac
Asimov.
Historia
de los Egipcios.
Tras la unificación de Egipto
por Narmer, rey de Hieracómpolis, su sucesor el Horus Aha,
identificado por algunos eruditos con el mítico Menes, inaugruó la
dinastía I tinita y fundó Menfis. Los reyes de la dinastía I se
construyeron (mejor dicho, mandaron construir) dos series de tumbas.
Cada uno de ellos dispuso de una mastaba en Saqqara, y de otra en
Abido, una necrópolis cercana a Tinis. Se trata de mastabas
levantadas con adobe, en las que poco a poco se hace efectivo el uso
de la piedra.
Durante el gobierno de la
Dinastía II Egipto padeció una serie de problemas internos y el
poder de los reyes quedó reducido a la zona de Menfis. Aprovechando
la situación de debilidad dos soberanos, Sejemib y Jasejem,
restablecen la capital en Tinis, y lograron la reunificación el Alto
y el Bajo Egipto.
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