A finales del VI milenio a.C. se
producen una serie de importantes cambios climáticos en el noreste
del continente africano. Un intenso período de lluvias, que dio paso
al Neolítico.
Debido a que el hombre se veía
forzado a convivir con el prójimo en las aldeas, la independencia de
la banda cazadora pronto fue cosa del pasado. Los aldeanos
desarrollaron métodos de cooperación con el fin de construir
edificios, de organizar la defensa y de cultivar la tierra. En pocas
palabras, crearon lo que se ha llamado la civilización (derivada de
la palabra latina para «ciudad»).
Isaac Asimov.
Historia de los Egipcios.
El Fayum es uno de los
principales yacimientos neolíticos del Bajo Egipto (o región del
Delta). Esta cultura de El Fayum (5200 – 4400) se desarrolló en
las inmediaciones del lago Birket Qarun (los griegos lo llamaron
Moeris). Las gentes que moraban a orillas del citado lago se
dedicaban a la pesca y aprovechaban la estación de aguas bajas para
cultivar trigo y cebada. Los pobladores de El Fayum llevaban una
existencia seminómada, criaban animales, trabajaban la piedra,
modelaban cerámica y conocían la cestería. De sus costumbres
funerarias lo desconocemos todo, puesto que en el yacimiento no se
han hallado zonas de enterramiento. Otras culturas neolíticas fueron
las de los oasis de Siwa y Jarga, relacionadas con El Fayum.
[…]
esta extensión acuática se denominó lago Moeris, debido a que el
historiador y viajero griego Heródoto, que lo visitó hacia el 450
a. C., creyó que era un lago artificial construido por el legendario
rey Moeris. Pero no era artificial en absoluto, y la palabra «Moeris»
es simplemente un término egipcio para designar «lago». Su
existencia era natural, y recordaba los tiempos en que el norte de
África era mucho más húmedo. En el lago había hipopótamos y
otros animales menores, y durante cinco siglos, entre el 4500 y el
4000 a. C., en sus orillas hubo florecientes aldeas neolíticas. Sin
embargo, el lago sufría las consecuencias de la creciente sequía en
las tierras que lo rodeaban. A medida que sus aguas descendían y que
la vida disminuía, las aldeas establecidas en sus orillas se
hicieron menos frecuentes.
Isaac Asimov
Historia de los Egipcios.
Al suroeste del Delta, en Beni
Salama, se encuentra el yacimiento de Merimda (5500 – 4350) , donde
hay hábitats dispersos, con cabañas ovales, levantas con palos,
madera y adobe. Las tumbas se encuentran en el interior del poblado y
su ajuar es muy pobre, únicamente unos vasos. Practicaban la
ganadería, la pesca y la caza. Hacían cerámica y a menudo la
decoraban, fabricaban cuentas, brazaletes, anillos y estatuillas
femeninas y de animales. También se ha hallado un modelo de barco y
una maza piriforme. Otro yacimiento del Bajo Egipto es El Omarí
(4600 - 4400), muy similar al anterior.
El yacimiento neolitico mas
relevante de Egipto es el de Merimda, en Beni Salama, que se
encuentra al oeste del Delta y en el borde mismo del desierto. Se
trata de un enorme poblado que comprende tres fases en su evolucion,
fechada en conjunto entre los años 5500 y 4350. La cultura
merimdiense es originaria del suroeste asiatico y se relaciona con el
Fayum A.
Josep Padró.
Historia del Egipto Faraónico.
Un ídolo, cuya forma es una
cabeza, es la escultura más antigua de Egipto y quizás de toda
África. Está datada en el V milenio a.C. y está fabricada con
terracota. Procede del destacado asentamiento de Merimda.
El Alto Egipto fue ocupado
durante el Neolítico. En la región de Tebas destaca el yacimiento
de El Tarif (finales VI milenio – finales V milenio), cuyas
industrias líticas presentan vínculos con las de la Baja Nubia. La
cultura Tasiense, del Neolítico Final, fue una versión local de la
cultura Badariense.
En el Egipto Medio se desarrolló
el Badariense (finales V milenio hasta 3800), una cultura que se
extendió hacia el Sur, e inauguró la Protohistoria. Conoció ya el
cobre y el torno del alfarero. En esta zona se han hallado grabados
ruprestres de esta época. La disposición de los muertos en las
tumbas y el rico ajuar que les acompañaba, confirman la creencia en
algún tipo de vida de ultratumba.
La cultura badariense, la
primera atestación de agricultura en el Alto Egipto, fue
identificada por primera vez en la región de El Badari, cerca de
Sohag. Un gran número de, principalmente, pequeños yacimientos
cercanos a los poblados de Qau el Kebir, Hammamiya, Mostagedda y
Matmar ha proporcionado un total de unas seiscientas tumbas y
cuarenta asentamientos pobremente documentados. La posición
cronológica de la cultura badariense todavía es objeto de cierto
debate. Su posición cronológica relativa respecto a la más moderna
cultura Nagada fue establecida hace algún tiempo gracias a la
excavación del yacimiento estratificado del norte de Hammamiya,
mientras que según varias fechas de termoluminiscencia la cultura
puede haber existido ya en torno a 5000 a. C. Sin embargo, sólo se
puede confirmar de forma definitiva que se desarrolló en el período
situado entre 4400 y 4000 a. C. Se ha sugerido que existió una
cultura aún más antigua llamada tasiense.
[…] A pesar de la existencia
de algunos asentamientos excavados, la cultura badariense se conoce
sobre todo por sus cementerios en el desierto. Todas las tumbas son
simples agujeros en el suelo, que a menudo contienen una estera sobre
la que se deposita el cuerpo. Por lo general, los cadáveres se
encuentran en una posición fetal no demasiado encogida, reposando
sobre el costado izquierdo, con la cabeza dirigida hacia el sur y
mirando hacia el oeste. No se conocen tumbas de niños de muy corta
edad y hay pruebas suficientes para demostrar que en realidad eran
enterrados dentro del asentamiento o, más bien, en las zonas de los
asentamientos que ya no estaban en uso. El análisis de los ajuares
funerarios de las tumbas badarienses demuestra una distribución
desigual de la riqueza. Además, las tumbas más ricas tienden a
situarse separadas de las demás en una parte concreta del
cementerio. Es una indicación evidente de estratificación social,
que en este punto de la Prehistoria egipcia todavía parece limitada,
pero que se fue volviendo cada vez más importante a lo largo del
Período Nagada I, que vino inmediatamente a continuación. El
elemento más característico de la cultura badariense es la cerámica
que acompaña a los muertos en sus tumbas. Está fabricada a mano con
barro del Nilo y, excepto en el caso de los recipientes más
delicados, siempre tiene un muy fino desgrasante orgánico. Este
desgrasante es muy característico y siempre es más fino que el
utilizado para la llamada cerámica grosera del Período Nagada. Los
alfareros badarienses no escatimaban esfuerzos a la hora de refinar
la arcilla de sus mejores productos y conseguir paredes muy finas,
nunca igualadas en ninguno de los períodos subsiguientes de la
historia egipcia. Las formas cerámica son sencillas, principalmente
copas y cuencos con bordes directos y base redondeada.
[…] Entre otros objetos de
la cultura badariense figuran horquillas para el pelo, peines,
brazaletes y cuentas de hueso y marfil. El repertorio de paletas de
grauvaca para maquillaje se limita en esta época a formas
rectangulares alargadas u ovaladas; pero posteriormente se
convertirán en un aspecto muy característico de la cultura Nagada,
cuando pasen a fabricarse en una gran variedad de formas. Se han
encontrado algunas figurillas femeninas de arcilla y de marfil, que
varían enormemente de estilo y van desde ejemplares bastante
realistas a otros muy estilizados. También conviene mencionar que se
encuentra cobre batido en cantidades limitadas.
Stan Hendrickx y Pierre
Vermeersch.
Historia del Antiguo Egipto.
Oxford. Edición de Ian Shaw.
Más tarde y más al sur, surgió
la civilización de Nagada I o Amraciensie (3800 – 3600), se se
superpuso al Badariense. De Nagada I son típicas unas estatuillas
tallas en hueso o marfil, que presentan simplicidad en las formas,
pero precisión en algunos detalles anatómicos.
La segunda gran fase del
Período Predinástico —la cultura Nagada— recibe su nombre del
yacimiento de Nagada, en el Alto Egipto, donde en 1892 Flinders
Petrie descubrió un vasto cementerio de más de tres mil tumbas.
Petrie, sorprendido al principio por la inusual naturaleza de estas
inhumaciones comparadas con las que se conocían con anterioridad en
Egipto, las adscribió erróneamente a un grupo de invasores
extranjeros. Se suponía que este grupo había seguido existiendo
hasta el final del Reino Antiguo y se sugirió incluso que podía
haber sido el responsable de su declive. Los arqueólogos dedicados
al Antiguo Egipto se han criado acostumbrados a la arquitectura
funeraria monumental; pero los humildes enterramientos de Nagada
consisten en poco más que el cuerpo del difunto en posición fetal,
envuelto en una piel de animal, en ocasiones cubierto también por
una estera y la mayoría de las veces depositado en un sencillo
agujero excavado en la arena. Ninguna de las ofrendas funerarias que
acompañaban al difunto se correspondían con los rasgos
característicos de la cultura faraónica, tal cual se conocía en
época de Petrie. Los recipientes de cerámica roja pulida de borde
superior negro, paletas zoomorfas de esquisto, peines y horquillas de
hueso o marfil, cuchillos de sílex y otros objetos constituían un
tipo peculiar de conjunto arqueológico. Jacques de Morgan fue el
primero en sugerir que podía tratarse de los restos de una población
prehistórica. Entonces Petrie se dispuso a comprobar de forma
científica la hipótesis de De Morgan. Al final, tras excavar
millares de otras tumbas de yacimientos comparables pudo establecer
la primera cronología del Egipto Predinástico. Por lo tanto, Petrie
debe ser considerado sin lugar a dudas como el padre de la
Prehistoria egipcia.
Béatrix Midant-Reynes.
Historia del Antiguo Egipto.
Oxford. Edición de Ian Shaw.
Mientras en el Delta algunas
ciudades llegaron a un alto nivel de riqueza como la cultura de Maadi
(4000 – 3500 a.C.). Para cerrar el período la cultura de Nagada II
o Guerzeense (3600 – 3200) se extendió en el Sur hasta la Segunda
Catarata y en el Norte hasta dominar a las culturas del Bajo Egipto.
Como hemos visto las culturas que surgen en el Alto y Medio Egipto,
se reparten uniformemente por todo el territorio, y durante Nagada II
logran la expansión por todo el país del Nilo.
La fase Nagada II se
caracteriza sobre todo por la expansión, pues la cultura gerzense se
difundió desde su punto de origen en Nagada hacia el norte (Minshat
Abu Ornar, en el delta) y hacia el sur (Nubia). Hubo una evidente
aceleración de la tendencia funeraria apreciada por primera vez en
el Amraciense (Nagada I), con unos pocos individuos enterrados en
tumbas más grandes y elaboradas, con unos ajuares funerarios más
ricos y abundantes. El Cementerio T de Nagada y la Tumba 100 de
Hieracómpolis (llamada la «tumba pintada») son buenos ejemplos de
esta generalizada tendencia.
[...]La posible existencia de
sacrificios humanos fue planteada por Petrie para Nagada y en Adaima
se han identificado dos casos de gargantas cortadas seguidas de
decapitación. Si bien son escasas y dispersas, estas posibles
pruebas de autosacrificio pueden haber sido un temprano preludio a
los sacrificios humanos en masa enterrados en torno a las tumbas
reales del Dinástico Temprano en Abydos, que supusieron un punto de
inflexión en la aparición de la realeza egipcia del Período
Dinástico.
Béatrix Midant-Reynes.
Historia del Antiguo Egipto.
Oxford. Edición de Ian Shaw.
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